Comunicación y enseñanza efectivas en la reconstrucción de Jerusalén
La comunicación y la enseñanza van de la mano. Se pueden aprender lecciones de la experiencia de reformadores como Nehemías y Esdras.

Las murallas de Jerusalén acababan de ser reconstruidas. Era el siglo V antes de Cristo. Los judíos recuperaron poco a poco su identidad como pueblo. Con el permiso del Imperio Medo-Persa, que dominaba la región, Jerusalén volvería a tener un templo. Para la nación judía, la ciudad histórica era un centro de religiosidad y comunicación de la nación. Todas las áreas de la vida de las personas giraban en torno a la ciudad sagrada.
En este contexto, el capítulo 8 del libro de Nehemías registra un proceso comunicacional y educativo sumamente interesante. Era el mes de tirshi, un período de importantes eventos religiosos como la Fiesta de las Trompetas y el Yom Kippur (Día de la Expiación). El pueblo se reunió y le pidió al escriba Esdras que abriera el Libro de la Ley de Moisés (Pentateuco). El relato del capítulo es muy inspirador y trae una narración en la que se destacan las sagradas escrituras, es decir, la Palabra de Dios para judíos y cristianos.
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En el versículo 3, se dice que en un lugar público se leyó y explicó el Libro de la Ley de Moisés con la ayuda de levitas durante varias horas. La reacción de gran parte del público fue impresionante. Había un profundo sentimiento de asombro y tristeza por el impactante mensaje que sin duda llevó a muchos a reflexiones espirituales cruciales.
Comunicación y accesibilidad
El versículo 8 registra que "leían en el libro de la ley de Dios claramente, y ponían el sentido, de modo que entendiesen la lectura" (Reina Valera 1960). Aquí tenemos una lección esencial de comunicación relacionada con la educación: no hay proceso de aprendizaje eficiente sin que las personas entiendan lo que se ha enseñado. Esto es lógico, pero no siempre parece funcionar en ciertos procesos de comunicación de las organizaciones y las personas.
La comunicación real y eficiente con las audiencias solo ocurre cuando las personas comprenden y asimilan completamente el mensaje comunicado. Piense en el ejemplo de los judíos del período posterior al exilio, citado en el texto de Nehemías, cuando se les enseñó con explicaciones de los levitas.
Del mismo modo, esto debe ocurrir con clientes, empleados de la empresa, miembros de la iglesia o residentes de un condominio. Deben ser sometidos a un sistema de comunicación que enseñe. En la práctica, significa más que transmitir información, es obtener las reacciones del público a lo que se comunicó, verificar que se entendió el mensaje y, sobre todo, establecer una comunicación accesible a todos los públicos.
En un artículo sobre atención y comunicación, Luiz Carlos Lasbeck señala que "comunicar es interactuar con el otro; es intercambiar información en la búsqueda del entendimiento y la comprensión, condiciones esenciales para que obtengamos calidad de vida en grupo, en beneficio de la sociedad en su conjunto". [1]
Comunicación y compromiso profundo
¿Y cuál es el resultado de la comunicación que educa? El mismo texto del capítulo 8 de Nehemías, versículos 13 y 14, da una indicación de la respuesta. "Al día siguiente se reunieron los cabezas de las familias de todo el pueblo, sacerdotes y levitas, a Esdras el escriba, para entender las palabras de la ley. hallaron escrito en la ley que Jehová había mandado por mano de Moisés, que habitasen los hijos de Israel en tabernáculos en la fiesta solemne del mes séptimo" (Reina Valera 1960).
En resumen, para aquellos que nunca han leído esta narración completa, la lectura del Libro de la Ley produjo, entre otras cosas, un retorno a la identidad religiosa del pueblo judío. Recordaron, por ejemplo, el verdadero significado de la Fiesta de los Tabernáculos.
Este es el resultado objetivo de la comunicación que enseña: no se trata solo de datos conectados y conocidos por las personas. La comunicación que enseña produce nuevos comportamientos y una comprensión de la propia identidad. Este es el nivel más profundo de compromiso que cualquier marca quiere establecer con sus audiencias.
Ya decía Howard Hendricks que "para enseñar, es necesario buscar un equilibrio entre el contenido y su comunicación, entre los hechos y la forma, entre lo que enseñamos y la manera en que lo enseñamos"[2]. Enseñar y comunicar se confunden cuando la idea es que las personas sean profundamente impactadas por un mensaje y no solo informadas. Más que generar reflexiones, la comunicación que educa produce acciones transformadoras.
¿Qué se aprende?
Podemos extraer dos lecciones principales de la historia del capítulo 8 de Nehemías. La primera es que la comunicación que solo transmite datos e información tiene un alcance limitado, ha recibido poco valor y seguirá teniendo poco valor en el futuro. Es necesario comunicar para enseñar, y la enseñanza, de hecho, puede tener un efecto transformador en las audiencias.
La segunda enseñanza práctica es que esta comunicación que enseña implica escuchar a las personas, permitir interacciones, utilizar un lenguaje que sea accesible y que funcione, para que el mensaje que se comunica realmente tenga sentido para el público.
Que haya más comunicación y enseñanza en conjunto para cambiar la vida de las personas y no solo informarlas o contextualizarlas. La comunicación transformadora siempre tendrá un lugar en la vida humana, incluso con todos los avances tecnológicos y los cambios sociales que veremos en el futuro.
Referencias:
[1] IASBECK, Luiz Carlos. Atención, un lugar privilegiado para la comunicación organizacional. Artículo disponible en http://www.portcom.intercom.org.br/pdfs/60879359549489645852967863883468496648.pdf.
[2] HENDRICKS, Howard. Enseñar a transformar vidas. Curitiba: Editora Betânia, 2022, p. 73.