En el mundo existe el día de la Biblia. Se le recuerda en fechas diferentes en los distintos países. La fecha fue creada en 1549, en el Reino Unido, por el obispo Cranmer.

Es indiscutible que la Biblia es uno de los libros más conocidos del planeta en todos los tiempos. El escritor inglés James Chapman reunió información de ventas de los últimos 50 años e hizo un ranking (http://bibliotecadesaopaulo.org.br/2013/04/30/10-livros-mais-lidos-no-mundo/) de los libros más vendidos. ¿Resultado? Se estima que en la última mitad del siglo hayan sido comercializados 3,9 billones de Biblias en el mundo.

Esto es interesante, ¿no es cierto? Pero aún no significa mucho. Continúa leyendo para entender…

Un poquito de historia

Tal vez ya sepas, pero siempre es bueno recordar que la Santa Biblia del cristianismo es, en verdad, una colección de 66 libros escritos por cerca de 40 autores en un período de más o menos 1500 años, dividida básicamente en historia, poesía, salmos (músicas), profecías, evangelios (narración de la vida de Jesús) y cartas apostólicas (la mayoría de ellas escritas por el versátil apóstol Pablo). Fue escrita en por lo menos tres idiomas: hebreo y arameo (Antiguo Testamento) y griego (Nuevo Testamento) y traducida a más de dos mil idiomas diferentes.

Se estima que la primera traducción fue elaborada entre 200 y 300 años antes de Cristo. Como los judíos que vivían en Egipto no comprendían la lengua hebrea, el Antiguo Testamento fue traducido al griego. Denominada Septuaginta (o Traducción de los Setenta), esa primera traducción fue realizada por 70 sabios.

En el año 382 d.C., el obispo de Roma nombró a Jerónimo para que hiciese una traducción oficial de las Escrituras. Con el objetivo de realizar una traducción de calidad y fiel a los originales, Jerónimo fue a Palestina, donde vivió durante 20 años. Nacía la traducción conocida como Vulgata, o sea, escrita en la lengua de personas comunes (vulgus).

¿Y ahora?

Todo muy interesante hasta ahora, ¿cierto? Pero nada de eso es tan importante como el hecho de pensar en lo que la Biblia significa para mí, hoy, en el siglo que vivo, en el contexto cultural en el que estoy incluido, en esta realidad social con diferentes variables que pueden tener influencia en mí.

Mi experiencia con ese libro marca toda la diferencia.

La Biblia puede ser un increíble registro histórico, tener una maravillosa diversidad de estilos literarios, ser motivo de guerras, discusiones y partidismos o aún ser citada por miles de eruditos y personas comunes.
Pero todo esto es irrelevante si la Biblia no tiene un significado profundo y real para mí.

¡Profundo y real!

Cuando leo la Biblia, pienso en la voz de Dios hablándome. ¡Eso es para mí la Biblia!

La voz de un Dios que dejó sus principios y consejos actualizados eternamente para que yo tenga una vida realmente feliz.

No necesito preocuparme en hacer un upgrade [actualización] de la Biblia, excepto de las versiones digitales en los dispositivos electrónicos. Porque el contenido preservado hasta aquí (con todos los riesgos de alteración que puedan haber existido) es totalmente válido hoy para mí.

No quiero encontrar disculpas para leer la Biblia y vivir de cualquier manera o solo para informarme de lindas historias para contarlas por ahí como si fuese un loro.

Quiero estudiar la Biblia y ser transformado espiritualmente, físicamente, emocionalmente.

Porque quiero continuar creyendo que no es meramente un libro, ni una colección de libros.

Es Dios hablando conmigo todos los días, en todos los momentos, en todas las circunstancias, con perdón, amor, misericordia y justicia.

Es Dios amándome.

Afirmo lo que Dwight Moody dijo: “Creo que la Biblia es inspirada porque ella me inspira”.

Busca también:

Curiosidades sobre la Biblia (http://www.sbb.org.br/interna.asp?areaID=69)
Lee todos los días un capítulo de la Biblia en el proyecto #RPSP (http://reavivadosporsuapalavra.org/)