Cerca de 300 millones de niños en todo el mundo viven en constante situación de violencia, ya sea física, sexual o moral. El dato, divulgado en 2017 por el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), integra el informe “Una situación habitual: violencia en la vida de niños y adolescentes”. El número equivale a casi toda la población de los Estados Unidos.

Buscando provocar un amplio debate y proponer métodos para prevenir el crecimiento de la violencia sexual infantil, en este año la campaña Basta de silencio dirija su atención al tema de tratar de evitar que más niños y adolescentes integren las estadísticas mundiales. Y no solo eso. La iniciativa de la Iglesia Adventista busca, también, presentar caminos para la recuperación de quien, por desgracia, carga con las marcas y los dolores que resultan del abuso.

“Los órganos gubernamentales y las comunidades religiosas, por ejemplo, pueden ayudar a proteger a los niños y adolescentes al abandonar la postura meramente reactiva para asumir una agenda proactiva de prevención”, subraya la educadora Marli Peyerl, coordinadora del proyecto para ocho países de Sudamérica. El camino, apunta ella, es informar y sensibilizar a la población, comenzando por los padres y cuidadores. Y, después, entrar en acción: crear ambientes que sean acogedores e inclusivos en los espacios frecuentados por los pequeños.

Las acciones centrales de la campaña tendrán lugar el 24 de agosto en Brasil, Uruguay, Paraguay, Argentina, Chile, Bolivia y Ecuador. Sin embargo, la campaña se extiende a lo largo de todo el año con presentaciones, acciones de concientización e iniciativas de amparo realizadas en varias localidades. Además, se entregarán materiales instructivos, como una revista para adultos y otra para niños, ambas con énfasis en la necesidad de prevención y consejos sobre qué hacer para evitar que los abusadores se acerquen, por ejemplo. Las versiones digitales de los diarios y más información sobre el tema están disponibles en rompiendoelsilencio.org