Joven se libra de deudas al ser fiel a Dios en la guarda del sábado
Jaime Paniagua Salazar tiene 27 años, es oriundo de Capinota del departamento de Cochabamba, antes que su vida cambie gracias al colportaje, él trabajaba en una empresa de cemento nacional, donde por 15 días al mes, recibía un ingreso salarial elevad...
Jaime Paniagua Salazar tiene 27 años, es oriundo de Capinota del departamento de Cochabamba, antes que su vida cambie gracias al colportaje, él trabajaba en una empresa de cemento nacional, donde por 15 días al mes, recibía un ingreso salarial elevado.
A pesar de las comodidades que esa empresa le brindaba no se sentía bien, porque muchas veces el costo de ese trabajo requería infringir el sábado. Además, si no cumplía con las tareas del día debía buscar un remplazo. Es cuando Jaime junto a su esposa Lidia oraron fervientemente para que Dios les muestre el camino a seguir.
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Núcleo de Formación de Colportores
Sin saber nada sobre el colportaje invitaron a Lidia a participar del Núcleo de Formación de Colportores (NFC). Ella aceptó ir a estas capacitaciones, pero no fue sola, lo hizo junto a su esposo. El anhelo de Jaime era graduarse en el NFC; sin embargo, su trabajo era un impedimento ya que la empresa requería que Jaime esté 15 días trabajando. Por ello, después de la tercera capacitación empezó a colportar.
Jaime afirma: “No sabía cómo tocar la puerta ni qué decir, solo oré a Dios y él escuchó mis oraciones. Entonces decidí irme lejos del centro de la ciudad”. Durante los primeros días entregaba todos los materiales que llevaba en la mochila; así pasaban los días y las entregas disminuían ya que sentía duda y miedo.
Ya en la tercera capacitación, Jaime decidió servir tiempo completo a Dios. “Señor quiero librarme de mi trabajo para entregarme a tiempo completo a ti mediante el colportaje, no solo días o medio mes”, fue la oración de Jaime.
Dios obra para bien
Jaime dejó la empresa para la que trabajaba y Dios le dió la oportunidad de colportar, y aunque en su empleo anterior tenía una buena remuneración, aun así, no lograba pagar sus deudas que le atormentaban. Desde que empezó a llevar esperanza a las familias a través de la página impresa, se libró de todas las deudas. “No dudes, la duda nos puede hacer retroceder. No me arrepiento de haber dejado nada, yo estoy feliz con este ministerio”, expresa Jaime.
Desde entonces él está seguro que no camina solo, colporta con Dios y su esposa Lidia, quien también es su apoyo mutuo, ya que realiza la misma actividad. Él realiza esta obra con amor, y con una sonrisa en el rostro, afirma: “Solo Dios sabe hasta que hora colportaré, que puertas tocaré y que familias me esperan. ¡Señor donde tu mandes yo iré!, donde me digas que lleve tu Palabra yo la llevaré”. ¡Por la fe hasta que él venga cumpliré la misión!
El proyecto
En el colportaje se efectúa una serie de acciones para promocionar y vender literatura de manera personal con temas actuales de salud mental, física y espiritual, psicología, hogar y familia. Junto con ello se entregan mensajes de esperanza en todos los sitios visitados muchas veces por medio de conferencias o seminarios con temas de relevancia actual.
Actualmente, miles de jóvenes adventistas de ocho países de Sudamérica están involucrados en el colportaje por el Ministerio de Publicaciones de la Iglesia Adventista. Este plan es destinado a jóvenes que sueñan con ingresar a la universidad y no poseen los recursos necesarios. Muchos dedican parte de sus vacaciones, y otros, tiempo completo a este ministerio. El mismo que también, sirve como estímulo y preparación para la vida como un todo. Este proyecto se realiza durante los descansos pedagógicos, la campaña de invierno y la de verano.
En Bolivia son más de 400 colportores que trabajan en la campaña de invierno, miles de los jóvenes ya han sido beneficiados con el programa y los resultados se pueden medir de diferentes formas. Muchos de ellos pasan a tener una vida más cercana a Dios y se comprometen con las actividades de la iglesia y logran realizar sus estudios.