Teólogo explica situación del cristianismo en Chile
Un análisis de cómo el Rey del Sur de la profecía bíblica ha ganado terreno en la sociedad chilena, mostrando algunos elementos que ayudan a identificar su influencia.
Una ola de secularismo está cubriendo Chile, según algunos teólogos, pero ¿qué tiene que ver esto con las profecías? El pastor Esteban Díaz, líder de los departamentos de Publicaciones, Comunicaciones, Espíritu de Profecía y Salud de la Asociación Metropolitana de Chile, habla sobre este tema para la Agencia Adventista Sudamericana de Noticias.
Desde sus inicios la Iglesia Adventista ha relacionado al Rey del Norte escatológico de Daniel 11:40-45 con el papado, aunque una voz importante dentro del adventismo histórico pensaba que el Rey del Norte era Turquía. Urías Smith al comprenderlo de esa forma influyó bastante en la Iglesia introduciendo hermenéutica futurista en esta parte profética. Pero aún con su influencia, la voz de James White representó el pensamiento adventista original basado también en lo que creyó William Miller.
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White dijo lo siguiente: “Si los pies y los diez dedos de la estatua metálica son romanos, si la bestia con diez cuernos que se entregó a las llamas del gran día es romana, si el cuerno pequeño que se levantó contra el Príncipe de los príncipes es Roma, y si el mismo campo y distancia están cubiertos por estas cadenas proféticas, entonces el último poder del capitulo 11 [de Daniel] que va «a llegar a su fin y no tendrá quien le ayude», es Roma. Pero si es Turquía, como algunos enseñan, entonces los dedos de la imagen del capítulo 2 son Turquía, la bestia con los diez cuernos del capítulo séptimo representa a Turquía, y fue Turquía la que se levantó contra el Príncipe de los príncipes en el capítulo octavo de Daniel”.[1]
Después de una vuelta a la hermenéutica historicista tradicional producto de los estudios presentados por Luis Were, hoy en día los teólogos están de acuerdo en cuanto a la identidad del Rey del Norte, sin embargo, el presente artículo intenta analizar a su contrincante histórico que es el Rey del Sur.
Al examinar el contexto escatológico del Rey del Sur, existe un acuerdo en la Iglesia Adventista en identificar a este rey con ese enemigo que tiene las características de Egipto, el cual se ubica al sur de Jerusalén. ¿Qué características posee Egipto? Quizá la principal característica tiene que ver con el hecho de no reconocer al Dios verdadero, esto lo vemos en las palabras de faraón “¿Quién es Jehová, para que yo oiga su voz y deje ir a Israel? Yo no conozco a Jehová, ni tampoco dejaré ir a Israel”. Éxo, 5:2. Entonces su principal característica es no reconocer a Dios, por lo cual fomenta el ateísmo como forma de vida.
De forma más directa, el teólogo William Shea nos menciona: “El Rey del Sur debe verse más como una fuerza filosófica y no como un poder político o terrenal”.[2] Por lo tanto, esa fuerza debe ser el racionalismo naturalista que se expresa actualmente en el agnosticismo o ateísmo. Pero, ¿históricamente el ateísmo fue un problema para el papado; es decir para el Rey del Norte? Por su puesto, si recordamos la profecía de Apocalipsis 11 vemos allí a una bestia que surge del abismo, la cual tiene las características de Egipto y Sodoma (se agrega aquí Sodoma quien se identificaba con el libertinaje).
Esta bestia mata a los “dos testigos” que son la Palabra de Dios. Todo esto lo vemos cumplido históricamente con la revolución francesa, la misma que hizo una herida mortal al Rey del Norte (papado) en 1798. Así se cumplió la profecía de los 1260 días proféticos y ha sido un problema para éste en la historia; puesto que la filosofía racionalista atea se ha desarrollado en el mundo inundando a los países. Por esto mismo, la constitución pastoral Gaudium et spes del concilio vaticano II consideró al ateísmo como “uno de los fenómenos más graves de nuestro tiempo”.[3]
En este aspecto es importante saber cómo esta filosofía racionalista que se manifiesta en el agnosticismo y el ateísmo ha inundado Chile. Cuando hablamos de que Chile está bajo el Reino del Sur, nos referimos exactamente a esto, es decir, a que ha caído bajo el racionalismo ateísta.
En el último informe del Latinobarometro del 2018, se muestra a Chile como el que peor evalúa a la iglesia con un histórico 27%, como podemos ver en el siguiente gráfico:
Esto coincide con el informe Centro de Estudios Públicos de Chile del 2018, que evalúa la confianza en la Iglesia Católica y Evangélica, la cual también ha caído en un histórico 14% y un 17% respectivamente:
La Iglesia en Chile
En cuanto a participación religiosa Chile pasó a ser el país con menos participación de Sudamérica, según lo indica el informe del Latinobarometro de 2017. Chile, nos muestra el informe, lideraba con un 35% de no participación religiosa, superando a Uruguay que tenía un 31%. Aún en la actualidad, Chile mantiene un 30% de no religiosidad y Uruguay 36%. En cuanto a la práctica religiosa solo el 22% de la población dice practicar su religión con frecuencia, frente a un 34% que dice no ser muy practicante y un 14% que no practica su religión.
