Cómo puede actuar la Iglesia en la atención a homosexuales
Los proyectos y diálogos, a través de diferentes iniciativas, instruyen y orientan sobre cómo apoyar a las personas homosexuales en el contexto religioso.
De acuerdo con un informe solicitado por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, entre 2011 y 2018 una persona homosexual fue asesinada cada 16 horas. Ese número revela la intolerancia hacia personas que se relacionan con personas del mismo sexo.
En el contexto religioso, esa violencia puede manifestarse de otras formas. “La primera vez que sentí el prejuicio fue en la iglesia, en la mirada, en los comentarios de las personas”, cuenta Otavio Cruz, estudiante de 23 años. En esa época, tenía quince años y estaba por primera vez haciendo estudios bíblicos. Meses después, decidió bautizarse, pero tardó un poco más en comprender su inclinación homosexual y su condición de cristiano.
La barrera que encontró en la iglesia no solo se le presentó a Otavio, sino a decenas de otras personas que los demás consideraban que tenían una apariencia de homosexuales o que asumían serlo. Y en diversas organizaciones, no solo en las iglesias. Quien cuenta la historia en el ambiente religioso adventista es Flavio Junior, coordinador del ministerio Amistades Verdaderas, en Brasil, que ofrece atención a jóvenes y familias de personas que viven en esa situación.
Salud mental
“Las personas con tendencia homosexual tienen una probabilidad mucho mayor de suicidio, muchas presentan enfermedades psiquiátricas y muchas que están en la iglesia presentan situaciones [que deben resolver] con Dios”, explica Junior, graduado en Ciencias Biológicas por la Universidad de São Paulo (USP), con una maestría en Microbiología y un doctorado en Ciencias por la Facultad de Salud Pública de la USP. El proyecto coordinado por él ofrece atención psicológica y psiquiátrica a hombres, mujeres y sus familiares. Pero es importante enfatizar que el suicidio puede atribuirse a múltiples factores, incluidos los problemas que surgen de las expresiones de prejuicio.
Otavio recuerda que fue una época muy difícil, porque según él, el Dios que estaba conociendo en la Biblia era diferente al que veía en la iglesia a través de las personas. “Dios es un Dios de amor, y cuando veía esas reacciones de las personas que estaban en la iglesia hacía mucho más tiempo que yo, pensaba que algo no coincidía”, explica. En ese período, afirma que pensó en suicidarse para terminar con la angustia que sentía.
“Entonces me dijeron que no lo hablara con nadie”, revela Otavio. Según él, fue un camino que tuvo que transitar solo, con crisis de ansiedad y con muchos pensamientos sobre si era o no merecedor del amor de Cristo, recuerda. “Eso me produjo mucha angustia, porque nada del evangelio tenía algún sentido para mí”, rescata. Su pensamiento fue: “Si yo tengo eso y Dios dice que no está bien, ¿por qué nadie me ayuda?”.
Atención e información
Cuando el pastor Felipe Cayres se dio cuenta de esa realidad, decidió ir más al fondo en la investigación para entender la relación entre la iglesia y las personas homosexuales. Dos de sus hermanos asumieron su homosexualidad cuando él era adolescente. En ese mismo período, Cayres se hizo miembro de la Iglesia Adventista. En la época, no entendía bien todo ese universo.
“Yo necesitaba ese trasfondo para entender mejor a mi hermano y aceptarlo”, resalta Cayres. Su objetivo de estudio en el curso de posgrado en el área de Consejería Familiar fue justamente la relación entre la comunidad religiosa y los miembros homosexuales.
En su experiencia como pastor en una iglesia, presentó ese tema a discusión y afirma que los resultados fueron positivos. Al principio, “los padres creían que yo era la salvación para los hijos o que, después de una conversación, ellos dejarían de ser homosexuales”, pero él afirma que eso no es verdad. El trabajo consiste en un primer momento, en atender a la familia.
Richard Davidson, profesor de interpretación del Antiguo Testamento y presidente del departamento de Antiguo Testamento en el Seminario Teológico Adventista del Séptimo Día de la Universidad Andrews, señala algo importante sobre la lucha de las personas homosexuales. En el artículo La homosexualidad y la Biblia, lo que está en juego en el debate actual, de 2012, dice que “muchas veces, personas religiosas que enfrentan su orientación homosexual se enojan con Dios porque les permite tener esa orientación y porque parece no estar dispuesto o no ser capaz de ayudarlos a superar esa inclinación”.
En todo ese proceso, la clave está en el diálogo. Fue por medio de ese intercambio que Otavio entendió cómo podría ser cristiano y vivir como cristiano aun siendo homosexual. En una de las noches de angustia sobre ese asunto, oró y decidió crear una cuenta en Instagram para compartir los textos bíblicos que leía. Al principio, no era algo tan intencional, pero poco tiempo después comenzó a recibir mensajes de personas que viven el mismo drama que él.
