El cáncer no es el final de la línea
Un oncólogo desmitifica la enfermedad y orienta sobre cómo proceder ante una sospecha o diagnóstico positivo
Por detrás de las enfermedades cardiovasculares, el cáncer aparece en el ranking de los problemas de salud que más causan muertes humanas. Hay cerca de 9.3 millones de víctimas cada año, según la Organización Mundial de la Salud (OMS). La buena noticia es que el avance de las tecnologías presenta una perspectiva cada vez más optimista a los pacientes oncológicos.
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La Agencia Adventista Sudamericana de Noticias (ASN) conversó sobre este asunto con la doctora Tatiana Barros. Graduada en medicina en la UFRI, actúa como oncóloga del Hospital Adventista Silvestre, de la red D’Or, en Río de Janeiro, y de la Fuerza Aérea Brasileña. En esta entrevista, se presentan orientaciones relacionadas a cómo proceder ante una sospecha o diagnóstico de la enfermedad.
¿Cuál debe ser la acción de una persona que sospecha tener cáncer?
Si usted sospecha que tiene cáncer, ya sea por un examen o por algún síntoma, debe consultar inmediatamente a un médico. No se conforme con informaciones que encuentra en Internet. Esas informaciones no siempre son confiables, y aun las verdaderas pueden ser muy complejas, pues confunden o retrasan el diagnóstico. Entonces, ante la duda o sospecha, consulte a un médico, que puede ser un especialista en el área en la que se notó la alteración o también a un oncólogo, que podrá ayudarlo en su búsqueda.
¿Cuáles son los riesgos de intentar interpretar los resultados de exámenes sin la ayuda de un médico?
Nunca interprete su examen solo basándose en lo que cree o vio por Internet. A pesar de todo el avance del conocimiento y de las tecnologías, muchos diagnósticos son complejos e individuales. Cada paciente es único. No asocie sus síntomas a la enfermedad de su vecino o pariente, porque corre el riesgo de dejar de recibir el tratamiento ideal en el tiempo apropiado. Solo el médico, de preferencia un oncólogo, tiene las informaciones necesarias para interpretar tales exámenes.
¿Debemos buscar a un médico solo ante alguna sospecha?
A pesar de que es más común buscar a un médico solo cuando hay algo que nos molesta mucho, la prevención debería estar en nuestra rutina. La mayoría de los cánceres no presentan síntomas en fases iniciales, entonces, al comenzar a sentir algo diferente podemos estar ya frente a una enfermedad más avanzada, lo que reduce la posibilidad de cura. Las consultas de rutina son muy importantes. Los exámenes ginecológicos y urológicos, por ejemplo, ayudan en el rastreo de los principales tipos de cáncer.
¿Qué le diría usted a las personas que evitan buscar a un médico, ya sea por creer que no es necesario o por miedo a un diagnóstico malo?
Por mucho tiempo, el diagnóstico de cáncer era, prácticamente, una sentencia de muerte. Así, todavía hoy, muchas personas tienen miedo de la enfermedad y ni siquiera pronuncian su nombre. Y no es solo por miedo a la muerte, también a los posibles efectos colaterales del tratamiento. Es cierto que recibir esa noticia es un desafío muy grande. Pero es necesario difundir la información de que, con los avances de la tecnología, los tratamientos actuales están muy perfeccionados y avanzados, como la inmunoterapia, la metoterapia y la radiocirugía, por ejemplo. Son procedimientos menos invasivos y con un gran porcentaje de pacientes curados, especialmente cuando son diagnosticados en la fase inicial. Entonces, debemos transformar este miedo en actitud de prevención y diagnóstico precoz. Descubrir la enfermedad temprano es fundamental para que se recurra a tratamientos menos agresivos y para que haya mayores posibilidades de cura.
¿Qué debe hacer alguien que recibió el diagnóstico de cáncer?
No se desespere. Entienda su enfermedad, converse con un médico y un equipo multidisciplinario. Aclare sus dudas con ellos, no vuelva con ninguna a su casa. Mantenga un estilo de vida saludable basado en buenas elecciones alimentarias, actividad física moderada y buena calidad de sueño por la noche. Intente ser optimista, tenga fe en Dios. Sabemos que la fe es un refuerzo para el sistema inmune.
¿Qué impacto tiene un estilo de vida saludable en la prevención y el tratamiento del cáncer?
Sabemos que el 30% de los casos de cáncer podrían haberse evitado con cambios en el estilo de vida. Aun las personas con riesgo genético aumentado pueden reducir sus posibilidades con hábitos saludables. Sin hablar de las muchas enfermedades no oncológicas que también pueden evitarse. Los hábitos indispensables para quienes desean tener buena salud y vida longeva y de calidad son: alimentación saludable, rica en fibras y pobre en grasas, azúcares e industrializados, práctica de ejercicios físicos regulares, control de peso y de estrés, sueño reparador, abstención de alcohol y de cigarrillo y la realización de exámenes preventivos regulares.
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