Cómo las relaciones sin compromiso destruyen la autoestima
Los dilemas de la autoestima cuando el asunto son las relaciones sin compromiso, y principalmente sin intención de hacerlo.
Como doy charlas en varios encuentros de adolescentes y jóvenes, hay un tema que siempre es bastante requerido: QUEDAR. La expresión no se refiere al conocido verbo “quedar”, que significa “permanecer en un lugar”, sino que también tiene una carga de estancamiento, y hasta de retroceso. Estoy hablando de una relación sin compromiso, de aquella sin planificación, sin exigencias, sin obligaciones, sin rendición de cuentras. Créelo, por más positivas que parezcan estas palabras, llevan consigo un resultado destructivo. Si ya entregaste tu corazón, por poco que sea, a una experiencia sin compromiso, sabes bien de qué estoy hablando. ¿Y cómo te sientes después de salir?
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No pienses que me estoy colocando en una posición superior a la tuya, como si estuviera dando lecciones de moral. En un video especial en mi canal en YouTube, Bonita Adventista, conté mi relato personal y sincero sobre las formas en que ya puse mi corazón en juego, sin medir las consecuencias, sin oír los consejos de mis padres, sin considerar los planes de Dios. El resultado fue una colección de cicatrices en el alma.
En un mundo que nos incentiva a no buscar nuestra excelencia, terminamos conformándonos con ser “más o menos cristianos”, “más o menos puros”, “más o menos comprometidos”, “más o menos enamorados”. Amigos, Dios nos creó para la integridad. ¿Saben qué significa eso? Integridad es la condición de lo que está entero, la calidad del que no fue blanco de disminución, que no está roto. ¿Es profundo, verdad? ¿Te colocaste en situaciones que condujeron a tu corazón a un terreno preparado para lastimarlo?
Cierta vez, leí una reflexión profunda acerca de relaciones sin compromiso. Investigué quién era el autor, pero nunca lo descubrí. De cualquier modo quiero compartirla aquí:
Al salir con alguien no olvides que esa persona también saldrá contigo, no solo algunas horas, sino que quedará con partes tuyas que jamás serán restituidas: tu tiempo, tu moral, algunos conceptos de familia, parte de tu pureza, o hasta también tu virginidad, seas hombre o mujer. Y lo peor es que después de algún tiempo te sentirás usado, con la autoestima baja, como si no fueras capaz de provocar un interés real y constante en alguien.
Esta última frase resume mucho, ¿no es cierto? Después de colocar tu corazón en juego y herirlo por negligencia, ¿ya te sentiste como si no fueras capaz de provocar un interés real y constante en alguien? ¿Ya sentiste como si no fueras lo suficientemente bueno o buena para recibir amor verdadero? Estos son algunos de los efectos de una relación sin compromiso, y es un posible destructor de la autoestima y la autoconfianza.
Me gusta un párrafo del libro Carta a los jóvenes enamorados, de Elena de White, que dice así: “Jugar con los corazones es un crimen no pequeño a la vista de un Dios santo”. El texto continúa y afirma que algunas personas despiertan los afectos de alguien y después siguen su camino, olvidando todo lo que dijeron e ignorando el efecto que causa en su vida. Entonces, “Otros semblantes los atraen, repiten las mismas palabras y dedican a otra persona las mismas atenciones” (p. 74).
Dios es el Señor del pacto, de los lazos verdaderos, de la unión afectiva y la moral de calidad. Su sueño para las relaciones es grandioso. No te contentes con poco. Recuerda que Dios no une personas, él une propósitos.
“Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón; porque de él mana la vida” (Prov. 4:23). Si esos consejos parecen haber llegado demasiado tarde para ti, y tu corazón ya está lleno de golpes, no te desesperes. Dios te ofrece un recomienzo. “El sana a los quebrantados de corazón, y venda sus heridas” (Salmo 147:3).