Creencias fundamentales de los adventistas: Dios el Hijo (parte 1)
Los cristianos creen en la Trinidad, que está compuesta por Dios el Padre, Dios el Hijo y el Espíritu Santo. Pero la naturaleza de Dios el Hijo es diferente de las demás.
¡Hola amigos! Me alegra que puedan acompañarme mientras continuamos nuestro viaje explorando lo que creemos como Adventistas del Séptimo Día. Todas nuestras creencias se basan sólidamente en la Biblia, y durante los próximos dos mensajes veremos lo que dicen las Escrituras acerca de Dios el Hijo.
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Es imposible capturar en un video corto, o incluso en un libro masivo, la imagen completa de quién es Cristo Jesús. En el Evangelio de Juan aprendemos mucho acerca de Jesús, pero incluso el discípulo amado tuvo dificultades para captar todo lo que había que decir, ya que cerró su Evangelio con estas palabras, registradas en Juan 21:25 "Y hay también otras muchas cosas que hizo Jesús, las cuales, si se escribieran una por una, pienso que ni aun en el mundo cabrían los libros que se habrían de escribir. Amén."
Jesús, el Verbo
Sin embargo, Juan, a través de la inspiración del Espíritu Santo, nos enseña mucho sobre el Salvador. Comienza su Evangelio con estas poderosas palabras:
"En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios. Este era en el principio con Dios. Todas las cosas por Él fueron hechas, y sin Él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho. En Él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres. La luz en las tinieblas resplandece, y las tinieblas no prevalecieron contra ella." (Juan 1:1-5).
Quién es Jesús
Estos versículos nos dicen mucho acerca de quién es Jesús: Él es eterno. Él es Dios y estaba con Dios Padre desde el principio. Él es el Creador. Él es la Luz. Él es la Palabra de Dios encarnada. Él es la Vida misma. Como se nos dice en ese libro clásico, El Deseado de Todas las Gentes, "En Cristo hay vida original, que no proviene ni deriva de otra" (p. 489.2). Jesucristo es completamente Dios, y por Su propia gran descendencia, completamente Hombre. Es un misterio que nunca podremos entender por completo, pero Él es el Hijo de Dios y el Hijo del Hombre.
Así es como se explica en nuestra Creencia Fundamental Adventista del Séptimo Día, Número 4, titulada "Dios Hijo”:
"Dios Hijo encarnó en Jesucristo. A través de Él todas las cosas fueron creadas, el carácter de Dios es revelado, la salvación de la humanidad es alcanzada, y el mundo es enjuiciado.
Dios siendo eterno y verdadero, se convirtió también en un verdadero humano, Jesús el Cristo. Fue concebido por el Espíritu Santo y nació de la virgen María. Vivió y experimentó la tentación como un ser humano, pero ejemplificó perfectamente la justicia y el amor de Dios.
Por medio de sus milagros manifestó el poder de Dios y fue atestiguado como el Mesías prometido de Dios. Sufrió y murió voluntariamente en la cruz en lugar nuestro a causa de nuestros pecados, resucitó de entre los muertos y subió al cielo para ministrar en el santuario celestial en nuestro favor.
Él vendrá de nuevo en la gloria para la liberación final de su pueblo y la restauración de todas las cosas..."
Tres aspectos fundamentales sobre Jesús
Si bien aprenderemos más sobre el carácter de nuestro maravilloso Salvador, Jesucristo, a lo largo de la eternidad, durante los próximos minutos demos un breve repaso a tres puntos importantes con respecto a Dios el Hijo.
1. Él existe desde la eternidad. En Miqueas 5:2, el profeta describe a Jesús como quien "Sus salidas son desde el principio, desde los días de la eternidad." Jesús mismo les dijo a los Judíos, como lo registra Juan 8:58, "Antes que Abraham fuese, yo soy." Y en Apocalipsis 22:12, 13 Él nos dice a ti y a mi, "He aquí yo vengo pronto, y mi galardón conmigo, para recompensar a cada uno según sea su obra. Yo soy el Alfa y la Omega, el principio y el fin, el primero y el último."
