Noticias Adventistas

Cultura

Un legado de fe, compromiso y servicio

Líderes de la Iglesia Adventista en Europa recuerdan la fe de Elizabeth II en Dios.


  • Compartir:
La Reina, quien falleció el 8 de septiembre de 2022, tuvo un reinado de 70 años. (Foto: Shutterstock)

En junio de 1953, la joven princesa Isabel fue nombrada para el servicio como monarca del Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte. Durante la ceremonia de coronación, ella prometió “mantener las leyes de Dios y la verdadera profesión del evangelio”.

Como monarca constitucional, Isabel II debía ser políticamente neutral. Cuando se trataba de su fe, ella no era neutral y se mantuvo fiel al juramento que realizó en 1953. Casi medio siglo después, al momento del Milenio, abiertamente reconoció a la nación: “Para mí, las enseñanzas de Cristo y mi responsabilidad personal ante Dios proveen el marco en el cual intento guiar mi vida”.

Una fe personal, pero viva

Aunque tenía una fe personal y privada, no estaba en su naturaleza ‘hacer evangelismo’ acerca de sus creencias. Cuando ella recibió cálidamente a Billy Graham a Londres en 1956, dijo estar “intrigada” de que él predicara sus firmes convicciones fundamentalistas. Aunque ella no pudo asistir a las reuniones, se informó que se encontraron en varias ocasiones para conversar, estudiar y orar de forma privada. Sería un error considerar su falta de actividad ‘de evangelismo’ para concluir que la suya no era una fe viva porque, como es frecuente en el caso de los ingleses, especialmente los de su generación, se prefiere demostrar a Cristo más en hechos que en palabras.

Una vez por año, en Navidad, ella se dirigía a la nación, y a las cincuenta y seis naciones independientes en la Mancomunidad de Naciones, con palabras cálidas e inspiradoras acerca del mensaje y del significado del advenimiento. Los que observaban estas transmisiones notan que más adelante en su vida, al Reino Unido volverse cada vez más secular, sus mensajes de Navidad se volvieron más abiertamente cristianos. Cuanto más difícil el año, más profundamente arraigado en la esperanza de Cristo era su mensaje.

Constancia

En la introducción de un libro reciente publicado por la Sociedad Bíblica, ella escribió: “He estado, y sigo estando, muy agradecida por sus oraciones y a Dios por su amor inalterable”. La palabra “inalterable” durante sus 96 años de vida es más que significativa, porque, aunque tuviera un valor neto de 370 millones de libras (según la lista de personas ricas 2022 del Sunday Times), su vida estaba lejos de estar libre de problemas.

Si hiciéramos una lista de sus problemas y conflictos, sería notorio que muchas son comunes para todos. Sin embargo, su fe y su confianza en Dios permanecieron constantes. En ese mismo mensaje del Milenio, ella también dijo: “Yo, como tantos de ustedes, he obtenido un gran consuelo en tiempos difíciles de las palabras y el ejemplo de Cristo”.

Uno de esos problemas fue durante un tiempo conocido como “Los Problemas” en Irlanda del Norte. En 1979, su primo segundo, Lord Louis Mountbatten, fue asesinado por el IRA. En ese momento, fue percibido como un profundo ataque al establecimiento británico. Mountbatten era un familiar muy querido y cercano a Isabel y Felipe y, en particular, un mentor para el entonces joven príncipe Carlos. Fue una pérdida que la familia lamentó y sintió profundamente.

Paz y reconciliación

Treinta y dos años después, en el Irish State Banquet, ella comenzó su discurso en nombre del pueblo de Gran Bretaña e Irlanda del Norte con las siguientes palabras en gaélico: “A Uachtaráin agus a chaired” (presidente y amigos), para sorpresa de muchos de los invitados presentes. Fue un momento clave para reconstruir la relación entre los dos países y un momento vital en el proceso de paz de Irlanda del Norte. Ella continuó diciendo: “con el beneficio de la retrospectiva histórica, todos podemos ver cosas que nos gustaría que se hubieran hecho de forma diferente o que no se hubieran realizado en absoluto”. Fueron palabras que ella pudo decir con convicción, lo cual tiene su fundamento en su fe.

En un reciente mensaje navideño, ella dijo: “Para mí, la vida de Jesucristo, el Príncipe de Paz… es una inspiración y un ancla para mi vida. Un ejemplo de reconciliación y perdón, él extendió sus manos en amor, aceptación y sanación. El ejemplo de Cristo me ha enseñado a respetar y valorar a las personas de cualquier confesión religiosa o de ninguna”.

Reconocimiento

El doctor Daniel Duda, presidente de la División Transeuropea (DTE) de la Iglesia Adventista, expresó sus condolencias “a los miembros de la familia real que han perdido a una madre, una abuela y una bisabuela. También lloramos la muerte junto con la nación, los ciudadanos del Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte. Al elevar en oración a todos los miembros de la familia real, recordamos en especial al rey Carlos III”.

Karen Holford, la directora del Ministerio de la Familia de la DTE, reconoció la fuerte fe en Dios de la Reina y su deseo de servir a su país como “una inspiración, particularmente a través de su espíritu bondadoso, humilde y generoso al enfrentar muchos desafíos personales profundos”. Y como líder, ella mostró “una extraordinaria valentía y dedicación hasta el final de su vida”.

Para el pastor Patrick Johnson, el secretario ministerial de la DTE, la reina era “la personificación de la estabilidad y calma, especialmente durante los momentos de incertidumbre y agitación”. Para Geraldine Hankin, la recepcionista de la DTE, “la Reina era una mujer asombrosa y temerosa de Dios, a quien admiraba como fuerte, inteligente y culta. Su fallecimiento es como perder a un miembro de mi propia familia, y estoy muy triste”.

La teóloga Audrey Andersson, vicepresidente general de la Asociación General de la Iglesia Adventista y exsecretaria ejecutiva de la DTE, reflexionó que la reina Isabel II era una mujer “cuya vida de servicio estaba fundamentada en su profunda fe personal. Su sentido del deber a Dios, al país y a la Mancomunidad de Naciones era una fuente de estabilidad y esperanza en tiempos difíciles y una inspiración para muchos. Al lamentar su muerte, reconocemos que su legado de servicio humilde continuará en las vidas de las muchas personas que ha tocado”.


La versión original de esta noticia fue publicada por Adventist News Network.