Servir es mi misión
La historia de Marigloria Cornejo es de servicio al pueblo y la comunidad, ahora que conoció de Dios decidió servir para llevar esperanza
Marigloria Cornejo Cousin es abogada, investigadora, profesora universitaria e hija del reconocido profesor Justino Cornejo quien representa una de las más distinguidas figuras de la lengua, la literatura y el folclore del Ecuador. Marigloria sirvió a la comunidad como secretaria administrativa del municipio de Guayaquil brindando atención a todo aquel que lo necesitaba “sin distinción porque ese era mi trabajo” tal como comenta ella.
“Unas personas presididas por una mujer, invadieron el terreno y quisieron robar el predio separado para construir allí un templo adventista en la ciudadela Quisquis en Guayaquil. Después de acudir a los juzgados y ver que la recuperación del predio se dilataba y nuestra única salvaguarda era el pago de los predios urbanos, que estaban al día, la abogada que defendía nuestra causa nos aconsejó acudir al municipio de Guayaquil para conseguir ayuda y recuperar nuestro terreno. Gracias a Dios que nos puso en el camino al alcalde, el Ing. León Febres Cordero, y los excelentes oficios de su secretaria administrativa Marigloria, conseguimos recuperar el terreno. Es así como inicia nuestra amistad”, cuenta el pastor Roque Crespo, “le extendimos nuestro agradecimiento obsequiándole una Biblia y otros libros denominacionales, de esto fue hace 30 años, desde allí hemos orado por nuestra amistad, así como por su conversión a Cristo. No hemos perdido el contacto, la amistad, el estudio bíblico y la oración por teléfono, hasta este maravilloso día en que ella, por la gracia de Dios, baja a las aguas bautismales aceptando públicamente al más grande amor de su vida, el abogado de los abogados, nuestro gran Dios y Señor”
Marigloria brindó la ayuda pertinente al pastor Roque y desde aquel entonces conoce de la iglesia adventista y sus instituciones educativas a las que visitó cada vez que se lo solicitaban.
Marigloria después de su bautismo comenta lo feliz que se siente al dar este gran paso: “al entregar mi vida a Cristo no es para ocupar un asiento en la iglesia, deseo servir hasta el último día de su vida, porque toda mi vida he sido una mujer de servicio al pueblo y ahora con Dios, más”.