2. La misión de salvación de Jesús fue establecida antes de la creación del mundo. El apóstol Pedro declara en 1 Pedro 1:19 que hemos sido redimidos " con la sangre preciosa de Cristo, como de un cordero sin mancha y sin contaminación." El apóstol continúa en el versículo 20, declarando que "Él," es decir, Jesús, fue " destinado desde antes de la fundación del mundo, pero manifestado en los postreros tiempos por amor de vosotros." Juan el Revelador afirma este punto cuando se refiere en Apocalipsis 13:8 a Jesús como un "Cordero que fue inmolado desde el principio del mundo. "
3. El nacimiento y la misión de Jesús fueron predichos en la profecía. Poco después de que Adán y Eva pecaron, Dios les reveló la primera profecía de un Redentor venidero cuando le dijo a la serpiente: "Y pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya; ésta te herirá en la cabeza, y tú le herirás en el calcañar". Las profecías continuaron a lo largo del Antiguo Testamento, con hombres de Dios hablando con una sola voz, dando indicios claros para identificar al Salvador del mundo.
Dios prometió que el Redentor vendría a través de la línea de Abraham, prometiendo, como está registrado en Génesis 22:18, "En tu simiente serán benditas todas las naciones de la tierra, por cuanto obedeciste a mi voz."
Isaías profetizó que el Salvador vendría como un niño varón y sería tanto humano como divino, como leemos en Isaías 9:6, "Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro; y se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz.." Este niño nacería en Belén, según lo profetizado en Miqueas 5:2. Su Nacimiento sería milagroso, de origen divino, como indica Isaías 7:14—"He aquí que la virgen concebirá, y dará a luz un hijo, y llamará su nombre Emanuel." El Nuevo Testamento confirma esta profecía en Mateo 1:20, 21, donde escuchamos a un ángel diciendo a José, "no temas recibir a María tu mujer, porque lo que en ella es engendrado, del Espíritu Santo es, Y dará a luz un hijo, y llamarás su nombre JESÚS, porque Él salvará a Su pueblo de sus pecados."
Jesús fue lleno del Espíritu Santo
A Jesús mismo, mientras adoraba en la sinagoga de Nazaret, se le entregó el libro de Isaías. Abriendo el rollo, leyó el pasaje que encontramos en Isaías 61:1,2:
"El Espíritu de Jehová el Señor está sobre mí, porque me ungió Jehová; me ha enviado a predicar buenas nuevas a los abatidos, a vendar a los quebrantados de corazón, a publicar libertad a los cautivos, y a los presos apertura de la cárcel; a proclamar el año de la buena voluntad de Jehová…” Al cerrar el libro, Jesús proclamó, como registra Lucas 4:21, "Hoy se ha cumplido esta Escritura delante de vosotros."
A medida que leemos sobre la vida y el ministerio de Cristo mientras estuvo en la Tierra, es claro que Él cumplió Su misión, como lo describen los profetas.
Amigos, hay mucho que decir acerca de nuestro Salvador, Jesucristo, y hoy solo hemos arañado la superficie. La próxima vez, veremos más de cerca las profecías que rodean la muerte y resurrección de Cristo. Mientras tanto, los animo a estudiar más por ustedes mismos. Encontrarán algunos recursos excelentes en www.adventistas.org/es/institucional/creencias/ donde pueden leer la Creencia fundamental sobre Dios el Hijo y buscar los muchos textos bíblicos que se enumeran allí que respaldan esta creencia.
Además, les animo a leer o releer el excelente libro sobre la vida de Cristo, El Deseado de Todas las Gentes. Si aún no tienen una copia de este maravilloso libro, está disponible impreso en las librerías, en línea o para su descarga gratuita en varios idiomas, en egwwritings.org. También está disponible sin costo en la aplicación móvil, EGW Writings 2, disponible a través de su proveedor de aplicaciones preferente.
Que el Señor les bendiga profundamente a medida que aprenden más acerca de Dios el Hijo, nuestro maravilloso Salvador, Cristo Jesús.
Tengamos una palabra de oración juntos ahora mismo. Padre que estás en los cielos, gracias por enviar a Jesús el hijo, para que sea a la vez, cien por ciento divino y cien por ciento humano. Algo incomprensible para nosotros, pero, plenamente verdadero. Pedimos tu guía sobre cada uno de nosotros mientras nos apoyamos en Jesús nuestro hermano mayor, nuestro redentor, nuestro Salvador y Rey que viene, nuestro sumo sacerdote, que nos guía cada día. Gracias por escuchar esta oración, te lo pedimos en el nombre del hijo Jesucristo, amén.
Ted Wilson es el presidente mundial de la Iglesia Adventista del Séptimo Día.