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Misión

Después de 15 años, colportora cumple sueño de ver a su amiga ser bautizada

Por más de una década, Diana oró por Silvia y confirmó su vocación misionera


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A través del colportaje, Diana (con blusa de flores) conoció a Silvia (con blusa roja) y construyeron una relación sólida y de oración constante. (Foto: Archivo personal)

El inicio de la Iglesia Adventista del Séptimo Día está marcado por la producción de contenidos impresos. Uno de los primeros métodos de evangelización fue la distribución de folletos, revistas y libros de casa en casa. Y quienes realizaban este trabajo eran los colportores evangélicos, función que sigue siendo relevante hasta hoy.

Por definición, el trabajo del colportor consiste en la presentación y venta de libros y otros materiales al público. Muchos pueden pensar que esto es solo un medio para ganarse la vida. No obstante, es una vocación misionera. Diana Marina Cracco lo demuestra en su propia historia. Hace 16 años, fue invitada por una amiga a participar de este ministerio en su ciudad natal, en el interior de Argentina. En poco tiempo, entendió que había sido llamada para servir.

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Por eso, se mudó a Rosario, a 300 kilómetros de Buenos Aires, con su esposo y su hija. La ciudad se encuentra en la región central y es una de las más importantes del país. "Yo sé que muchas personas no conocerían el evangelio si no fuera por un colportor que llegó hasta su casa. Esa es mi mayor motivación", destaca Diana.

Ella es una colportora regular. Es decir, que se dedica a esta actividad  a tiempo completo, se gana la vida y transforma cada visita en una oportunidad para que otras personas conozcan sobre el amor de Dios.

El proyecto "Misión para la vida", desarrollado por el Ministerio de las Publicaciones, quiere rescatar justamente ese sentido de llamado y llevar a más personas a dedicarse integralmente a la predicación del evangelio a través del colportaje. Históricamente, el crecimiento de la Iglesia Adventista en varias partes del mundo está estrechamente ligado a la distribución de literatura. "Lo primero que la Iglesia tuvo no fue su nombre. Fue una máquina. Lo primero que compró, la primera institución que tuvo, fue una casa publicadora", describe el pastor Adilson Morais, director del área para ocho países sudamericanos, remontándose a los inicios de la denominación en los Estados Unidos.

Una vida de oración y acompañamiento

Esta estrategia fue adoptada por la Iglesia Adventista justamente para crear vínculos con la comunidad local. Así sucedió con Diana. "Hace 15 años conocí a Silvia, una chica muy cariñosa, recién casada, que compró los materiales de salud. Comenzamos una bella amistad”, comenta la colportora argentina, que le ofreció estudios bíblicos. Luego, formaron un grupo pequeño e incluso realizaron visitas al templo adventista local. "Pero ella nunca tomó la decisión por el bautismo", lamenta.

Pasaron los años y mantuvieron su conexión como amigas, siempre apoyándose y orando juntas. En cierto momento, Silvia comenzó a asistir a otra denominación religiosa, pero eso no afectó la relación construida entre ellas.

"Todos los años anotaba su nombre en mi lista de oración para que el Espíritu Santo la ayudara a reconocer la verdad y aceptarla", recuerda.

Diana cuenta que en 2023 surgió la posibilidad de que Silvia se mudara a un pequeño pueblo lejano. "Oramos durante un mes, nos reunimos todos los sábados en su casa para que Dios guiara su decisión familiar. Y finalmente, se mudó con su familia", detalla.

Silvia es fruto del ministerio de colportaje y fue bautizada con sus hijos a finales de 2023. (Foto: Archivo personal)

La gran sorpresa llegó cuando Silvia comenzó a asistir a un templo adventista en este nuevo lugar. En diciembre del año pasado, ella y sus hijos fueron bautizados. Algunos meses después, su hermana vivió la misma experiencia. Ahora, otra hermana estudia la Biblia y se prepara para el bautismo.

Diana forma parte de los 1.952 colportores regulares que están dispersos por Argentina, Brasil, Bolivia, Chile, Ecuador, Paraguay, Perú y Uruguay en 2024. En los últimos cinco años, 12.593 personas fueron bautizadas como fruto directo de su trabajo de evangelismo.

Morais explica que la idea de la Iglesia Adventista es construir un proyecto de conexión con el barrio, con las personas de la localidad con los colportores, llegando a donde, muchas veces, los pastores no pueden llegar. Esto, junto con otras estrategias de evangelismo como la Feria vida y salud, proyectos educativos, entre otros, atrae a la comunidad para conocer más sobre la Biblia.

Para involucrarse en el Ministerio de Publicaciones y apoyarlo, es necesario buscar la sede administrativa de la Iglesia Adventista más cercana o inscribirse en la página web misionparalavida.org y participar en las capacitaciones. Entonces, estará listo para comenzar el camino en este ministerio.

"El colportaje es una herramienta misionera para conectarse con las personas, no solo para distribuir literatura", reflexiona Morais. Según él, este es un ministerio ordenado por Dios. Por lo tanto, "cuando él (el colportor) sienta el llamado, se entregue al llamado y haga lo que le corresponde, Dios hará su parte".


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