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¡Luces en el cielo!

Una noche fría de invierno se abría delante de mis ojos, junto a un viento que golpeaba mi rostro. Miré hacia el cielo y observé estrellas que al caminar parecían que se movían conmigo. De pronto la constelación del orión me trasladaba a la fotografí...


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Una noche fría de invierno se abría delante de mis ojos, junto a un viento que golpeaba mi rostro. Miré hacia el cielo y observé estrellas que al caminar parecían que se movían conmigo. De pronto la constelación del orión me trasladaba a la fotografía viva de una mesa donde estábamos papá, mamá y mis dos hermanas escuchando la lectura del devocional de algún día del año 1993, donde hablaba que Jesús volvería por segunda vez justamente por ese hermoso tumulto de estrellas; y al parpadear imaginaba aquel gran día.

Regresando, años más tarde, eran las 20:00 horas y como parte de mi rutina de ejercicios me encanta sumarle hablar con Dios mientras camino o corro. Considero que es uno de los mejores momentos de mi día a día, y ese no era la excepción. Estaba cansada del trabajo del día pero con ganas de seguir dando hasta lo último de mis fuerzas, para aquel que me ama y lo da todo mí, Jesús.

Hasta que recordé que en uno de los tantos buenos libros que uno lee en la vida te hacen reflexionar; incluso motivan a hacer lo que está escrito, y el libro “La Rama Quebrada” lo hizo conmigo. Siempre quise hablar con Dios y que me respondiera (Lee mi artículo anterior: “La Voz que me llamaba”), pero parecía imposible de la forma como lo estaba pensando en ese momento. Te preguntarás, ¿y dé que forma quería que le hable?, pues a través de la naturaleza. Para ser más específica por medio de relámpagos. Cualquiera diría que estaba pidiendo demasiado, mucho más cuando el cielo estaba tan despejado. Sí, en eso radicaba para mí el milagro, quería sentir lo que algún día, tal vez, vivió Enoc, hablar directa o indirectamente con Dios.

“Caminó, pues, Enoc con Dios, y desapareció, porque le llevó Dios”. Génesis 5:24

¿Te parece mucho pedir eso?

Creo que ese deseo de hablar con Dios no aparece así por acaso, es porque el Espíritu lo coloca en tu corazón, y estoy totalmente segura que eso es lo que sucedió conmigo aquella noche.

Me sentí demasiado indigna de pedir semejante cosa a un Dios Todopoderoso, no tenía ni idea de lo que estaba pidiendo, hasta que cuando estaba a punto de desistir por mi naturaleza pecaminosa reaccioné y recordé el versículo de Isaías 43:25: “Yo, yo soy el que borro tus rebeliones por amor de mí mismo, y no me acordaré de tus pecados”. De pronto comencé hasta que no paré y fue real.

¡Dios, sí, responde!

Confieso que tengo un poco de temor a las tormentas después de los dos tornados que me tocaron vivir en los Estados Unidos, pero como me gusta darle la contra a mis miedos decidí hablar con Dios por medio de relámpagos. Hasta que comencé, y después de mucha oración, mientras caminaba, le pregunté a Dios que si él había escuchado mi oración entonces que manifieste su poder y me responda con un sí, si estaba conmigo. Hasta que sucedió lo inimaginable. Un relámpago que brilló con gran intensidad de norte a sur alumbró el lugar donde estaba, di un grito; y como si quisiera esconderme debajo de mis brazos, exclamé: ¡Está bien por ahora, mi Señor! Ahora verdaderamente sé que estás conmigo. ¡Alabado y glorificado sea tu nombre, mi Rey!

Continuamos conversando hasta que perdí la noción de la hora, yo le preguntaba y el me respondía con un sí, por medio de un relámpago, o con un no, sin aquella luz. No tengo palabras para describir semejante vivencia, pero puedo decir que el mundo nos presenta tantas atracciones y nos dice que es imposible vivir la experiencia de Enoc desde la tierra y eso desanima y nos hace olvidar que tenemos un mejor amigo que puede respondernos en cualquier momento o lugar de acuerdo a su providencia y a su soberanía.

¿Qué te impide hacer la prueba? ¿Consideras que es imposible? No lo creo, soy testigo que hoy más que nunca Dios se ha de manifestar con muchas más señales y milagros.

“Todos los acontecimientos y las circunstancias obran con Dios para nuestro bien”. (Colportor Evangélico Pág. 206.1}

 

Carolyn Azo

Carolyn Azo

Desafíos espirituales

Reflexione sobre las vicisitudes de la vida en su caminar diario con Dios y sepa que aún existe esperanza.

Licenciada en Ciencias de la Comunicación por la Universidad Peruana Unión, trabajó en el canal internacional 3ABN, en Estados Unidos, y en varias instituciones adventistas y en la sede Sudamericana de la Iglesia Adventista. @karolineramosa