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Comité familiar de crisis

Los papás cristianos tienen la ventaja de contar con las promesas bíblicas de protección y cuidado, aún medio de la crisis.


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Es importante crear un comité de crisis en la familia. (Imagen: shutterstock)

Muchas de las crisis llegan sin pedir permiso, sorprenden, nos mueven el piso y cambian la rutina a la que estábamos acostumbrados. Es el grave accidente de un hijo, la muerte de un ser querido, la noticia de que uno de los padres quedó sin trabajo, o algo a nivel comunitario como la necesidad de hacer frente a un virus hasta hace poco desconocido, que genera cambios impensados en la rutina diaria.

Tal vez mientras lees este artículo te encuentras pensado como organizar la vida familiar de estos próximos días, en donde el pedido de todos los sectores de la sociedad es: quedarse en casa. Ese es mi pensamiento ahora. No necesitamos parar 15 días para saber que la convivencia no va a ser fácil. Las responsabilidades de cuidado que hasta unos días atrás era distribuida entre la escuela, las actividades extras, la iglesia; etc, ahora están nuevamente sobre las espaldas de los papás quienes debemos planificar como hacerle frente al encierro obligatorio, conciliando el trabajo, la casa y el cuidado de los niños.

El rol de los padres

Me gusta pensar a mi familia como un equipo de fútbol pues para mis hijos esa figura es más concreta: todos tenemos un lugar designado dentro del equipo, está el director técnico, los jugares, el equipo de apoyo, etc. Nuestro objetivo está en “marcar el gol” y nos necesitamos los unos a los otros. En ocasiones donde el “equipo contrario” demanda un trabajo más esforzado, necesitamos sentarnos y hablar sobre el rival, conocerlo, saber cuales son los puntos débiles, y también las fortalezas. Eso equivaldría a un comité familiar de crisis.

Frente a cambios tan drásticos necesitamos explicarle a nuestros hijos, de una manera en que ellos entiendan, que es lo que está pasando en el mundo y cómo el impacto de este coronavirus o Convid-19 va a modificar nuestra rutina en este corto o mediano plazo. Las crisis hacen que actuamos diferente a la “normalidad” y eso va a exigir una buena disposición de cada integrante del equipo.

Midiendo la información

Como suele suceder en un mundo tan interconectado, la superabundancia de información es una realidad abrumadora para cualquier adulto, ¡imagine para un niño! Por eso, los adultos tenemos que hacer un filtro para no provocar ansiedad o temores innecesarios. A estas alturas hay tanto material oportuno que puede valerse de videos, imprimibles, o textos adaptados para niños que ayudarán a explicar todo lo que hay que saber sobre esta pandemia. Permita que los niños hagan las preguntas que puedan surgir para darle sentido a todo lo que ya vieron o escucharon sobre este tema. Una vez más, cuidado de no exponer a los niños a videos o audios que puedan generar miedo o temores con cosas que están fuera de su control.

Reforzando las medidas de seguridad

En ese “comité familiar de crisis” o reunión técnica, después de explicar cuál es el “rival” es necesario pensar juntos como enfrentarlo. Explique porqué hay que quedarse en casa y qué medidas de precaución serán tomadas: por ejemplo, reforzar el lavado de manos, cual es la mejor forma de estornudar o toser, cuidar aspectos relacionados al descanso, ejercicio físico, alimentación saludable, etc. Si antes no prestaban atención a este estilo de vida, es hora de hacer cambios que promuevan la salud en el ambiente familiar. Y recuerde que los niños son niños: a algunos les resulta fácil recordar y cumplir con las medidas de seguridad propuestas, pero por lo menos aquí en casa es necesario recordar constantemente como ganarle “al equipo contrario”.

¿Y qué hago con la rutina?

Ahora es momento de pensar juntos qué hacer y cómo afrontarán estos días que estén en casa. Dependerá mucho si alguno de los padres puede quedarse con los niños o si estarán al cuidado de otra persona. Pero algo es claro: no estamos de vacaciones. Por lo tanto, hay que elaborar, votar y dejar a la vista de todos, un horario o lista con las actividades que los “jugadores” tendrán que cumplir durante el día. Eso ayudará a mantener el orden en casa e involucrar a los niños en actividades útiles para el desarrollo de habilidades para la vida.

No dude pedir que laven la loza, barran la cocina, o tiendan su cama. Además de las tareas del hogar, dedique tiempo en la rutina diaria para que los niños lean, tengan momentos de juego libre y realicen alguna actividad física. Para eso, los papás necesitamos una gran dosis extra de paciencia y comprensión. Paciencia porque el día se hará largo y tendremos que lidiar con muchas situaciones que pueden desgastar la convivencia, y comprensión porque no es fácil ser niño y tener que estar encerrado en casa. Esta situación demanda que sea afrontada con la mejor disposición de todos.

Transmita esperanza

Las situaciones de crisis nos ayudan a dar el valor real a las cosas y a las personas. Los papás cristianos tenemos la ventaja de contar con las promesas bíblicas de protección y cuidado. Es por eso que necesitamos transmitir esa esperanza a nuestros hijos. No deje de hacer el culto familiar, enseñe promesas bíblicas que puedan ser repetidas en momentos de necesidad, oren por las personas que están expuestas al contagio de este virus como médicos, enfermeros, adultos mayores, etc. Y por, sobre todo, disfrute de tener a sus hijos en casa. Es un privilegio que por la vida acelerada que llevamos, pocas veces disfrutamos.

Resumiendo:

  • Reúna a su familia para un comité de crisis
  • Explique a sus hijos el porqué de la crisis (en este caso el coronavirus)
  • A través de recursos audiovisuales, permita que los niños sepan de qué se trata este virus. Conversen y aclare cualquier duda que pueda surgir.
  • Elaboren juntos un plan de acción para que cada miembro de la familia sepa que hacer, cómo hacerlo y cuándo hacerlo. Refuerce las medidas de higiene y hábitos saludables.
  • Oren a Dios pidiendo protección y cuidado para con la familia y por aquellos que están sufriendo por el contagio de este virus. Afirmen su fe en Dios y en sus promesas.
Cuca Lapalma

Cuca Lapalma

Construyendo el futuro

Porque el futuro de nuestra sociedad, los niños de hoy, está en nuestras manos.

Licenciada en Psicopedagogía, dejó su trabajo en el gabinete escolar para dedicarse al cuidado de sus hijos pequeños. Actualmente, con un Profesorado en Letras, se dedica a la traducción. Administra un sitio web con recursos digitales para los maestros de la Escuela Sabática infantil llamado Adventprint y apoya firmemente el Ministerio Infantil de la Iglesia Adventista en Sudamérica.