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Gestión de riesgos y comunicación eficiente

Especialista cuenta la relevancia de gestionar los riesgos de una organización, incluso una iglesia. Mirar los riesgos y prevenir.


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El trabajo comunicacional estratégico de una organización religiosa pasa, necesariamente, por los esfuerzos en relación con el monitoreo, la identificación y el tratamiento de los riesgos y las vulnerabilidades. (Foto: Shutterstock)

Entender la relación entre la comunicación estratégica y la gestión de riesgos no siempre es tan fácil. Aún más cuando la visión sobre comunicación es estrecha y se basa solo en la idea de productos comunicacionales como videos, textos, imágenes, etc. Pero todo cambia cuando entendemos la comunicación de otra manera. No solo como operación, sino como forma de que una organización o una persona se relacione con todo a su alrededor. Entonces, la gestión de riesgos empieza a tener sentido.

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Prever y anticipar vulnerabilidades de una organización es imprescindible en los tiempos actuales. El sociólogo alemán Ulrich Beck, autor del libro Sociedade do risco. Rumo a outra modernidade [Sociedad del riesgo. Rumbo a otra modernidad], dice algo muy interesante. En una entrevista concedida al portal del Instituto Humanitas, de la Universidad del Valle del Rio do Sinos (Unisinos), él explica que la sociedad del riesgo “significa que vivimos en un mundo fuera de control. No hay nada cierto más allá de la incertidumbre”.[i]

Para hablar más de riesgos, decidí conversar con un especialista: Geraldo Falcão. Con formación en el área de finanzas, contraloría, compliance y gestión de riesgos, es auditor, consultor, profesor universitario y alguien que participa en grandes proyectos internacionales en esa área. Vea la charla con él.

Defina, de forma clara, lo que es gestión de riesgos.

Son políticas de un ciclo de gestión completo de las incertidumbres organizativas (externas e internas). Esa gestión ocurre desde su origen, causa o fuente de incidencia o variación, hasta la extensión de sus impactos (llega a las emergencias o crisis).

¿Y la idea de un plan de mitigación? ¿Cómo funciona?

El plan de mitigación es un tipo de plan de tratamiento de esos riesgos. Uno de los errores más comunes es confundir tratamiento de riesgos con tratamiento de emergencias e incluso de crisis. El tratamiento o gestión de las crisis y las emergencias se da cuando hay un agravamiento de los impactos de los riesgos, algo posterior a la incidencia de los riesgos. Es una forma más común, pero simple, superficial y con alcance de tratamiento menor.

El plan de mitigación de los riesgos es algo que debe ir a las fuentes, orígenes y causas de los riesgos. Y, por lo tanto, el tratamiento es más profundo.

¿Por qué es esencial hablar de este asunto actualmente más que en otros tiempos?

Tenemos un nuevo momento de la era del gobierno, regulado por países integrantes de la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos). En esta nueva realidad, los riesgos y sus fuentes también son responsabilidad de las organizaciones y no pueden ser transferidos, ni pueden dejar de ser tratados.

Una vez estudiadas las fuentes y el origen de los riesgos internos, y conocidos los impactos de los riesgos externos (llamados ‘externalidades’), algo debe hacerse. Y eso no puede ser ignorado por organizaciones públicas, privadas o incluso religiosas.

Los gobiernos están colocando como contrapartida a la prestación de beneficios fiscales, incentivos, créditos más baratos e incluso relajación de aplicaciones de sanciones, la obligatoriedad de las organizaciones a adoptar políticas de gestión de riesgos.

Un ejemplo de eso es el Tribunal de Cuentas de la Unión, que, en una reciente decisión del Colegiado en Brasilia, decidió que será juzgado como ámbito del análisis de culpabilidad de los gestores públicos el no tratamiento de los riesgos estudiados y conocidos.

Las organizaciones religiosas, como las iglesias, necesitan preocuparse más por eso debido a que su principal activo es la confiabilidad, ¿verdad?

Sí. Las organizaciones religiosas, así como privadas y públicas, deben mapear todas las posibilidades de riesgos externos e internos. Todo lo que pueda manchar o destruir valores organizacionales como la reputación religiosa, ya sea en relación con fraudes en general, de naturaleza financiera, compromisos ambientales, sociales, de actividades privadas productivas e incluso de educación.

Es una gran oportunidad de corrección del comportamiento humano por medio de enseñanzas bíblicas y, de aplicación a los modelos privados explorados, eventualmente por las entidades religiosas. Por ejemplo: escuelas religiosas, empresas, fábricas, etc.

Dentro de su programa de gestión de riesgos, innumerables variantes deben ser tratadas. Son las contrapartidas sociales, ambientales, uso de recursos de donantes, administración de su personal, autorizaciones de actividades productivas, relación con órganos públicos, de control, de agentes y miembros ejecutivos.

Y eso va hasta el gran desafío de las organizaciones religiosas, que yo entiendo que es más amplio y profundo. El hecho de que, en organizaciones privadas y públicas, la naturaleza de su actividad ejerce influencia hasta en el comportamiento de sus miembros, que de cierta forma actúan en nombre de las entidades religiosas, en torno de la formación cristiana y de la aplicación en la vida práctica.

¿Qué sugiere como primer paso para las organizaciones que desean trabajar de una forma más profunda con la gestión de sus riesgos?

El primer paso de las organizaciones, ya sean privadas, públicas o religiosas, es la creación de un comité interno de profesionales para el diagnóstico y la planificación del sistema de gestión de riesgos que será implementado.

El segundo gran paso es la gestión de todos los empleados, en relación con la amplitud del programa y el alcance de la implementación.

A partir de ese punto, ocurre la conducción del proyecto, con la ayuda de asesorías independientes. Eso es importante debido al alto grado de riesgo de conflicto de intereses que pueden ocurrir con los miembros internos, decidiendo por el tratamiento o no por los riesgos, producidos por los propios empleados y agentes de las organizaciones.

Debe haber una separación amplia, de los comités internos de control y de aquellos que lo produjeron o generaron para evitar conflicto de intereses, natural en la conducta humana.

El programa interno de gestión de riesgos debe ser permanente. Y lleva, en promedio, de 2 a 3 años implementarlo totalmente, dependiendo del alcance de la implementación.


Referencias:

[i] UNISINOS. Sociedade de risco. O medo, hoje. Entrevista especial con Ulrich Beck. 2022. Disponible en: https://www.ihu.unisinos.br/616847-incertezas-fabricadas-entrevista-especial-com-entrevista-com-ulrich-beck. Ingreso el: 23 jun. 2022

Felipe Lemos

Felipe Lemos

Comunicación estratégica

Ideas para una mejor comunicación personal y organizativa

Periodista, especialista en marketing, comunicación corporativa y maestro en la línea de Comunicación en las Organizaciones. Autor de crónicas y artículos diversos. Gerencia la Asesoría de Comunicación de la sede sudamericana adventista, ubicada en Brasilia. @felipelemos29