La brecha comunicacional
Han pasado años desde que televisión llegó a los hogares, una invención hecha por John Bird, en 1926. La primera transmisión de televisión se logró en la misma década de los años 1920. Claro que sólo en la década de 1950, fue cuando la televisión se...
Han pasado años desde que televisión llegó a los hogares, una invención hecha por John Bird, en 1926. La primera transmisión de televisión se logró en la misma década de los años 1920. Claro que sólo en la década de 1950, fue cuando la televisión se vio popularizada, en diversos países del globo.
Retrocedo mentalmente unos años antes, a 1930, y veo familias reunidas en la mesa almorzando juntas, hermanos conversando en la sala de su casa, amigos leyendo buenos libros, niños jugando a las canicas, corriendo, saltando, jugando a ser mamá y papá, veo padres riendo debajo de la sombra de un árbol con sus hijos, veo personas leyendo la Biblia, orando, practicando la religión; etc. Hay muchas cosas por imaginar, que oí de mis abuelos. También, escuché de ellos que los tiempos antiguos siempre fueron mejores ¿qué piensa al respecto?
La televisión en nuestra vida- Tal vez, usted mismo, ya se ha acostumbrado al consumismo de programas de televisión como: las novelas, los programas de chismes, series; etc. No lo sé. Solo sé que al pasar de los años, los padres ya no dedican tiempo para conversar con sus hijos, el hábito de la lectura disminuyó, ya no se juega al aire libre, se ha dejado de lado la comunión con Dios; se ha cambiado una pantalla por la sociabilidad, y esto sin mencionar Internet, que trajo consigo que una reunión de amigos, o familia, se convierta en diálogos cibernéticos, adicciones a redes sociales o a videojuegos.
¿Hasta dónde ha llegado el consumismo? o mas bien digo ¿hasta dónde nos llevará?
Nos cuesta imaginar un niño drogándose, una niña siendo abusada, un adolescente o joven suicida, una familia violenta, un joven asesino, embarazos prematuros, abusadores; etc. Se repite la historia contada en la pantalla y al hacerlo se pierde la identidad. Hemos sido alienados con programas como: noticias, fotos, novelas, dibujos animados, series violentas; etc. Respóndase usted mismo.
“El tiempo que se pasa frente al televisor es tiempo que se le resta a actividades importantes. Los niños también pueden aprender cosas en la televisión que son inapropiadas o incorrectas. Muchas veces no saben diferenciar entre la fantasía presentada en la televisión y la realidad. Están bajo la influencia de miles de anuncios comerciales que ven al año, muchos de los cuales son de bebidas alcohólicas, comidas perjudiciales (caramelos y cereales cubiertos de azúcar), comidas de preparación rápida y juguetes”, este párrafo es parte de una investigación hecha en el país vecino de Chile, por una persona anónima.
Se ha disminuido las actividades que la familia realizaba anteriormente en forma colectiva.
Se ha puesto a pensar que tipo de educación puede estar ofreciendo a sus hijos. No los deje frente al televisor, si no tiene tiempo para el niño (a). Hágalo razonar. Después no se queje por las aptitudes negativas que le muestren en un futuro cercano. No se lamente en la senectud de ir a parar a un asilo o de buscar comunicarse con su hijo (a) cuando sea demasiado tarde, porque él o ella no tendrán tiempo para usted.
La famosa escritora, Ellen White, escribió: “Todo ser humano, creado a la imagen de Dios, está dotado de una facultad semejante a la del Creador: la individualidad, la facultad de pensar y hacer. Los hombres en quienes se desarrolla esta facultad son los que llevan responsabilidades, los que dirigen empresas, los que influyen sobre el carácter. La obra de la verdadera educación consiste en desarrollar esta facultad, en educar a los jóvenes para que sean pensadores, y no meros reflectores de los pensamientos de otros hombres. En vez de restringir su estudio a lo que los hombres han dicho o escrito, los estudiantes tienen que ser dirigidos a las fuentes de la verdad, a los vastos campos abiertos a la investigación en la naturaleza y en la revelación. Contemplen las grandes realidades del deber y del destino y la mente se expandirá y se robustecerá”. {ED 16.3}
Ya lo sabe, si ama a sus hijos y quiere que sean hombres líderes de principios y de buen carácter, no permita que otros terceros eduquen a sus hijos, con malos programas de televisión. Antes bien, desarrolle la mente del niño para evitar la alienación. Claro que no todos los programas son malos, pero seleccione con sus hijos los programas que eduquen y explíqueles porque no pueden ver los programas violentos o negativos. Recuerde, el cambio comienza por su persona y usted traza las directrices del futuro de sus hijos.