Fue así, al ayudar a otros, que encontró las respuestas que buscaba. De esa forma, el ministerio Amistades Verdaderas, liderado por Flavio, busca ayudar a comunidades religiosas a recibir y aceptar a personas homosexuales. Por medio de cursos y charlas, ofrece atención para eliminar conceptos preconcebidos sobre el asunto.
Existe una gran expectativa de la familia y la iglesia de que se realizará la “cura gay”. Flávio explica que es posible que una persona que se siente atraída por el mismo sexo pueda tener una familia heterosexual y feliz, pero no todos alcanzarán este objetivo debido a traumas pasados. Y pueden, según Flavio, vivir una vida feliz y gratificante de celibato.
La posición de la Biblia
La Iglesia Adventista del Séptimo Día sigue los preceptos bíblicos que desaprueban la práctica homosexual. La declaración titulada Los adventistas y la homosexua-lidad afirma, por ejemplo, que “la Biblia no acepta la actividad o las relaciones homosexuales”.
En el libro La Biblia y la práctica de la homosexualidad, el profesor de Teología Robert Gagnon enfatiza la posición de la Biblia sobre cuestiones relacionadas a lo que él llama relación homosexual [o práctica homosexual]. Él afirma en las conclusiones de la obra, en la página 656, que “la relación homosexual es vehemente e inequívocamente rechazada por la revelación de las Escrituras. Los argumentos presentados por los defensores de la homosexualidad para solapar la relevancia contemporánea de las Escrituras son débiles. En vez de eso, las Escrituras rechazan el comportamiento homosexual porque es una violación a la orden de Dios dada en el momento de la creación de que los hombres y mujeres existan diferenciados por género”.
Al mismo tiempo, el autor resalta la necesidad de atención a las personas que pasan por este tipo de situación. Gagnon también registra que “denunciar la relación homosexual y no ofrecer ayuda, activa y sacrificada, amorosa y con preocupación a los homosexuales es tener un evangelio tan distante como el de los que confunden el amor de Dios con ‘aceptar a las personas como son’ y que evitan hablar del poder transformador del evangelio”.
Dar atención
El pastor Alacy Barbosa, director del Ministerio de la Familia de la Iglesia Adventista para ocho países sudamericanos, declara: “Dios el Creador, Padre y Salvador de todos, para él no hay distinción de personas en ninguna de sus singularidades, en él somos todos de la misma familia humana, por la que él dio su propia vida para rescate de todos. Él nació para derribar las barreras y los prejuicios, para señalar el camino de su gracia y perdón, para que cada persona use su libre albedrío para someterse a él como Salvador y Señor”.
Para hablar más específicamente de la manera cómo tratar a las personas homosexuales, hay algo interesante en el artículo publicado en la Revista Dialogo, por Ronald M. Springett, PhD y profesor de Teología. Autor del libro Homosexualidad en la historia de las Escrituras (en traducción libre), afirma que “la Biblia no da a la iglesia ninguna orden de amenazar al individuo con orientación homosexual como si cometiera el peor pecado de todos”.
Acciones prácticas
Con esa idea en mente, Flavio destaca los consejos que les da a líderes y miembros de las iglesias, por medio del proyecto Amistades Verdaderas, sobre cómo recibir a las personas que sienten atracción por el mismo sexo. El primer paso es escucharlas. Dejar a un lado los prejuicios y simplemente dar atención a lo que ese ser humano tiene para decir. Para él es importante que la iglesia sea un lugar receptivo.
Para Flavio, muchas veces los gestos y la forma de hablar nunca cambiarán. Para el coordinador del ministerio Amistades Verdaderas, es necesario deshacer la expectativa y la censura por una relación. Ser cristiano y poseer tendencia homosexual puede implicar que la persona no forme una familia a través del matrimonio.
Otra indicación presentada es la de atender a ese nuevo amigo que va a llegar. Y Flavio deja su última orientación: “La iglesia debe ser un lugar donde la persona pueda desarrollar amistades significativas con personas de su mismo sexo y entender que es aceptada y amada en ese ambiente. Con el tiempo, esto llenará las necesidades emocionales profundas que posee”.
Lo que está en gran debate, sobre este tema, es lo que Richard Davidson, en el artículo antes mencionado, resumió sobre el tema. "En última instancia, lo que está en juego en el debate actual sobre el comportamiento homosexual y la Biblia es más que principios o doctrinas hermenéuticas abstractas, sino la vida de personas reales. Considere a aquellos que luchan con sus tendencias homosexuales pero que han descubierto el poder de la gracia de Dios para vivir por encima de estas tendencias ".