Color, calor, emoción y homenajes, en la tercera noche del Camporí
Premio Leo Ranzolin fue otorgado al Club de Conquistadores de las Islas Galápagos.
Barretos, Brasil… [ASN] El jueves 9 de enero fue, climáticamente hablando, un día cálido en el IV Camporí Sudamericano de Conquistadores. Un día cálido, como todos los que estamos teniendo esta semana. Pero también fue un día cálido por los emocionantes momentos que se vivieron en esta gran ciudad de 35.000 acampantes.
Por la mañana, los conquistadores fueron impactados hasta las lágrimas con el mensaje el pastor Jonatán Tejel, líder mundial de Conquistadores. Él predico sobre los héroes de la fe de Hebreos 11. Entre todos destacó el versículo 39 donde dice que algunos no recibieron los prometido. Las lágrimas de todos corrieron al escuchar la historia de Priscila, una activa y misionera joven adventista de Brasil que trabajó con mucha entrega en el proyecto del video juego cristiano “Heroes”. Priscila murió en un accidente en noviembre pasado. Su familia, presente en el Camporí, recibió un reconocimiento simbólico: una lapicera, para representar que el nombre de Priscila está escrito en el libro de la Vida.
Y por la noche, se desarrolló un programa sumamente especial. Este cronista estuvo en la arena minutos antes de las 19:00 y vio como el estadio se iba llenando de banderas, de cantos y de color. Pero, por sobre todo, de mucha alegría sana. Es que, creo, no se puede ser conquistador y estar triste.
Luego de un canto bellísimo a cargo de Edith Aravena y de los himnos de alabanzas con todos los presentes (sin duda, estos momentos son maravillosos porque parecen darnos un anticipo de la alabanza multitudinaria que cantaremos en el Cielo), dirigidos por el pastor Felipe Tonasso, llegó el momento de “Amigos del pañuelo”. Ellos hacen todas las noches una representación de una historia de la Biblia. En esta oportunidad se llevó a cabo la historia de Moisés. Los personajes, el vestuario y la escenografía fueron, simplemente, impactantes. Desde el nacimiento, pasando por las plagas y el cruce del Mar Rojo, la vida de Moisés fue reflejada con impresionante exactitud. Todo terminó con Moisés siendo recibido en el Cielo, ya que él también tenía un encuentro marcado en la eternidad.
Sin pausa, el pastor Odailson Fonseca, orador del evento, descendió haciendo en rapel desde una alta estructura. Esto causó el asombro de todos los presentes. “Yo quiero mi medalla”, repetía, haciendo alusión a los galardones que uno puede obtener en el Club. Si la introducción fue magistralmente didáctica y atrapante, algo fundamental para predicar a los adolescentes, lo que siguió fue aún mejor. El mensaje se centró en que a veces uno no obtiene lo que desea (Moisés no pudo entrar en la Tierra prometida) pero que Dios siempre recompensa a sus hijos fieles (Moisés luego fue llevado al Cielo).
Las nuevas tecnologías hacen que este mundo sea casi instantáneo. Por eso, no sabemos esperar y queremos disfrutar de todo aquí y ahora. El versículo de Eclesiastés 11:9 ilustró esto: “Alégrate, joven, en tu juventud, y tome placer tu corazón en los días de tu adolescencia; y anda en los caminos de tu corazón y en la vista de tus ojos; pero sabe, que sobre todas estas cosas te juzgará Dios”. En este sentido, el pastor expresó su preocupación por la gran demanda de atención que podemos prestarle a cosas superficiales en vez de invertir ese tiempo en orar o en leer la Biblia.
La predicación terminó con una ceremonia de bautismo y un llamado al bautismo, que fue multitudinario. Al término del programa, se entregó el premio Leo Ranzolin, pastor líder JA y de Conquistadores que organizó el I Camporí Sudamericano en Foz de Iguazú, en 1983. Este premio fue otorgado al Club de Conquistadores de las Islas Galápagos, que es la agrupación que viene desde más lejos a este evento. “Ellos son vencedores, ellos llegaron aquí desde lejos, ellos demuestran que todo se puede. Este premio es para animarlos a continuar. Sigan siendo siervos de Dios y amigos de la humanidad”, expresó el pastor Erton Köhler, presidente de la División Sudamericana, al entregar el reconocimiento.
Ya el reloj marca que pasaron las 22:00. Los conquistadores dejan el estadio. Una brisa fresca intenta, levemente, refrescar el momento. Sin embargo, pase lo que pase, nadie olvidará la calidez de este hermoso día. [Equipo ASN, Pablo Ale]