Deportes, principios de salud y el compromiso con la misión
La práctica deportiva también puede ser una forma de testificar sobre el poderoso mensaje de salud registrado en la Biblia
¿No sabéis que los que corren en el estadio, todos a la verdad corren, pero uno solo se lleva el premio? Corred de tal manera que lo obtengáis” (1 Corintios 9:24).
Este texto menciona las actividades deportivas de Grecia en los tiempos bíblicos. Hoy conocemos los Juegos Olímpicos en su versión moderna, una herencia griega, en la que muchos atletas se empeñan en sus modalidades para ganar una medalla.
Actualmente, que se están llevando a cabo los Juegos Olímpicos en Tokio, hay una evidencia mayor del deporte en el escenario mundial. Y eso nos permite reflexionar sobre algunos puntos relacionados a él en la sociedad, y cómo los cristianos pueden involucrarse en la práctica deportiva.
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El informe Movimiento es vida, del programa de las Naciones Unidas para el desarrollo, indica que las actividades físicas y deportivas tienen una relación positiva en la salud, la sociabilidad, la cognición y la calidad de vida. [1]
Por otro lado, también evidencia profundos desafíos sociales que interfieren en el desarrollo humano, como la falta de recursos financieros, de tiempo disponible o de oportunidades para su práctica.
Principios
En el campo deportivo de alto rendimiento, el deporte no siempre puede ser considerado sinónimo de salud, siendo que los atletas llegan al esfuerzo máximo, causándoles lesiones y, por consecuencia, una vida profesional corta (jubilación precoz).
Por otro lado, alguien que no desarrolla esas actividades de manera profesional, puede obtener beneficios de la práctica deportiva, de los juegos y de ejercicios que deben ofrecerse desde la infancia en las escuelas y espacios comunitarios. Para eso, necesitamos políticas públicas que permitan ofrecer espacios adecuados y seguros, profesionales capacitados para orientar a la población, así como tiempo de esparcimiento de buena calidad y en cantidad suficiente.
El cristiano puede practicar deportes, juegos y ejercitarse, pues eso puede contribuir significativamente para su desarrollo personal, social y espiritual.
Siguiendo el consejo bíblico, lo que cambia es la meta. Mientras los atletas se empeñan por un premio terrenal, el cristiano atleta se empeña en predicar el evangelio. Y, para eso, tener una buena condición física es importante.
No se trata de tener un “cuerpo perfecto”. Se trata de tener salud y bienestar para cumplir la orden del Maestro: predicar el evangelio a todo el mundo (Mateo 28:19, 20).
Legado
Los adventistas del séptimo día son reconocidos por su mensaje de salud, que incluye el ejercicio físico. Practicar deportes, juegos y hacer ejercicios promueven ese mensaje, inclusive, como testimonio para la sociedad.
¿Qué tal aprovechar este momento olímpico para comenzar a practicar algún deporte o actividad física? Lógico, con todos los protocolos de seguridad debido a la pandemia.
Mientras tanto, esperamos el día en que recibiremos el premio en el mayor evento del mundo de las manos de Cristo, no con una medalla, sino con la corona de vida.
Víctor José Machado de Oliveira es doctor en Educación Física, profesor de la Facultad de Educación Física y Fisioterapia de la Universidad Federal de Amazonas, y miembro del grupo Científicos Adventistas.
Referencias
[1] Http://www.each.usp.br/gepaf/wp-content/uploads/2017/10/PNUD_RNDH-completo.pdf