Jóvenes adventistas ayudan a sofocar el fuego en la Chiquitanía boliviana
Los incendios han generado daños irreparables en la fauna y flora de especies endémicas del sector.
Melissa Condori Quispe es una de las voluntarias que fue hasta Roboré, ubicado en la provincia de Chiquitos en el departamento de Santa Cruz, junto a un grupo de cinco amigos comprometidos a ayudar a los necesitados del lugar y llevar una parte de los donativos que la región central (Cochabamba) de la Iglesia Adventista en Bolivia recaudó.
Ella se animó a ir a este lugar como voluntaria dejando el trabajo y los estudios ya que al pasar los días veía por las redes sociales y la televisión como el fuego consumía la Chiquitanía boliviana. “Me sentía impotente de no hacer nada”, relata Melissa.
Una mañana, el promotor que reunía al equipo voluntario animó a Melissa para que sea parte de este equipo. Ella aceptó y desde entonces recolectaron víveres, insumos y medicamentos. Ella afirma que las iglesias y unidades educativas adventistas apoyaron a esta causa en gran manera.
El equipo de voluntarios salió desde el departamento de Cochabamba rumbo a Roboré y llegaron dos días después. Allá se encontraron con otro grupo de jóvenes adventistas de la región del oriente (Santa Cruz) del país, todos con un mismo objetivo.
“El viaje fue largo, pero lo bonito fue que en el camino la gente nos veía en la camioneta y entregaba donaciones y alimentos”, cuenta Melissa. Además, al llegar se dio cuenta que una cosa muy diferente es ver por las redes sociales de todo lo que está pasando. “Orábamos llorando. Era triste ver como el fuego estaba atacando tanta naturaleza”, señala.
Decenas de voluntarios se unieron para apagar ese fuego y los jóvenes adventistas fueron parte de este equipo. El lunes, 26 de agosto, al regresar a su destino, la gente del lugar agradeció por lo que estos jóvenes realizaron. Además, prometen volver junto al equipo.
Milagros en las peores circunstancias
En Roboré conocieron a un hombre llamado Marcelo. Este Señor oraba y cantaba con ellos. Melissa quien lo conoció dice que él “apoyaba en gran manera, no tenía miedo y nosotros preguntábamos si este señor era de la Iglesia Adventista, pero nos enteramos que no era así”.
El señor se unía a las meditaciones de grupo de voluntarios adventistas, pero cuando regresaban a su ciudad, él agradeció a la Iglesia Adventista por esa colaboración y dijo que desde entonces él pertenecería a la Iglesia Adventista.
La Chiquitanía boliviana
Los incendios de la Chiquitanía en Bolivia han generado daños irreparables en la fauna y flora de especies endémicas del sector. Una de las mayores pérdidas son los más de 40.000 árboles maderables propios de la región.
Medios de comunicación
En la foto de portada del periódico El Deber, uno de los medios de comunicación más influyentes del país, en la edición del lunes, 26 de agosto, aparece una conquistadora de la Iglesia Adventista junto a otros voluntarios sofocando el incendio forestal, que a la fecha alcanza más de 1 millón de hectáreas de pastizales y bosques quemados por el voraz incendió.
En la historia de portada se trata de Areli Chumita Justiniano Justiniano, que junto a otros jóvenes adventistas voluntarios se encuentran en la zona de la Chiquitania. Arely es conocida como una muchacha intrépida y valiente, es miembro del Club de Conquistadores. Así como ella existe muchos otros jóvenes en Bolivia que llevan el servicio por el prójimo en la sangre.
Club de Conquistadores
Los conquistadores adventistas son niños y niñas que oscilan entre los 10 y 15 años y no hace acepción de personas por su condición social, color o religión. Se reúnen una vez por semana con el fin de desarrollar talentos, habilidades, percepciones y el gusto por la naturaleza.
Este grupo se caracteriza por vibrar con las actividades al aire libre como campamentos, caminatas, escalar montañas, exploración de bosques y cuevas. Sus capacidades se demuestran con una disciplina a través de un orden cerrado, desarrollan una amplia creatividad para las artes manuales, y combaten el uso de tabaco, alcohol y drogas.
Su estilo de trabajo es siempre en equipo con el único fin de ser personas útiles en la comunidad. Ayudan en momentos de calamidad y participan activamente en campañas comunitarias para ayudar a las personas necesitadas, y en todo lo que realizan promueven el amor a Dios al país.
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