¿Cristiano elegante? ¿Podría ser?
En plena Semana de la Moda en Londres, alguien revolvía los basureros y tiendas de segunda mano de la región para encontrar un look “digno” para la ocasión. Su nombre era Hannah Ewens. El objetivo era ser fotografiada para los más poderosos blogs de...
En plena Semana de la Moda en Londres, alguien revolvía los basureros y tiendas de segunda mano de la región para encontrar un look “digno” para la ocasión. Su nombre era Hannah Ewens. El objetivo era ser fotografiada para los más poderosos blogs de moda, mostrando así que cualquier persona puede ser percibida a través de su autenticidad. Y allá, en un lugar con más nombres de marcas que de gente, Hannah deambulaba vestida con prendas usadas, conseguidas por 5 o 10 dólares, y retazos encontrados en volquetes de escombros de los barrios por los que pasó. “Cualquier persona con un teléfono inteligente puede ser un bloguero de moda. (...) Lo que es difícil es conseguir difundir su marca personal en páginas que no son suyas, como blogs de gente que escribe columnas en periódicos y gasta buena parte del salario en lentes de cámara que no necesita”, dijo al explicar su misión.
En el primer día de Fashion Week, estrenó una imagen considerada ridícula por cualquier persona con buen sentido. Vestía un retazo de felpa rosada, una bolsa verde de estilo riñonera, medias de tamaños diferentes, zapatos grotescos, gorra de croché y gafas coloridas. Pero andaba con pasos firmes y cara seria, defendiendo su moral en medio de la multitud. Llegó como si fuese alguien muy importante, y luego llamó la atención de algunos fotógrafos que preguntaron:
— ¿Usted es bloguera?
— Sí, claro — respondió.
Alguien preguntó de quién eran las prendas que Hannah estaba usando. La respuesta mentirosa fue:
— Vintage Vivienne Westwood — pero eran de volquetes y basureros.
— Ah, y recuerdo esa bolsa. Fue un éxito aquel año — comentó un fotógrafo.
Bien... ¡Objetivo alcanzado en el primer día! Enseguida creó su segundo look hilarante, con medias y sandalias con tacón, pantalón corto y una camiseta vieja de fútbol. Éxito total y, claro, más flashes. Su última composición contó con una super capa plateada, labios pintados de negro, mechas coloridas en el cabello y guantes oscuros. Parecía un ser de otro planeta. ¿Qué sucedió? Fue el mayor éxito y récord de flashes. ¡Hannah arrasó! “Crea en su propia promoción, usted puede ser quien quiera ser”, concluyó. Con su prueba, ella demostró que el estilo no está en marcas, precios y ostentación. Depende únicamente de usted.
Pero, ¿qué hay del estilo propio en el universo cristiano? Usted puede tener su estilo de forma que no transgreda sus principios de vida. Puede ser romántico, básico, casual, clásico… sí, el ser humano tiene personalidades diferentes. Es importante ser auténtico. Y no cuesta nada ser redundante al recordar el famoso cliché: ¡Sea usted mismo! Recuerde que algunas personas van a amarlo por ser quien es, y otras van a odiarlo por el mismo motivo. Acostúmbrese a eso. Como dijo Pablo: “Pues, ¿busco ahora el favor de los hombres, o el de Dios? ¿O trato de agradar a los hombres? Pues si todavía agradara a los hombres, no sería siervo de Cristo” (Gál. 1:10).
No piense que por eso se puede vestir como quiera. Bien, la verdad es que usted puede hacer lo que quiera, pero si desea servir a Dios al mismo tiempo, ciertas cosas no convienen. Cuidado con creerse el dueño de la razón y no ceder a ninguna crítica y ninguna advertencia. “Ah, pero mi consciencia no me molesta si dejo mi imagen así o asá”. Un consejo: no crea solo en su consciencia, creyendo que sólo porque ella no molesta usted está en el camino correcto. Recuerde que “engañoso es el corazón más que todas las cosas” (Jer. 17:9). Confiar en él puede llevarlo a la desgracia. El secreto es siempre mirar a Cristo y preguntarle a él lo que piensa sobre las cosas. ¡Ahí sí usted tendrá una opinión verdadera y clara sobre todo!