Dinámicas para abordar temas difíciles en familia
Conoce cómo resolver de forma práctica y efectiva las dudas de tus hijos.
La curiosidad es algo natural en los niños, pero ¿cómo responder a las preguntas sobre determinados temas que son difíciles de abordar? Los niños merecen información correcta, completa y de personas cercanas a ellos. Puedes encontrar más información sobre la importancia de abordar temas difíciles en familia en el artículo anterior:
A veces las preguntas o inquietudes surgen en el niño de manera espontánea: una situación que presenció en la escuela, una noticia que leyó en el diario, algo que le sucedió a un familiar, etc. Otras veces los mismos padres son los que introducen el debate por ver que es necesario para la formación integral del niño. ¿Qué temáticas pueden estar generando dudas, preocupaciones o dificultades? Abuso, relacionamiento sexual, temas doctrinales, drogas, costumbres propias de los adolescentes, casamiento entre el mismo sexo, ideología de género, feminismo, y los etcéteras podrían ocupar todo el artículo.
Algunos temas demandaran que el adulto se informe, busque consejos en alguien de confianza, investigue y conozca los principios que Dios presenta en su Palabra sobre determinados asuntos. Pero siempre, necesitará de sabiduría divina para dar respuestas acertadas en relación con las inquietudes del niño ya que esto marca un rumbo en la manera de pensar y actuar del niño.
Dinámicas:
Aunque lo mejor es una charla que surge de manera distendida y natural, puedes valerte de algunas actividades para favorecer la conversación de un tema “difícil”. Algunas de ellas son:
1. Tarjetas de conversación. Son tarjetas que tienen preguntas disparadoras de conversación que no se responden con si o con no, mas bien promueven la reflexión y la argumentación. Un ejemplo: “Cuando sea grande quiero ser…” O “¿Qué es lo que te hace feliz?
2. Estudio de casos. Si has detectado alguna inquietud de tu hijo por un tema en particular, puedes buscar algún video corto o una historia con apoyo de fotos o audios, que aborde la situación para que, a partir de allí, puedan reflexionar juntos sobre lo que vieron o escucharon.
3. Dinámica “Sigue la historia”. Esta actividad promueve la expresión de la creatividad en relación con un determinado tema planteado por el adulto. El primer miembro del grupo dispone de un minuto de tiempo para inventar una historia según la propuesta del adulto. A continuación, el siguiente participante seguirá contando la historia desde el punto en el que el anterior compañero la dejó. Así, sucesivamente, hasta que todos los miembros del grupo cuenten su parte de la historia. Puedes pedir que la historia se base en la temática a ser abordada en ese momento de conversación y para facilitar, puedes tú mismo contar la primera parte de la historia.
4. Prestar atención a los sentimientos. A lo largo de la conversación, haz preguntas como “¿como te hubieras sentido si hubieras sido el protagonista de la historia? O “frente a este comentario, ¿Cómo te hubieras sentido? Entrega algunos emojis de emociones básicas pegados a un palito de helado para que el niño elija y levante el sentimiento correspondiente.
5. Debate dirigido. Consiste en un intercambio informal de ideas e información sobre un tema, realizado bajo la conducción de un mediador, quien debe tener con antelación preguntas que sirvan para el debate. Estas preguntas tendrían que estar redactadas de forma que no puedan responderse con si o no ya que eso no genera debate. El adulto no debe ejercer presión para obtener respuestas. Otro aspecto importante es que el mediador no debe esperar obtener “respuestas políticamente correctas” sino dar espacio a la elaboración tanto individual como grupal de razonamientos para explorar el tema y el adulto deberá ir guiando los argumentos hacia los objetivos deseados. Antes de terminar el debate debe llegarse a una conclusión o a un cierto acuerdo sobre lo discutido. No puede cortarse el debate sin antes resumir las argumentaciones y extraer lo positivo de los diversos aportes.
6. Dinámica de juicio. Esta dinámica tiene como objetivo motivar el estudio de un tema haciéndolo interesante y permitiendo ver la problemática desde diferentes puntos de vista. La técnica sigue todos los pasos de una sesión judicial: el juez, el fiscal, abogado defensor, abogado acusador, reo, testigos y jurado. Primeramente, aborda el tema y luego distribuye a los niños en los grupos correspondientes y no comiencen la representación del juicio hasta que todos los personajes tengan claro que les toca hacer (defender, acusar, dar el veredicto, etc.) Terminen haciendo un análisis del juicio.
Recuerda que si consigues encontrar formas y momentos adecuados para conversar con tu hijo desde que es pequeño, construirás una confianza digna de recibir no solo buenas noticias, sino también confidencias que tal vez no te agraden escuchar. Pero es en esos momentos difíciles cuando nuestros hijos más necesitan de un adulto equilibrado que pueda escuchar, contener y sostener, al mismo tiempo que facilita la búsqueda de soluciones. Si sientes que alguna situación “difícil” supera tu capacidad de resolverla, no dudes en buscar ayuda profesional.
¡Que Dios nos dé sabiduría para ser los padres que nuestros hijos necesitan!