No robarás
Ser negligente en el cuidado de la salud es también una forma de robarse a sí mismo
Estaba pensando en mi experiencia con ladrones. No como ladrón, ¡claro! Los bandidos me han robado muchas cosas, incluyendo bicicletas, dinero, ropa y auto. ¿Y a quién nunca le robaron algo? No me va a creer, pero lo más extraño que alguien me robó fue una colmena. Sí, comencé a cuidar abejas cuando trabajaba en Brasil, en la Clínica Adventista San Roque, a 80 km de Sao Paulo, y los ladrones robaron mis abejas.
Yo era apicultor aficionado y tenía dos cajas de abejas en ese lugar. Los ladrones llegaron de noche, cortaron la cerca de alambre de púas y se llevaron todo. Eran profesionales, ladrones y apicultores profesionales, pues nadie sin esa habilidad robaría una colmena.
Pero la vida es así, y algunas personas tienen la idea de que, si quieren algo y no pueden pagarlo, simplemente van y roban lo que es de otras personas. Pero, cuando lo hacen, están quebrantando un mandamiento del cielo y de los seres humanos, porque ninguna civilización que se considere civilizada tolera que las personas se roben unas a otras. Pero, aunque la policía o la justicia humana no los condene aquí, un día tendrán que enfrentar el tribunal de Dios.
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En una ocasión, hace muchos años, mi familia y yo llegamos a nuestra casa a la tardecita, después de retirar a los niños de la escuela. Cuando entramos en el garaje, notamos que faltaba una de nuestras bicicletas. En aquella época vivíamos en el campo y había llovido ese día. Llamé a mis dos hijos, tal vez de 4 y 6 años, y fuimos rastreando las “huellas” de la bicicleta. Con nuestros binoculares en mano, salimos a buscarla.
Por la lluvia fue fácil rastrear las marcas de los neumáticos y descubrimos en qué dirección fue llevada. Cuando avistamos una casa a lo lejos, miramos con nuestros binoculares, y adivinen. Vimos la bicicleta en el porche del frente. Nos acercamos a la casa. En ese momento, cerca de tres niños y un señor aparecieron. Mencioné la bicicleta y le dije: “Disculpe, tal vez los niños la hayan traído, pero usted puede quedarse con ella, si es suya".
Tomamos la bicicleta de vuelta, pero mientras volvíamos a casa, mi hijo dijo: “Papá, ellos no tienen bicicleta; ¿por qué no les damos esta a ellos? Nosotros podemos comprar otra”. Lo felicité por su buen comportamiento, pero le dije que de esa forma esos niños no aprenderían la lección de que no es correcto robar. Sus padres no hicieron nada ante sus acciones, entonces pensé que la única lección que podrían aprender sería devolver la bicicleta a los propietarios. Pero eso me hizo sentir incómodo por un tiempo; tal vez, mi hijo Andrés tenía razón.
Robo invisible
Pero, además de ese tipo de robo, hay otro que mucha gente hace y ni se da cuenta: el robo a sí mismo. ¿Qué? Sí, si usted sigue un estilo de vida no saludable, se está robando a sí mismo. Por ejemplo, hace algunos años teníamos programas para dejar de fumar en Loma Linda, California, Estados Unidos. Como incentivo, calculábamos los beneficios de ahorrar dinero en vez de comprar cigarrillos y utilizar ese dinero para otra cosa.
En aquella época, tal vez en 2015 o 2016, un automóvil Nissan Versa nuevo podría comprarse por cerca de diez mil dólares en Estados Unidos (aproximadamente R$ 50.000) Era el auto más barato del país. Entonces, en mis discusiones con los fumadores, yo calculaba cuánto tiempo les llevaría, si dejaran de fumar, para ahorrar dinero y comprar ese auto. La cuenta era así: un mazo de cigarrillos costaba cerca de cinco dólares; si fumara dos mazos por día, serían diez dólares por día y 300 por mes, y 3.600 por año. Por lo tanto, dejar de fumar durante tres años les permitiría comprar un auto nuevo. Eso era un excelente negocio.
No sé si motivé a alguien con eso, pero a veces ampliaba el cálculo para mencionar lo que ellos habían perdido: alguien que fumó dos mazos por día durante 21 años había robado siete autos Nissan. Él era, sin duda, un ladrón de autos y se robó USD$ 70 mil… a sí mismo.
Por lo tanto, si usted no cuida de su salud, robará energía, tiempo y dinero de usted mismo y aumentará el riesgo de enfermedades y la muerte prematura. Por lo tanto, es hora de dejar de “robarse a sí mismo” y adoptar comportamientos saludables. Eso lo beneficiará a usted y a su familia.
“El que hurtaba, no hurte más, sino trabaje, haciendo con sus manos lo que es bueno, para que tenga qué compartir con el que padece necesidad” (Efesios 4:28).