La reunión de Año Nuevo más pequeña de la historia
¿Cuándo se llevó a acabo esa celebración de la historia y cuál es la lección espiritual para nosotros?
Ellos se atrasaron 24 horas para la entrevista de selección para el proyecto Misioneros para el mundo (MPM). Los entrevistadores de la Unión de Medio Oriente y Norte de África cenaban cuando llegó este matrimonio y les pidió consideración para que los escucharan. Ellos competían con otros 49 matrimonios a 25 lugares disponibles para ir. “Tenemos 15 minutos para ustedes”, les dijo el líder. Estuvieron casi dos horas con ellos y hoy están en uno de los países más desafiantes de Medio Oriente.
Cuando fueron visitados, en el 2015, estaban en Yerevan, en Armenia, aprendiendo el idioma. Lo primero que se puede ver desde el avión es el Monte Ararat, con sus exuberantes 5.137 metros de altura. De hecho, el 01/01/601 tuvo lugar la fiesta de Año Nuevo más pequeña del mundo, ya que solamente Noé y su familia estaban sobre la faz de la Tierra (Gênesis 8:13), exactamente en ese lugar.
La emoción se apoderó del matrimonio de D y D (iniciales de sus nombres) al recibir la visita del equipo ministerial de la División Sudamericana (sede sudamericana adventista). Literalmente, ellos dejaron todo en su país y su ciudad en el territorio sudamericano. Los padres de la mujer no son adventistas y, lo que antes era una gran preocupación, cambió con la intercesión. Antes de que D y D partieran hacia el campo misionero, la madre de ella le pidió a su hija misionera que le enseñara a orar en la iglesia, pues quería pedirle a Dios que cuidara a su hija y al yerno.
Así como el patriarca Noé, D y D pusieron primero a Dios en sus vidas.
Lo primero que hizo Noé al salir del arca fue construir un altar para adorar a Dios. La gratitud se apoderó de sus corazones porque la vida de su familia fue preservada. “Y edificó Noé un altar a Jehová, y tomó de todo animal limpio y de toda ave limpia, y ofreció holocausto en el altar” (Génesis 8:20).
La escritora norteamericana Elena de White comenta, en el libro Patriarcas y profetas, en la página 96: “En esto había una lección para las futuras generaciones. Noé había tornado a una tierra desolada; pero antes de preparar una casa para sí, construyó un altar para Dios. Su ganado era poco, y había sido conservado con gran esfuerzo. No obstante, con alegría dio una parte al Señor, en reconocimiento de que todo era de él. Asimismo nuestro primer deber consiste en dar a Dios nuestras ofrendas voluntarias. Toda manifestación de su misericordia y su amor hacia nosotros debe ser reconocida con gratitud, mediante actos de devoción y ofrendas para su obra”.
En Armenia, todo sucedió todo eso, hay un hecho extremamente importante para el cristianismo. En la frontera turca, está el Monasterio Khor Virap, uno de los lugares más visitados y sagrados de los armenios, ya que fue allí que San Gregorio Iluminador estuvo preso 13 años (alimentado por la hermana del rey pagano Tridates III). Y también donde Gregorio se convertiría al cristianismo en el año 301, después de una oración hecha para la cura del rey, lo que convirtió a Armenia en la primera nación en adoptar el cristianismo como religión oficial.
Sin embargo, nunca se hubiera imaginado que la historia registraría el genocidio armenio, el holocausto armenio o la masacre de los armenios, como se llama a la matanza y deportación forzada de centenas de miles o hasta más de un millón de personas de origen armenio que vivían en el Imperio Otomano. Eso sucedió con la intención de exterminar su presencia cultural, su vida económica y su ambiente familiar, durante el gobierno de los llamados jóvenes turcos, de 1915 a 1917.
Esta región del mundo fue testigo de escenas trágicas cuando los hijos de Dios lo ignoraron. Pero fue allí cuando Dios recomenzó la historia humana con la familia que preservó nuestra raza, porque lo puso a DIOS EN PRIMER LUGAR.
En los primeros días de este año, tenemos la oportunidad de comenzar de nuevo, poniendo a DIOS EN PRIMER LUGAR también en nuestra existencia. “Si amamos a Dios porque él nos amó primero, amaremos a todos aquellos por quienes Cristo murió” (El ministerio de la bondad, p. 87).
Vale citar, también, la siguiente declaración de Dave Kraft, en el libro Líderes que permanecen, en la página 53: “una investigación la publicación USA Today descubrió que si la mayoría de las personas le pudieran hacer una pregunta a Dios sería “¿Cuál es mi propósito en la vida?”.
Aquí podemos encontrar la respuesta a esta principal inquietud del ser humano que es “¿cómo puedo cumplir mejor el propósito para mi vida?”: “Que la riqueza de vuestros afectos fluyan hacia Aquel que dio su vida por vosotros. Haced de Cristo lo primero, lo último y lo mejor. Y cuando el amor por Cristo se haga más profundo y fuerte, también se fortalecerá y purificará el amor del uno por el otro” (Hijas de Dios, p. 192).
Bobby Clinton, profesor del seminario Fuller, en Pasadena, California, es uno de los nombres más importantes en materia de liderazgo. Su obra de referencia, The Making of a Leader, es lectura obligatoria para las personas líderes. Clinton llegó a la conclusión de que solamente el 30% de los líderes terminan bien su carrera. Eso es preocupante.
Quien termina bien su carrera, quien conserva su familia, ciertamente colocó a DIOS EN PRIMER LUGAR en cada aspecto de su vida. Gracias a esta fiesta pequeña de fin de año podemos celebrar hoy con mucha alegría y recomenzar cada día con Dios.
Queda el dato a partir de ahora en esta columna.