El voluntariado es un compromiso con el servicio al prójimo, una manera de observar las necesidades ajenas y ponerse a disposición para marcar una diferencia en la vida de alguien, incluso cuando requiera de sacrificios, adaptación y resiliencia.

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Ana Carolina Freitas es un ejemplo de alguien que abrazó este llamado. Nacida en Río de Janeiro, Brasil, Carol, como la llaman cariñosamente, encontró en el voluntariado una forma de alinear su pasión por ayudar a las personas con su propósito de vida. Actualmente trabaja en beneficio de comunidades en el Medio Oriente, impactando vidas y siendo impactada por ellas. En esta entrevista, ella comparte qué la motivó a trabajar en esta área, los desafíos, las lecciones y las experiencias que marcaron su camino en el voluntariado.

¿Cómo comenzó tu interés por el voluntariado y cuáles fueron tus primeras experiencias en esta área?

Siempre busqué involucrarme en actividades que proporcionaran alivio a quienes necesitaban ayuda. Investigaba sobre voluntariado y acciones sociales, participaba en los proyectos promovidos por la Iglesia Adventista del Séptimo Día o en iniciativas de mi iglesia local. Y cuando no había actividades organizadas, creaba alguna por mi cuenta.

Recuerdo una experiencia significativa en 2019, cuando participé en un congreso de misión y voluntariado en Brasilia, en Brasil. Tuve la oportunidad de visitar un centro de detención juvenil en la ciudad. Allí descubrí que les gustaba leer, pero no tenían libros ni una biblioteca. Ver la realidad de esas personas me impactó tanto que, al volver a casa, con algunas amigas organizamos un proyecto para recolectar libros y crear una biblioteca para ellos. Fue muy emocionante ver cómo nuestra acción había generado un impacto en sus vidas. Experiencias como esa, junto con mi pasión por conocer nuevas culturas y escuchar historias de misioneros, me prepararon para lo que vendría después.

En 2022, tuve la oportunidad de participar en dos misiones de corto plazo en Piauí, en Brasil, liderando un equipo del Núcleo de Misiones de UNASP (Centro Universitario Adventista de São Paulo) en colaboración con el Instituto Luss. Construimos cisternas en una comunidad del semiárido. Esa experiencia me dio la certeza de que quería seguir dedicándome al voluntariado.

¿Cuáles han sido los principales desafíos al trabajar en diferentes culturas y contextos?

Sin duda, uno de los mayores desafíos son los sacrificios que tienes que hacer, especialmente en términos de elección y adaptaciones culturales. Seguir una trayectoria como esta es algo muy distinto de lo que muchos esperan de ti, incluyendo tu familia, amigos y colegas, e incluso diferente de lo que tú mismo estás acostumbrado. Esto exige sacrificios en varias áreas: financieras, profesionales, materiales y de tiempo.

Sin embargo, cuando tienes claro tu propósito, te das cuenta de que esos sacrificios en realidad son inversiones. Son cosas que cosechas con el tiempo y las ganancias que esta vida de servicio proporciona son inimaginables. Son experiencias que nunca tendrías si te quedaras en la comodidad del hogar. Hay muchos beneficios que solo quienes viven esta experiencia pueden entender plenamente. Por tanto, aunque sea un desafío, también trae muchas recompensas.

Otro desafío importante es tratar con personas. Incluso en tu propio contexto, ya es difícil manejar las relaciones, y cuando estás en otro país, lidiando con una cultura, un idioma y costumbres diferentes, el reto aumenta. Es necesario aprender mucho, escuchar mucho y estar dispuesto a adaptarte para interactuar de la mejor manera posible con la comunidad a la que sirves.

¿Qué esperas lograr en el futuro con tu trabajo de voluntariado?

Sé cuál es mi objetivo de vida, mi propósito, lo que me mueve. Sé adónde quiero llegar. Aún no conozco todas las puertas que se abrirán o cerrarán en el camino, pero puedo identificar aquellas que me acercan al cumplimiento de este propósito y así sigo adelante.

Mi decisión de dedicarme a esta área se consolidó a medida que comencé a trabajar en ella y vi cómo mis sueños tomaban forma. Aunque al principio no tenía todas las respuestas, las experiencias que viví me dieron la certeza de que este es el lugar donde debo estar. Durante el tiempo que he estado en el voluntariado, entendí que Dios me llamó para servir aquí, durante un buen tiempo. Él ha guiado cada paso, colocándome en el lugar adecuado en el momento correcto, para que pueda desarrollar mi potencial y mis dones de la mejor manera posible.

Las personas son también el mayor regalo. Lo que más espero lograr en el futuro es ser una pequeña pieza de un gran engranaje. Espero poder impactar vidas y transformar realidades, ya sea a nivel social, emocional o incluso de perspectivas. Mi mayor deseo es que mi presencia marque una diferencia en la vida de alguien y que mi carrera sea un reflejo de los talentos que Dios me dio para ser usados en esta área.

Creo que lo que realmente vale la pena es permitirse ser una herramienta en las manos de Dios, llevando un impacto positivo a la vida de otras personas. Esa es la razón por la que sigo firme en este propósito, sabiendo que es más grande que yo misma y que estoy exactamente donde debo estar.

¿Qué mensaje o consejo dejas para quienes desean comenzar en el voluntariado o seguir un camino similar?

Si tienes la certeza del llamado de Dios para seguir este camino y sientes esa convicción en el corazón, ven. Es natural tener preguntas, dudas o incertidumbres, pero puedo garantizar que, al tomar la iniciativa de ir y permitirte vivir esta experiencia, esas cuestiones se resolverán en el camino.

Lo más importante es tener esa convicción del llamado y la actitud de buscar esta experiencia. Las puertas y oportunidades se irán abriendo conforme surjan las necesidades. Así que, si tienes el deseo y el interés de hacer esto, simplemente ven. Las dudas y cuestionamientos que aparezcan en el camino se aclararán con el tiempo y tendrán sentido.

Sobre voluntariado

El voluntariado es parte de la identidad de la Iglesia Adventista del Séptimo Día. Por eso, la denominación promueve diversas oportunidades para servir a otros, ya sea en iniciativas de corta, media o larga duración. Estas no solo responden a las necesidades de instituciones y personas en Sudamérica, sino también en todo el mundo.

Quien lidera todo esto es el Servicio Voluntario Adventista (SVA), responsable de conectar a quienes desean servir con aquellos que necesitan apoyo. Visita el sitio oficial (sva.adventistas.org/es), conoce los detalles sobre cómo convertirte en voluntario(a) y descubre las vacantes disponibles.

Mira más fotos del trabajo voluntario de Ana Carolina:

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