¿Qué color debo usar para fin de año?
Nuestra expectativa para el nuevo año no debe estar pautada en supersticiones, sino en el entendimiento de que dependemos del Creador.
Recuerdo las miradas de susto que recibí el último fin de año por usar un vestido negro. Era como si estuviera “pidiendo recibir maldiciones” o jugando con la suerte. Pero allá estaba yo, feliz de la vida con mi vestido oscuro delicado y lindo. Agradecía a Dios por las oportunidades del año que terminaba y ya anticipé la gratitud por los sueños que él realizaría en el que estaba comenzando. ¡Y cuántas sorpresas recibí! Infinitamente más de lo que pedí o pensé.
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Al acercarse el nuevo de año, encontramos asuntos supersticiosos en los titulares de varias revistas, sitios y perfiles de redes sociales. Además, las vidrieras de las tiendas y los estantes de los mercados exhiben productos para vender la esperanza de un año nuevo con más amor, pasión, dinero, éxito profesional y paz. Se pasa el mensaje de que la simple elección del color de ropa que se usará en el cambio de año y de la comida que formará parte de la cena serán garantías de bendiciones.
Y usted, ¿qué piensa de la participación del cristiano en estas supersticiones?
Tal vez usted ya se sorprendió diciendo algo como: “No creo en esas cosas, pero no cuesta nada intentar” o “solo es un juego, una tradición inocente”. El asunto místico fue tan romantizado por la sociedad que comenzó a parecer fanatismo si tomamos una posición en contra de esas creencias. Pero “ingenuidad” e “inocencia” están bien lejos de caracterizar la superstición. Es bueno recordar que Dios hizo una exhortación a Israel para que no participara de la práctica de adivinaciones, magia y hechicería, porque eso era abominación al Señor (Deuteronomio 18:9-14).
Leí un artículo que el cambio de año es el momento en que todos debemos pensar en positivo para atraer buenos deseos y garantizar felicidad y suerte. Primero quiero invitarlo a cuestionar todo lo que idealiza al ser humano como “el todopoderoso”. Huya de todo lo que pone la fuerza humana como superior a la divina. Nosotros no tenemos el dominio sobre el mundo, y nuestros pensamientos no rigen el universo. Por más poético que parezca, no es bíblico.
Debemos entender que la superstición es un intento humano de solucionar sus problemas a través de prácticas que supuestamente manipulan las fuerzas sobrenaturales para su propio provecho. Aparentemente, una especie de lámpara mágica para quien cree que puede resolver todo solo, independientemente de Dios. Es ahí que el sentimiento de autosuficiencia guarda al Creador en una caja e inmoviliza el mundo con un sobrepeso de cargas.
Note que “la superstición es la fe desviada de su curso natural”. Y se da cuando la creencia en falsas fórmulas mágicas sustituye la fe en un Dios Creador y Omnipotente. Infelizmente, muchos cristianos ignoran su dependencia total del Señor y recurren a COSAS, como rezos, talismanes, cristales y hasta “colores de la suerte”. ¿Le puedo dar un consejo? No se preocupe con el color de la ropa que vestirá en año nuevo, sino con el color que revestirá su alma todos los 365 días. “Si vuestros pecados fueren como la grana, como la nieve serán emblanquecidos …” (Isaías 1:18). ¡Estos colores sí tienen sentido!
No permita que su fe se desvíe del curso divino hacia los caminos engañosos del misticismo. Usted no necesita suerte, ¡necesita bendición!
“Y a Aquel que es poderoso para hacer todas las cosas mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos, según el poder que actúa en nosotros, a él sea gloria en la iglesia en Cristo Jesús por todas las edades, por los siglos de los siglos. Amén” (Efesios 3:20, 21).
¡Feliz Año Nuevo!