¿Eres carnal o espiritual?
Haz un examen de ti mismo en este artículo y mira en qué situación te encuentras. Lo que puedes estar haciendo hoy puede hacerte perder tu salvación eterna.
Hace unas semanas comencé a leer un libro que está cambiando mi manera de ver la vida espiritual, el nombre del libro es Steps to personal revival ‘Pasos para un reavivamiento personal’, que habla exclusivamente del Espíritu Santo.
Es preocupante como en un mundo ensordecedor no podamos escuchar, claramente, la voz dulce y apacible del Espíritu Santo.
Cuando llegué al capítulo II del libro me deparé con una lección que no había profundizado en mi estudio diario de la Biblia y de eso me gustaría hablar. Ya te preguntaste, ¿por qué Jesús llama a los miembros de la iglesia carnales “tibios”? ¿Qué tiene que ver esto con la cercanía de los cristianos con Dios?
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Cuando era niña recuerdo haber visto muchas veces el cuadro de Jesús vestido de blanco tocando la puerta de una casa. Una ilustración de (Apocalipsis 3:20). Ese cuadro me hacía pensar si realmente estaba dejando que Jesús entre a mi casa o es que lo dejaba afuera. O tal vez de adentro le decía: “entra, está abierto”, pero no era algo que yo realmente quería hacer. El libro Steps to Personal Revival me hizo recordar que Jesús respeta mi libre albedrío, no me obliga a estar con él. Eso me dejó pensativa, triste y pedí perdón a Jesús por no abrirle la puerta de mi corazón muchas veces y por haberlo dejado “afuera con frío”.
Hace algunos años atrás estuve pensando más en serio el tema del mensaje a Laodicea de Apocalipsis 3:14-22, cuando dice: (vs15) Yo conozco tus obras, que ni eres frío ni caliente. !!Ojalá fueses frío o caliente! (vs 16) Pero por cuanto eres tibio, y no frío ni caliente, te vomitaré de mi boca. Me preocupa que como iglesia estemos viviendo ese escenario colectivo. ¿Será que Jesús no está siendo el centro de nuestras vidas? Porque si el mundo está ocupando ese centro obviamente seremos carnales que es consecuencia de una vida cristiana "tibia", porque es simple, no podemos servir a dos señores a la vez.
Claro, cada uno conoce su situación actual. Fácilmente mostramos si somos tibios, calientes o fríos, ¿cómo? Por medio de nuestras acciones diarias, de nuestras relaciones interpersonales. Ponte a pensar, ¿cómo reaccionas cuándo un carro te sobrepasa y no te da señal en la carretera o en medio de un pesado tráfico? ¿O cómo respondes ante un problema común y corriente? ¿Cuáles son tus palabras? ¿Eres paciente? Como dice el dicho: no se puede tapar el sol con un dedo; así que si reaccionas mal o no te controlas las personas a tu alrededor sabrán si Cristo es el centro de tu vida. Al final la luz que está sobre un monte no se puede esconder.
Sin embargo, ¿cuál es el trasfondo detrás de las malas acciones del que dice ser cristiano? Es decir, seguidor de Cristo...algo le falta, ¿verdad? Sí, el Espíritu de Cristo. Porque los frutos del Espíritu son: amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, dominio propio (Gálatas 5:22,23).
El secreto
¿Has probado perdir el bautismo del Espíritu diariamente?
Cuando nuestro Señor Jesús ascendió a los cielos prometió que nos daría a su Espíritu Santo (Juan 14:16), es una promesa que está latente y que podemos reclamar diariamente.
Mi anhelo es que algún día no muy lejano vivamos el pentecostés que se vivió en la época de los apóstoles (Hechos 2). Eso hoy en día parece imposible vivirlo nuevamente, pero lo volveremos a vivir con mayor intensidad.
Interesante que cuando entramos al tanque bautismal somos bautizados en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, pero el pastor o anciano no dice para siempre. Al morir al Yo y vivir para Cristo es necesario que vivamos en armonía con lo que hemos aceptado, el Espíritu Santo. Él es una persona de la trinidad, es nuestro amigo, es el Espíritu de Cristo, el que nos conduce por el camino de la vida eterna.
El libro pone un ejemplo: “Una persona puede ser un miembro de iglesia comprometido, un líder de iglesia, pastor o presidente diligente y tener una relación tibia con Cristo. La persona está tan dedicada a completar numerosas tareas, que descuida su relación personal con Cristo. ¡Esa es la tibieza que Jesús quiere quitar!”
Lee abajo. Este es el escenario que la Biblia muestra. Encuéntrate a ti mismo.
Existen tres grupos de cristianos:
- El hombre natural, quien no tiene ninguna relación con Dios. (1 Corintios 2:14)
- El hombre espiritual, posee una relación verdadera y real con Dios. (1 Corintios 2:15-16)
- El hombre carnal, que vive una relación dividida o fingida con Cristo. (1 Corintios 3:1-4)
El drama más triste de un cristiano carnal que se mantuvo tibio en su experiencia cristiana, sería haberse engañado a sí mismo toda su vida, diciendo que era seguidor de Cristo, y cuando llegue el día del juicio no ser salvo.
Si descubriste que eres un cristiano carnal, existe una manera de cambiar tu situación, pidiendo incansablemente el bautismo del Espíritu Santo en tu vida.