En la ciudad de Lima, vive Abrahán Zavaleta (65) y María Reyes (60), una pareja de esposos que desde hace 25 años se comprometieron en sembrar la semilla del evangelio en el distrito más grande del Perú, San Juan de Lurigancho.

Hace 10 años tuvieron que dejar su iglesia local con el claro propósito de plantar nuevas iglesias desde cero. Ellos visitaban a los vecinos para brindarles Estudios Bíblicos y realizaban campañas de evangelismo.

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Al iniciar estas reuniones, eran los niños quienes participaban y ellos invitaban a sus padres, amigos y/o familiares. "Es increíble ver a esos niños como líderes en las iglesias, participan de las actividades y comparten la Palabra de Dios" comenta, Abrahán.

Hasta la fecha esta pareja ha plantado 3 iglesias adventistas, donde sus miembros se encuentran involucrados en el evangelismo, desde los más pequeños hasta los de la tercera edad. Sábado a sábado visitan a los vecinos y amigos de 11:00 a 12:00 de la mañana para brindarles Estudios Bíblicos; aplicando el énfasis del discipulado.

Esta iniciativa para ser una Iglesia Discípuladora, fue un plan misionero de la pareja de esposos Zavaleta. Ellos vieron la gran necesidad de enseñar a cada miembro a dedicar un tiempo especial para enseñar a otros las verdades bíblicas, fortaleciendo su vida espiritual.

Además, realizaron el Proyecto Daniel bajo el lema "Regenerando nuestra salud". Promoviendo la restauración de la salud por medio de la buena alimentación, según el modelo Bíblico.

Para desarrollar este proyecto de preparación de comidas saludables (desayunos, almuerzo y cenas), inauguraron el 21 de agosto una olla solidaria, con el objetivo de ayudar a personas en necesidad. Cabe resaltar, que el lugar donde la pareja de esposos trabaja intensamente, es de extrema pobreza.

Este año Abrahán y María juntamente con un grupo de hermanos vienen sembrando una nueva congregación. Ellos no se detienen, siguen firmes y constantes, comprometidos en continuar realizando el mandato de Dios de predicar el mensaje de salvación a todo el mundo.

Ellos continuarán formando nuevos discípulos, que sigan el ejemplo de Cristo, que reaviven su vida espiritual y se involucren en la misión.

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