Esta información corresponde con el informe del Global Index of Religion and Atheism Report elaborado en 2013, en el cual vemos a Chile como el segundo país menos religioso de toda Latinoamérica, solo superado por Uruguay. En la siguiente tabla podemos ver los porcentajes:
País | Población no religiosa % | Población Atea % | Población agnóstica % | Población creyente % |
Chile | 34 | 22 | 8 | 36 |
Uruguay | 30 | 30 | 13 | 27 |
En el último informe bicentenario del 2019 realizado por la Universidad Católica indica cómo la religión católica disminuye a un 45% y el ateísmo crece en un histórico 32%.
Estos informes nos hacen ver la influencia que tiene el racionalismo naturalista en la sociedad a través de las distintas ideologías que mueven el país. Pero, ¿por qué esto puede ser un problema para la sociedad civil y religiosa? Para los adventistas, quienes defienden la libertad de conciencia y creencia, no debería ser ningún obstáculo lo que la gente crea, sin embargo, un ateísmo filosófico presentado por distintas idelogías podría convertirse en una resistencia para la evangelización y el cumplimiento de la misión que tiene la Iglesia.
Se sabe que a medida que el secularismo avanza la influencia religiosa disminuye. Otras filosofías podrían convertirse finalmente en una religión sin Dios, centrada en el humanismo. Como vemos, esa vieja creencia de “seréis como dioses” vuelve a estar presente en el ateísmo, porque podemos prescindir de Dios.
Ahora ¿podría esto afectar nuestra libertad de conciencia? Las nuevas creencias políticas con sus ideologías no “conservadoras” ¿podrían impedir la libre expresión religiosa de algún modo? Para analizar estos puntos debemos realizar un repaso de cómo se ganó la libertad de conciencia en Chile y cuál fue el proceso de separación de Iglesia y estado, y reflexionar hoy en día en el estado laico.
Desarrollo histórico
Históricamente fue difícil para Chile lograr la libertad religiosa y la separación total de iglesia y estado. En el inicio de la vida independiente del país “el Director Supremo” Bernardo O’Higgins dictó un decreto con fecha 13 de noviembre de 1817 en el cual señala: “Que habiéndose separado los pueblos que mando de la dominación de la metrópoli española, se ha resumido en mi persona, en virtud de la suprema autoridad que ejerzo, el Real Patronato”.[4] Esto significaba que Chile seguía siendo oficialmente católico, pero con la cualidad de elegir a sus arzobispos. Esto quedó bien registrado en la constitución de 1833, el capítulo 3, artículo 5, que estable que “La religión de la República de Chile es la Católica, Apostólica, Romana; con exclusión del ejercicio público de cualquiera otra”.
Implicaciones en el protestantismo
En los años siguientes esto complicó a los protestantes chilenos quienes no podían acceder a enterrar a sus familiares en cementerios, tampoco casarse, o eximirse de las clases de religión obligatorias, además de no tener un registro de nacimientos.
Debido a esto se realizó el primer intento de separar la iglesia y el estado en 1884, donde en la cámara de diputados y senadores se discutió ampliamente este tema, pero sin lograr la efectiva separación.[5]
Lo que se lograría serían impulsar las leyes laicas que permitía a los protestantes o no creyentes acceder a los servicios públicos que antes les eran negados.[6] No sería hasta 1925 que Chile lograría la plena separación de iglesia y estado impulsado por el presidente Arturo Alessandri Palma. La conquista por una plena separación de iglesia y estado fue llevada a cabo por un liberalismo igualitario. Esta trajo plena libertad de conciencia al cambiar la constitución, establenciendo en el capítulo 3, artículo 2 que:
“La manifestación de todas las creencias, la libertad de conciencia y el ejercicio libre de todos los cultos que no se opongan a la moral, a las buenas costumbres o al orden público, pudiendo, por tanto, las respectivas confesiones religiosas erigir y conservar templos y sus dependencias con las condiciones de seguridad e higiene fijadas por las leyes y ordenanzas. Las iglesias, las confesiones e instituciones religiosas de cualquier culto, tendrán los derechos que otorgan y reconocen, con respecto a los bienes, las leyes actualmente en vigor; pero quedarán sometidas dentro de las garantías de esta Constitución al derecho común para el ejercicio del dominio de sus bienes futuros. Los templos y sus dependencias, destinados al servicio de un culto, estarán exentos de contribuciones”.
Esta libertad se mantuvo en el siguiente cambio constitucional de 1980 sin mucha variación. Aunque algunos autores discuten si en realidad existe la separación de iglesia y estado, ya que en el texto constitucional no se describe explícitamente su separación (tampoco su unión), lo importante es que hay libertad de conciencia y de culto. Pero a medida que la ideología ateísta crece en el país, el cual reúne a distintos sectores políticos, podría traer problemas con la religión. ¿Que tipo de problemas?
