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Año en Misión: Joven de Villarrica es llamada a servir en Brasil

A pesar de las dificultades, María Paz encontró en esta experiencia una bendición y un fortalecimiento de su fe y de los lazos familiares.


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Paci disfrutando de sus labores de Oyim (Foto: Comunicaciones)

Paci en el Ministerio Joven

María Paz Riquelme (Paci), es una joven llena de fe y entrega, quien ha compartido una inspiradora historia de cómo su vida dio un giro inesperado cuando recibió la invitación para ser misionera en Brasil a través del programa One Year In Mission (Oyim).

Paci ha destacado como líder en el Ministerio Joven durante más de 3 años en la zona lacustre, dirigiendo con dedicación a la fuerza joven de la región. Su entrega total a Dios la ha llevado a formar parte de Oyim, demostrando una profunda fe y compromiso con la misión de llevar el mensaje de amor y esperanza a través de su labor incansable y su disposición a seguir los planes divinos.

Paci siendo parte del Congreso de Jovenes 2024 en Pucón (Foto: Nicolás Acosta)

Su ejemplo inspirador refleja cómo la fe y el servicio pueden abrir puertas a oportunidades significativas en la obra misionera.

Su relato comienza con la espera de los resultados de la Prueba de Acceso a la Educación Superior (Paes), donde inicialmente tenía el deseo de estudiar medicina, pero las circunstancias la llevaron a considerar enfermería como una opción.

"Cuando yo di la prueba, le pedí al Señor que Él hiciera su voluntad en mi vida, donde yo pudiera ver su mano poderosa (...) entonces me dejé guiar por Dios literalmente, y yo dije 'Señor, aquí me entrego, lo que tú digas que tengo que hacer lo voy a hacer con humildad, sea lo que sea que venga'". Añade Paci.

Prueba de Acceso a la Educación Superior

El Camino de Dios

Sin embargo, Dios le tenía preparado un camino diferente al que ella había planeado a casi 4 mil kilómetros de su hogar. El 6 de enero, María Paz recibió los resultados de la prueba y ese mismo día postuló a la universidad, confiando en que Dios guiaría su camino.

Pidió en oración que este año fuera un año donde pudiera ver la mano de Dios obrando en su vida de una manera especial. Su fe y entrega incondicional se reflejaron en su disposición a seguir la voluntad de Dios, sin importar los planes que ella tenía previamente trazados.

La sorpresa llegó el 9 de enero, cuando recibió una llamada del pastor Matheus Rodríguez y su esposa Fernanda, quienes la invitaron a unirse como misionera en Brasil en la Asociación Paulista Sur, en la Unión Central Brasilera.

A pesar de tener temores y dudas, María Paz reconoció que ser misionera siempre había sido un sueño para ella, y Brasil era el lugar que anhelaba.

Paci con el pastor Carlos Campitelli, director de Ministerio Joven en la División Sudamericana.

Esta oportunidad era la respuesta a una oración que había hecho años atrás, mostrando que los planes de Dios muchas veces superan nuestras propias expectativas.

El apoyo de su familia fue fundamental en la decisión de aceptar la misión en Brasil.

Su padre, al respaldar su decisión, marcó el camino para que María Paz se embarcara en esta nueva aventura con la certeza de que estaba siguiendo el propósito divino.

Jardim Ibirapuera (Foto: Willi Pinheiro)

A pesar de las dificultades y la separación de su familia, María Paz encontró en esta experiencia una bendición y un fortalecimiento de su fe y de los lazos familiares.

La preparación para su misión en Brasil fue rápida y llena de detalles que ella reconoció como intervenciones divinas.

Desde la obtención rápida de su pasaporte hasta el apoyo económico para los pasajes, María Paz vio la mano de Dios en cada aspecto de su viaje. Su labor en Brasil se centra en la plantación de una iglesia en una zona donde se necesita presencia adventista, "Jardim Ibirapuera"; con enfoque en centros de influencia, cursos comunitarios, estudios bíblicos y ayuda integral a la comunidad.

Oyim en Oración (Foto: Comunicaciones)

María Paz y su equipo de misioneros han logrado un impacto significativo en Brasil, con más de 70 interesados en estudiar la Biblia en tan solo dos semanas de trabajo.

Su dedicación, fe inquebrantable y compromiso con la obra misionera son ejemplos inspiradores de cómo seguir el llamado de Dios puede traer bendiciones y transformar vidas.

Que su labor continúe siendo guiada por la mano de Dios, y que cada paso de Paci sea un testimonio del amor y la gracia divina en acción.