El propósito de la profecía apocalíptica - Parte I
Diferentes motivos mueven a las personas a leer las profecías, ya sea para entender cuándo o cómo será el fin de los tiempos. Pero Jesús dejó las respuestas necesarias para quien realmente quiere verlas.

Mucha gente estudia la profecía apocalíptica con el propósito de saber cuándo volverá Jesús para poder prepararse. Otros estudian las profecías por curiosidad, pues quieren saber el futuro.
La pregunta de los discípulos en Mateo 24:3 refleja bien esa tendencia: “Dinos, ¿cuándo serán estas cosas, y qué señal habrá de tu venida, y del fin del siglo?” Ellos querían saber cuándo. La expresión ‘estas cosas’ se refiere a la destrucción del templo mencionada por Jesús en los versículos anteriores. En la mente de los discípulos, la destrucción total de algo tan grandioso y el fin del siglo (synteleias tou aiōnos, fin de la era) formaban parte del mismo evento: la gloriosa venida del Mesías. Para agregar a la curiosidad del cuándo ellos también pidieron una señal (sēmeion) de su venida.
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En Mateo 24, la palabra señal (sēmeion) aparece en la pregunta de los discípulos (versículo 3) y en la respuesta de Jesús (versículo 30): “Entonces aparecerá la señal (sēmeion) del Hijo del Hombre en el cielo; y entonces lamentarán todas las tribus de la tierra, y verán al Hijo del Hombre viniendo sobre las nubes del cielo, con poder y gran gloria”. A ningún otro evento descrito por Jesús en ese discurso (Mateo 24-25) se lo llama señal (sēmeion). Para Jesús, la señal de su venida (versículo 3) es realmente su venida (versículo 30).
Para no desalentar a sus discípulos por la distancia entre la destrucción del templo y su segunda venida, Jesús mezcla eventos de la destrucción de Jerusalén y del fin del siglo (El Deseado de todas las gentes, p. 581). Pero observen que después de cada evento profetizado, Jesús agrega: “[…] mirad que no os turbéis, porque es necesario que todo esto acontezca; pero aún no es el fin […] Y todo esto será principio de dolores” (Mateo 24:6, 8). Comentando sobre esos versículos, la escritora Elena de White dijo que los rabinos “Declararán que estas señales son indicios del advenimiento del Mesías. No os engañéis; son el principio de sus juicios” (El Deseado de todas las gentes, p. 582). Por otro lado, “Los mismos engaños practicados antes de la destrucción de Jerusalén han sido practicados a través de los siglos, y lo serán de nuevo” (El Deseado de todas las gentes, página 582, párrafo 1).
Con respecto al texto de Mateo 24:14 y la predicación del evangelio, ella dice: “En la profecía referente a la destrucción de Jerusalén, Cristo dijo: “Y por haberse multiplicado la maldad, la caridad [el amor] de muchos se resfriará. Mas el que perseverare hasta el fin, éste será salvo. Y será predicado este evangelio del reino en todo el mundo, por testimonio a todos los gentiles; y entonces vendrá el fin [telos, conclusión]” (El Deseado de todas las gentes, p. 587). Luego, agrega: “Esta profecía volverá a cumplirse. La abundante iniquidad de aquel día halla su contraparte en esta generación. Lo mismo ocurre con la predicción referente a la predicación del Evangelio. Antes de la caída de Jerusalén, Pablo, escribiendo bajo la inspiración del Espíritu Santo, declaró que el Evangelio había sido predicado a “toda criatura que está debajo del cielo” (Colosenses 1:23) Así también ahora, antes de la venida del Hijo del hombre, el Evangelio eterno ha de ser predicado “a toda nación y tribu y lengua y pueblo” (Apocalipsis 14:6, 14)” (El Deseado de todas las gentes, p. 587).
Eventos del fin
El hecho de que Jesús mezclara los eventos en su descripción para atender a una dificultad de los discípulos tiene que estar en nuestra mente cuando leemos esos textos. Por eso, esos eventos están ligados, en primer lugar, a la destrucción de Jerusalén, que ocurrió a lo largo de los siglos, y está ocurriendo de manera avasallante en la época que vivimos, al final de los tiempos. En realidad, el hecho de que ellos ya ocurrieron, incluyendo la predicación del evangelio, nos da la seguridad que ellos van a ocurrir nuevamente. La predicación del evangelio a todo el mundo será una realidad porque Jesús dijo que lo sería, a pesar de que comprendamos como será posible. Pero recordemos que, de acuerdo con Jesús, la señal de su venida es la venida misma (Mateo 24:30). No sea tomado por sorpresa.
La curiosidad de los discípulos con relación al cuándo, al tiempo, Jesús respondió describiendo los eventos que sucederían hasta su regreso, y nos advierte, a través de la parábola de la higuera, a conocer bien el tiempo en que vivimos. Pero el punto cumbre de ese sermón se encuentra en Mateo 24:35, 36, cuando Jesús cambia completamente el foco del discurso: “El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán. Pero del día y la hora nadie sabe, ni aun los ángeles de los cielos, sino solo mi Padre”. ¿Por qué después de describir una serie de eventos, Jesús dice que “mis palabras no pasarán”? De acuerdo con él, ¿cuál es el verdadero propósito de estudiar acerca de los eventos proféticos?
En el próximo artículo conversaremos más sobre las respuestas a esas y otras preguntas.