Problemas de un país laicista
Un estado laico tradicionalmente no significa contrariedad a la religión, sino que aplica los principios libertarios, igualitarios y de neutralidad en cuanto a religión. Pero un país laicista, es aquel que anhela vaciarse de la religión; es decir, defiende apologéticamente el ateísmo, lo cual llevado a políticas públicas podrían afectar las creencias religiosas.
Este tipo de Estado podría restringir ciertos derechos que tiene las religiones a expresar su fe y creencias. Aunque autores ateos como Cristóbal Bellolio aseguran que el laicismo o estado ateísta no es lo que quiere el ateísmo en Chile,[7] estos tendrían una influencia secularizadora del estado muy fuerte. ¿Dónde vemos esto? No en que en los espacios estatales no se presente ninguna clase de imagen y se haga ningún tipo de profesión religiosa, ya que efectivamente el estado debe ser neutral,[8] sino en su influencia filosófica al momento de legislar por las libertades de las personas, por ejemplo, en las políticas de género que actualmente se debaten, las cuales obviamente son contrarias a las creencias cristianas.
Un estado secular al imponer el ejercicio de libertad de las personas puede darles efectivamente el derecho a casarse, pero no debería obligar a la población cristiana a reconocer a un hombre que se cambió el sexo y ahora es mujer y llamarlo por su nombre femenino, mucho menos educar ideológicamente a los niños para que decidan si quieren ser hombres y mujeres, ya que biológicamente los sexos vienen predeterminados, esto atenta contra lo científico y bíblico. Sin duda esto es efecto del secularismo ateísta.
En su sistema educacional el estado laicista impondría la enseñanza de la evolución como lo científicamente correcto y el creacionismo quedaría relegado a una fábula o cuento mitológico, sin considerar el diseño inteligente o las propuestas explicativas creacionistas, solamente argumentado que porque se encuentra en la Biblia simplemente es falso. Lo otro sería seguir el camino de la teología liberal y desmitologizar a la Biblia, dejando solo los relatos históricos y eliminando todo lo sobrenatural o milagroso.
En la actualidad, Chile está pasando por un periodo constitucional y viene al punto la pregunta que hacía la historiadora, Sol Serrano, en el título de su libro: ¿Qué hacer con Dios en la República?[9] Pero planteada de forma diferente, esta es ¿qué haremos con Dios en la nueva Constitución? Pregunta que seguramente será expuesta y respondida cuando esta sea redactada.
Sin dudas, el secularismo traído por el ateísmo tiene una influencia creciente en Chile y donde reine el cientifismo y el naturalismo la Palabra de Dios se vuelve escasa, pero a la vez deseada por quienes se quieren acercar a la verdad, cuyo fin es liberar a las personas, como dice Jesús: “la verdad os hará libres”.
Pareciera ser que el Rey del Sur conquista nuestro país, aumentado su cantidad de adherentes y a través de su ideología que fomenta una politica pública, pero la profecía indica que finalmente el Rey del Norte triunfará y el papado se impondrá al ateísmo y naturalismo con apoyo de los Estados Unidos e impondrán su marca y su imagen para que todos los habitantes le adoren (Apo. 13).
Por todos lados el enemigo tiene creaciones satánicas que engañan a la sociedad y al mundo, y el Rey del Sur sigue siendo un aliado efectivo al día de hoy. Esperamos que Chile no se aleje de su cultura cristiana, para que el verdadero evangelio pueda ser presentado por el pueblo remanente. Este es el evangelio eterno expuesto en el mensaje de los tres Ángeles (Apo. 14).
Anotaciones y Referencias:
[1] Jaime White, Review and Herald, 3 Octubre 1878. En Donald Ernest Mansell. Los Adventistas y el Armagedón. (Buenos Aires: ACES, 2006), 35.
[2] William Shea. Daniel: una guía para el estudioso. (Buenos Aires: ACES, 2009), 262.
[3] Pablo XI, Gaudium et Spes, 19.
[4] La Separación de Iglesia y Estado en la Administración de Alessandri en siete ensayo sobre aturo Alessandri Palma (Santiago: ICHEH, 1979), 288.
[5] Matías Tagle Dominguez, La separación de Iglesia y Estado en Chile. Historiografía y debate. Revista Historia, Vol. 30, 1997, 384. Detrás de esta lucha existió una alianza entre protestantes, masones, liberales y radicales para hacer de Chile un país laico.
[6] Las tres principales leyes laicas era: 1. Ley de cementerios laicos (1883), 2. Ley de matrimonio civil (1883) y 3. Ley de registro civil (1884). Juan Ortiz, Historia de los evangélicos en Chile 1810-1891: de disidentes a canutos, (Santiago, Editorial Parusia, 2013),
[7] Cristóbal Bellolio, Ateos fuera del closet. (Santiago: Debate, 2014), 237.
[8] Con estos mencionamos que debe ser incluyente de las manifestaciones religiosas en espacios públicos y no incluyentes ya que existe una variedad amplia de creencias religiosas o “doctrinas comprensivas” como lo llama Jhon Rawls.
[9] Sol Serrano, ¿Qué hacer con Dios en la República? (Santiago: Fondo de Cultura Económica, 2017).