Por casi una década, en bullicio en el mundo virtual (y real) creado a partir de la oposición entre los simpatizantes de Gran Hermano y aquellos a quienes no les gusta mucho el programa, se convierte en uno de los principales asuntos del día en las conversaciones. Realmente, puede verse como el programa le gusta a la gente y que, incluso con la audiencia en caída, genera números exorbitantes para el canal que lo exhibe.

No pretendo mostrar aquí mi opinión sobre el programa, usted ya debe imaginarse cuán negativa es. Quiero llamar la atención al formato de programa. Los reality shows se han propagado con rapidez en los últimos años. Ahora ya se contemplan los temas más variados, y el simple secreto del éxito es mostrar problemas y asuntos cotidianos, en una perspectiva casi de documental. Principalmente en los canales cerrados, han surgido varias sorpresas, que hoy en día llegan a casi todas las casas. Títulos como Undercover Boss (Fox Life) y Trato Hecho (History Channel), son ejemplos de programas del género que también pueden ser tratados como entretenimiento familiar, sin apelaciones.

El hecho es que a las personas les gusta seguir de cerca los desafíos y la vida cotidiana de otras. Es más, a las personas les gusta encarar los desafíos y mostrarse aptas para vencerlos. Esa es una característica distintiva de esta Generación del Milenio, y entender cómo funciona la cabeza de esta es el secreto de los realities. En un mundo donde la privacidad se convierte cada día en algo más relativo, por no decir obsoleto, tal vez este sea el formato de programa que tienda más al éxito.

¿Cómo podríamos aprovechar la oportunidad de los realities? ¿Sería posible usar los principios de estos programas para aumentar la participación en nuestros eventos? La respuesta es positiva y, en realidad, ya tenemos ejemplos muy interesante en nuestras filas.

El principal ejemplo es el Proyecto Misión Caleb. ¿Quiere un reality más emocionante que ese? Me parece que el instinto desafiante que les transmitimos a los Calebs y la emoción de los mismos con la misión es similar a lo que vemos en los programas televisivos. Y la participación y los resultados positivos son cada vez mayores con la Misión Caleb. Así como este ejemplo, otros varios programas han mostrado estrategias similares y, como consecuencia, buenos resultados.

He vivido experiencias muy interesantes con este género de programación. Tal vez la más intensa de ellas el juego Sherlock, un tipo de show de juegos creado por el Pr. Daniel Mota y por mí, en el 2006, en el IAENE. El programa (que ya fue tema de un episodio de “De passagem” d ela Tv Nuevo Tiempo) es anual, y consiste en grupos de alumnos que, alrededor de un objetivo de investigación en común, exploran los conocimientos generales, de ciencia, raciocinio lógico y analítico para la resolución de un problema. En el último programa, en noviembre del 2012, hubo 33 equipos, con diez miembros cada una, que anduvieron por el campus intentando resolver un caso. ¡Todo un éxito! Me pongo feliz porque veo la importación de la idea (llevada por ex alumnos del IAENE) a otras escuelas, clubes de jóvenes, a retiros y campamentos de Conquistadores, por ejemplo.

Esta es una demostración de que podemos crear realities, en momentos diferentes, con objetivos diferentes, dentro de nuestros eventos o programaciones, buscando una mayor participación y la creación de un sentido de responsabilidad con énfasis en los resultados. Se pueden hacer muchas cosas como concursos y competiciones. Claro, siempre recordando utilizar herramientas digitales, imprescindibles hoy en día.

Llegó el momento de centrarse en la realidad. Y nadie puede quedarse fuera de este movimiento.

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