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No seamos Jezabel

Los cristianos deben estar atentos para no ceder a las enseñanzas de los falsos profetas.


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A lo largo de la historia, Dios le ha mostrado el camino correcto al ser humano. (Foto: Shutterstock)

Jesús reprendió a la iglesia de Tiatira por ser tolerante con algo que no debía: “…que toleras [aphíēmi] que esa mujer Jezabel, que se dice profetisa, enseñe [didáskō], y seduzca [planáō] a mis siervos a fornicar y a comer cosas sacrificadas a los ídolos” (Apocalipsis 2:20).   

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Entre otros significados, la palabra griega aphíēmi indica un permiso, un “dejar ir” sin oposición. Es una tolerancia cómplice, y, en ese caso, el ambiente es la iglesia. Es una enseñanza bíblica básica que dice que, entre los creyentes, hay lobos devoradores y falsos maestros, pero en ningún lugar dice que estos deban ser tolerados.

No sabemos quién fue esa falsa profetisa de la época de Juan, pero sabemos quién fue la Jezabel original y lo que esta representa aquí: una pésima influencia, una amenaza interna.

Como actúa una amenaza interna

Jezabel “enseña y seduce” (2:20 BJ). La enseñanza (didáskō) es una actividad de Jesús y su iglesia, pero también de los falsos profetas. Jezabel tiene “doctrinas”, las “profundidades de Satanás” (2:24); y, en el contexto, la iglesia de Pérgamo también fue reprendida por ser cómplice con falsas enseñanzas de “Balaam” y de los “nicolaítas” (2:14, 15). En realidad, es imposible vivir sin doctrinas. Todos tenemos las doctrinas, y la idea de que las doctrinas no importan ya es una doctrina. Jezabel también seduce y engaña (planáō), haciendo la misma obra de Satanás (12:9; cf. 20:3, 8, 10), de la segunda bestia (13:14) y del “falso profeta” (19:20). ¡No es inofensiva!

En la iglesia hay espacio para la tolerancia redentora entre seres humanos imperfectos. Sin embargo, una cosa es el error ocasional y otra, muy diferente, es la rebelión, defendida abiertamente. La misericordia y la gracia del Señor nos dan arrepentimiento y acceso al perdón. Pero no juegue con el espíritu de Jezabel.

¿Una iglesia amorosa tolera todo?

Dios no es tolerante con todo, y sus hijos tampoco deberían serlo. Existen juicios que solo Dios puede hacer, pero existen otros que, según la Biblia, la iglesia debe hacer (1 Corintios 5:11-13). Ante la notoria amenaza de Jezabel, no es momento de aplicar el consejo tolerante de   Gamaliel: “Apartaos de estos hombres, y dejadlos [aphíēmi] […]” (Hechos 5:38). Algunas situaciones exigen un alto y claro “¡Hazle frente!” (Mensajes selectos, t. 1, p. 239).

Debemos amar lo que Dios ama y odiar lo que Dios odia. La iglesia de Éfeso fue elogiada por odiar “las obras de los nicolaítas, las cuales yo también aborrezco” (Apocalipsis 2:6). Eso en nada invalida el amor. Por el contrario, quien ama, automáticamente odia: “El amor sea sin fingimiento. Aborreced lo malo, seguid lo bueno” (Romanos 12:9).

La iglesia de Tiatira amaba (“Yo conozco tus obras, y amor […]” (Apocalipsis 2:19)), pero su tolerancia nada tenía que ver con el amor, sino con la infidelidad. Tolerar la inmoralidad sexual y la idolatría en la iglesia no es manifestación de amor. Como la iglesia de Tiatira no resolvió el problema, el Señor tuvo que intervenir duramente.

Jesús le dio tiempo para arrepentirse, pero ella no quiso. Por eso, promete castigarla, junto con quien participa con ella (2:21-23). Sí, Jesús reprende y disciplina, y él no juega con la tolerancia.

¿Quién resiste a Jezabel?

Los que “no tienen esa doctrina” (2:24). En Tiatira había un remanente, y Jesús los incentiva: “pero lo que tenéis, retenedlo hasta que yo venga” (2:25). La iglesia no está autorizada a intentar ser más tolerante que Jesús, amando lo que él odia y odiando lo que él ama.

Jezabel puede estar cómoda en una sociedad que defiende el pluralismo en los sistemas de creencias y el relativismo ético. Pero jamás debería sentirse cómoda en la iglesia de Jesús. Dios nos guarde de ser Jezabel.

Isaac Malheiros

Isaac Malheiros

Intertexto

Respuestas teológicas para la caminada espiritual

El pastor está casado con la profesora Vanessa Meira y es padre de la pequeña Nina Meira. Desde 2005 actuó como pastor en el área educativa, como capellán y profesor; le gusta enseñar y leer e interpretar la Biblia. Actualmente, es pastor de universitarios y profesor del Instituto Adventista Paranaense (IAP). Es doctor en Teología (Nuevo Testamento), tiene una Maestría en Teología (Estudios de texto y contexto bíblicos), especialista en Enseñanza Religiosa y Teología Comparada.