Tú, ¿puedes dormir mientras soplan los vientos?
Los desafíos actuales de la educación de los hijos exige cada vez más preparación y, especialmente, la aplicación de conceptos bíblico-cristianos.
Hace algunos años, un granjero vivía en el litoral del Atlántico, y anunciaba constantemente que necesitaba más empleados. La mayoría de las personas estaban con poca disposición para trabajar en aquella región, ya que tenían miedo de las tempestades que devastaban las construcciones y las plantaciones.
En busca de nuevos empleados, el granjero recibió muchas disculpas, pero finalmente un hombre bajito y delgado, de edad media se le acercó y dijo:
- ¿Usted es un buen labrador? Preguntó el granjero
- Bueno, yo puedo dormir mientras que los vientos soplan.
Aunque un poco confundido con la respuesta, el granjero desesperado por tener ayuda, le dio empleo. El hombre pequeño trabajó bien alrededor de la granja, manteniéndose ocupado desde el amanecer hasta el anochecer, lo que dejó al granjero satisfecho.
Pero una noche, el viento estruendoso se comenzó a escuchar. El granjero saltó de la cama, agarró una lámpara y corrió hasta el alojamiento de los empleados, sacudió al pequeño hombre y gritó:
- ¡Levántate, está llegando una tempestad! ¡Amarra tus cosas antes que sean arrastradas!
El hombre se dio vuelta en la cama y dijo con firmeza:
-No señor, ya le dije, yo puedo dormir mientras que soplan los vientos.
Enfurecido con la respuesta el granjero estuvo tentado a despedirlo inmediatamente. Pero como lo necesitaba, se apuró a salir y preparar el terreno para la tempestad. Después se encargaría de su empleado.
Para su asombro, el granjero descubrió que todos los montones de heno estaban cubiertos con lonas bien atadas al piso. Las vacas estaban bien protegidas en el establo, las gallinas en los gallineros, y todas las puertas estaban bien cerradas y trabadas. Las ventanas estaban cerradas con seguro. Todo estaba amarrado y seguro, y no sería arrastrado. El granjero entonces entendió lo que su empleado quería decir. Volvió para la cama también, y pudo dormir mientras soplaban los vientos.[1]
La familia también vive tiempos difíciles. Educar a los hijos es cada vez más desafiante. En el contexto escolar, los cambios son radicales. Los alumnos no son los mismos para los que se construyó el sistema educativo; (…) podemos ver una discontinuidad (Prensky, 2011).
Vivimos otros tiempos, interactuamos y convivimos de forma diferente, rodeados por tecnologías avanzadas dando valor a lo más actualizado.
En el proceso de educación familiar, que incluye personas de varias generaciones, con personalidades, costumbres, valores y creencias diferentes, los cambios terminan generando muchos conflictos. Incluso así, no podemos ser negligentes. La institución familiar y escolar se deben fortalecer por medio de asociaciones seguras y saludables. La familia continúa siendo el gran pilar de la constitución de la psiquis y de la subjetividad humana (Passos, 2006). Su función es tan importante que, si llegara a faltar, sería necesario ofrecer una “familia substituta” o instituciones delegadas por el poder público que se responsabilicen por la transmisión de los valores y condiciones necesarias (ECA, 2017).
En un contexto educativo y familiar cristianos, deben ser considerados otros aspectos que exigen acciones más intenciones y responsables. Las mismas incluyen valores bíblico cristianos como el desarrollo integral de las facultades físicas, mentales y espirituales y del carácter en harmonía con el de Dios; transmisión de valores y principios culturales y morales; mediación con el mundo social; provisión de modelos y ejercicios de los derechos de cada uno, entre otros.
En este contexto, es necesario “instruir al niño en su camino” (Proverbios 22:6), porque son “herencia del Señor y somos responsables por la administración de su propiedad” (White, 2016, p. 195/196), sin podernos distanciar, evitar o conceder a otras instancias tales responsabilidades.
A partir de la introducción de la columna Familia y Educación Responsable, entendemos que no tenemos nada que temer si educamos a nuestros hijos en los caminos del Señor. Los vientos pueden soplar, pero “dormimos tranquilos en medio del temporal.” Que, por la gracia de Dios, y el empeño, podamos construir juntos buenas familias.
Referencias:
Biblia Sagrada. Nova Versão Internacional. São Paulo. Editora Vida, 2016.
ECA, Estatuto da Criança e do adolescente. Versão atualizada. Lei federal número 8.069 de 13 de julho de 1990. http://www.chegadetrabalhoinfantil.org.br/wp-content/uploads/2017/06/LivroECA_2017_v05_INTERNET.pdf
PASSOS, M. Configurações familiares: os pilares do sujeito. In: Revista Mente & Cérebro, ed. esp., n. 4, 2006.
PRENSKY, M. Nativos digitais, imigrantes digitais. On the Horizon, NCB University Press, Vol. 9 No. 5, 2001. http://www.colegiongeracao.com.br/novageracao/2_intencoes/nativos.pdf
WHITE, E. G. Parábolas de Jesus. Casa Publicadora Brasileira, Tatuí, SP. 2016.
[1] Adaptado de https://metaforas.com.br/2006-01-07/dormir-enquanto-os-ventos-sopram.htm. Acesso em 01/02/2018.