La comunicación tiene mucho que ver con relaciones
La relación para tonar el mensaje bíblico más relevante, sin prejuicios y con optimismo. Lea este artículo.
Vamos directo al punto. Pensemos de una forma un poco más amplia sobre comunicación. No vamos a restringirnos a los medios de comunicación, ni solo a las herramientas comunicacionales. Tienen su importancia, pero no representan completamente el concepto. La comunicación es algo inherente a los seres humanos y tiene efectos mucho más intensos de lo que a veces podemos suponer. Y una organización como una iglesia, desarrolla comunicación en primer lugar por medio de sus miembros, fieles o simpatizantes. O sea, a partir de las personas, con las persona y para las personas.
El teórico Ciro Marcondes Hijo ya afirmaba, tratando de abrir un horizonte mayor en el concepto de comunicación, que “la comunicación no mantiene las cosas como estaban. Uno de los componentes que tiene que formar parte de la definición de comunicación es esa provocación que instiga en los participantes del acto comunicacional. Nadie sale ileso después de un acto verdaderamente comunicacional. Si sale ileso es porque la comunicación no se efectivizó, quedó aprisionada en los rituales, en el formalismo de la repetición interminable del mismo…”. [1]
Esto nos muestra que la comunicación interpersonal, esa que usted y yo hacemos a veces hasta sin prestar atención, es tan importante como la comunicación planificada por una TV, una radio, un periódico, un sitio, o también formalmente por una organización. Y más, esa comunicación de las personas para las personas tiene mucho más impacto de lo que imaginamos para la reputación de la organización de la cual somos parte.
Cuando la profesora Margarida Kunsch habla sobre el papel de la comunicación organizacional, no expresa solo la idea de la divulgación de acciones o ideales de una determinada organización. Va más allá, al afirmar que “en este sentido el área de la comunicación deja de tener una función meramente táctica y pasa a considerarse estratégica. Esto es, necesita tener en cuenta la cuestión humana y agregar valor a las organizaciones. O sea, debe ayudar a las organizaciones a valorar a las personas y a cumplir su misión, a alcanzar sus objetivos globales, contribuir en la fijación pública de sus valores y de las acciones para alcanzar su ideal en el contexto de una visión del mundo, sobre la defensa de los principios éticos”.[2]
Me gusta esa cita, especialmente el término valorar a las personas. La comunicación tiene que ver con eso. No es meramente la transmisión de informaciones. Es algo más profundo, relacional, interpersonal, vivo y que hace la diferencia en la forma como las personas pasan a ver las cosas. En las palabras de Marcondes, “nadie sale ileso de la comunicación”.
Comunicación, miembro, iglesia y otros
En la iglesia cristiana, que es el caso de muchos lectores de este artículo, o cualquier otra organización, esas ideas son muy reales. Piense en usted, como un agente comunicacional que ejerce influencia, por su forma de actuar, pensar y hablar, en el tipo de percepción que otras personas construirán acerca de la organización de la cual usted es parte integrante. Pensemos en tres aspectos:
- El modo como usted observa a quien no tiene la misma creencia y quiere conocer sus creencias. Ese tipo de comunicación interpersonal es mucho más fuerte de lo que imaginamos. Piense y viva la empatía, o sea, la capacidad de colocarse en el lugar del otro. O entonces muestre la habilidad de escuchar acerca de lo que el otro piensa sin actuar con prejuicios y de manera irrespetuosa. Y tenga el deseo real de ayudar al otro por ser ese un principio religioso y de vida en el cual usted realmente cree. Ese interés genuino hace toda la diferencia en la comunicación eficiente, especialmente en tiempos donde falta la sinceridad en las relaciones y sobra la negociación de intereses. Esas son maneras de comunicar el mensaje. O, si prefiere, el mensaje de su organización. Piense en el episodio de Pablo en el Areópago descrito en Hechos 17, donde él mismo estando en desacuerdo con el tipo de religión de los atenienses, trató de intentar entender lo que pensaban y por qué pensaban de esa forma, para que su discurso pudiera interesarles y promover un diálogo aceptable aun ante las diferencias. Representó bien al cristianismo.
- La forma como usted expresa el mensaje de su organización (que también es su mensaje). La expresión del mensaje de su organización (en el caso de una iglesia cristiana, los principios que ella defiende) en un lenguaje amigable, optimista y motivador es fundamental. Los valores en los cuales cree serán bien demostrados con un diálogo en que no se busque solo convencer al otro de puntos de vista, sino de hacer ese mensaje algo tan atractivo e interesante que pueda llegar a ser asimilado. Si su mensaje es realmente interesante, como era el que Jesús presentaba en los evangelios, jamás necesitará depreciar otros mensajes. Jesús actuaba con extremo tacto al narrar sus parábolas de manera que, aun los que se sentían contrariados con la temática, no se ofendían. Jesús no dejó de expresar un mensaje bastante impopular e innovador ante la cosmovisión prevaleciente de su tiempo, pero no se mostraba agresivo o como si estuviera todo el tiempo luchando y no conversando.
- La manera como actuamos nosotros. Nuestra coherencia es comunicación efectiva del mensaje. Al ser coherente con lo que creo y hago, al no caer todo el tiempo en contradicciones, al expresar amor y no solo hablar del amor cristiano, efectivamente comunico algo. Y, en consecuencia, la organización de la cual soy parte se beneficia con esa actitud. Recuerde: la comunicación no se limita a enviar informaciones a los demás sobre algo. La comunicación tiene mucho que ver con el intercambio de percepciones. Y la contradicción, la falta de sintonía entre la expresión del discurso y el modo de actuar constituyen una barrera. Si hablo de un Dios que recibe a las personas de brazos abiertos, entonces mi actitud debe ser esa, para que haya conexión entre lo prometido y lo entregado.
La comunicación, comprendida de un modo más amplio, tiene que ver con la capacidad de emprender una relación interpersonal que genere no solo comprensión sobre determinadas informaciones de un mensaje. Ese mensaje, debidamente comunicado, podrá tener como consecuencia la asimilación plena, la transformación de pensamientos y conceptos (más que el recibimiento de la información y de la formación) y el compromiso (a partir de la experiencia con la organización). Y quien tiene un papel sumamente importante en todo ese proceso es usted mismo.
[1] MARCONDES FILHO, C. J. R. Comunicação, uma ciência anexata e com tudo rigorosa. In: Florence Dravet, Gustavo de Castro, João José Curvello. (Org.). Os saberes da comunicação. Dos fundamentos aos processos. Brasília: Casa das Musas, 2007, v. , p. 36.
[2] KUNSCH, M. M. K. . Comunicação organizacional: contextos, paradigmas e abrangência conceitual. Matrizes (Online), v. 8, p. 46, 2014.