El testimonio de Jesús y el remanente
Entienda cuáles son las tres marcas descritas en el capítulo 12 del Apocalipsis que indican cuál es la iglesia remanente.
En las Sagradas Escrituras el tema del remanente va desde Génesis hasta Apocalipsis. A lo largo de la historia cristiana siempre hubo un remanente fiel, pero no siempre fue visible. Hoy también hay miembros fieles en todas las iglesias cristianas que son contadas como pueblo de Dios. Por eso, en el tiempo final se hará un llamado: “Salid de ella, pueblo mío” (Apoc. 18:4). Muchos que están en Babilonia saldrán y se unirán a la iglesia visible de Dios, descrita en Apocalipsis 12:17. Ese versículo indica tres marcas que identifican a la iglesia remanente: 1) El tiempo de su surgimiento, 2) guarda los mandamientos de Dios, 3) posee el testimonio de Jesús.
- Tiempo
Apocalipsis 12:17 presenta el término “resto o restante”, indicando el tiempo del surgimiento de un remanente, que debería ocurrir después del fin del período profético de los “42 meses” (Apoc. 11:2, 13:5), “1.260 días” (Apoc. 11:3; 12:6) y “un tiempo, dos tiempos y la mitad de un tiempo” (Dan. 7:25; 12:7; Apoc. 12:14). Esas tres referencias de tiempo se reconocen como parte de un mismo período profético, cuyo cumplimiento se efectuó desde el 538 hasta 1798 (AD). Al final del siglo XVIII Satanás, el gran dragón escarlata, siendo que no pudo destruir al pueblo fiel de Dios durante los 1.260 años de persecución, Juan lo ve como airado contra la mujer y yendo a pelear contra el resto de su descendencia. Pero, ¿quién es ese resto o restante? Ese es el pueblo remanente, los que guardan los mandamientos de Dios y tienen el testimonio de Jesús.
- Los Mandamientos de Dios
Cualesquiera que sean los mandamientos considerados, con seguridad incluyen los Diez Mandamientos (Éxo. 20:1-17). Así la segunda señal que lo identifica es la fidelidad y lealtad a la ley moral de Dios. En otras palabras, la iglesia remanente reconoce la validez y santidad de los mandamientos, inclusive el cuarto, que trata de la observancia del sábado como santo día de reposo y adoración.
- El testimonio de Jesús
Esta es la tercera marca distintiva de la iglesia remanente. Gerhard Phandl[1]afirma que hay dos interpretaciones gramaticalmente posibles para la expresión “testimonio de Jesús”: 1) Una auto revelación de Jesús con su propio testimonio, o 2) el testimonio de alguien acerca de Cristo. ¿A cuál de esas dos posibilidades se refiere Juan en Apocalipsis 12:17?
Pfandl[2]escribe que la expresión “testimonio de Jesús aparece 21 veces en los escritos de Juan (seis veces en el libro de Apocalipsis: 1:2, 9; 12:17; dos veces en 19:10 y 20:4) y en todas existe una misma construcción gramatical. De esas 21 veces, en 14 oportunidades Juan utiliza MARTURÍA IESOU, que se refiere al testimonio que da Jesús, su auto revelación; otras siete veces Juan utiliza MARTURÍA PERI IESOUque se refiere al testimonio que otra persona da sobre Jesús. En Apocalipsis 12:17, el término usado es MARTURIA IESOU, que se refiere a la revelación que Jesús da de sí mismo.
“Tanto en Apocalipsis 1:2 como en 1:9 hay un paralelismo entre la “Palabra de Dios” y el “testimonio de Jesús”. Así, la “Palabra de Dios” es simplemente lo que Jesús dice, y el “testimonio de Jesús”, es el testimonio que Jesús da de sí mismo”[3]. En los días de Juan, la “Palabra de Dios” significaba lo que hoy conocemos como Antiguo Testamento, y “el testimonio de Jesús” era el testimonio que Jesús había dado a sus apóstoles como Pedro, Pablo y el propio Juan.
“Espíritu de Profecía”
En Apocalipsis 19:10, Juan presenta algo nuevo. Registra las palabras del ángel revelador diciendo que “el testimonio de Jesús es el espíritu de profecía”. Pero, ¿qué significa “espíritu de profecía”? Esa expresión aparece solo en este texto en toda la Biblia. Los textos sobre dones espirituales nos ayudan a entender lo que significa “espíritu de profecía”. De las tres listas bíblicas sobre dones espirituales (Rom. 12; 1 Cor. 12; Efe. 4) destacamos 1 Corintios 12:7-11, donde Pablo se refiere al Espíritu Santo como el que distribuye los dones como él quiere, y entre esos está el don de profecía. A la persona que recibe este don se la llama profeta (1 Cor. 12:28; Efe. 4:11).
Apocalipsis 22:8, 9 también nos ayuda a entender Apocalipsis 19:10. El ángel revelador agrega un detalle que define a Juan quiénes son los “hermanos” mencionados en el capítulo 19:10. Esos hermanos no son los miembros de la iglesia en general, sino que son los “profetas”, hermanos de oficio profético de Juan, los que tienen “el espíritu de profecía”. El paralelismo entre los dos textos es muy importante y lo aclara. “Si el principio protestante de interpretar la Biblia por la propia Biblia significa algo, esa comparación debe llevar a la conclusión de que el “espíritu de profecía” en Apocalipsis 19:10 es el don profético, que es otorgado no a los miembros de la iglesia en general, sino a los que fueron llamados por Dios para ser profetas”.[4]
Conclusión
Volviendo a Apocalipsis 12:17, concluimos que el remanente está compuesto por un grupo que surgiría después de 1798 y sería identificado porque guardaría los mandamientos de Dios y en su medio presenciaría la manifestación del espíritu de profecía, o sea, la auto revelación de Jesús, como aquellos que tienen su testimonio. La Iglesia Adventista del Séptimo Día se identifica en ese texto y reconoce que su origen fue previsto proféticamente para cumplir un propósito muy especial. Por lo tanto, cree que es la iglesia remanente de Dios.
Sin embargo, no puede sostener esa identidad profética (origen, misión y destino) sin el debido reconocimiento de las características de la iglesia remanente de Apocalipsis 12:17, tiempo de surgimiento, guarda los mandamientos y manifestación moderna del espíritu de profecía. Como conocía los tiempos difíciles que su iglesia enfrentaría en el fin del tiempo, Dios reservó un mensaje específico para ese remanente y lo entregó por medio de una mensajera, que cumplió plenamente las características bíblicas del oficio profético. Así, la Iglesia Adventista reconoce que el ministerio, vida, obra y mensaje de Elena G. de White cumplen plenamente el requisito de Apocalipsis 12:17 en cuanto al testimonio de Jesús. Rechazarla es anular la identidad adventista. Aceptarla, dará seguridad y prosperidad espirituales (2 Crón. 20:20).
[1]Pfandl, Gerard. O Dom Profético. Tatuí, SP: Casa Publicadora Brasileira, 2009.
[2]Ibíd.
[3]Ibíd.
[4]Ibíd.