Eclipse solar, obscurantismo y los rayos de la verdad
Las lecciones aprendidas de las matemáticas nos ayudan a comprender la coherencia entre la Biblia y la ciencia.
En este 2 de julio, un eclipse solar llamó la atención de los habitantes del planeta Tierra. Hacia el final de la tarde, este fenómeno pudo ser visto en diversos países de Latinoamérica como Paraguay, Brasil, Argentina, Chile, Perú, Bolivia; entre otras regiones.
Según lo explica el matemático y astrónomo Josué Cardoso dos Santos, “el evento popularmente conocido como eclipse solar es un fenómeno que ocurre cuando la Luna se interpone entre la Tierra y el Sol, ocultando total o parcialmente su luz en una estrecha franja terrestre. Si el disco entero del Sol está detrás de la Luna, el eclipse solar es total. Caso contrario, es un eclipse solar parcial”. Una descripción más adecuada de este fenómeno sería el “ocultamiento del Sol por la Luna”, ya que es la Tierra la que se ve oscurecida por la sombra producida por la Luna al pasar delante del Sol.
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El físico y doctor en Cosmología, Rafael Christ Lopes detalla: “El fenómeno del eclipse solar se caracteriza por el armonioso posicionamiento entre el Sol, la Luna y la Tierra. Este tipo de eclipse tiene lugar cuando la posición de estos astros permite que el Sol, que está a 150 millones de kilómetros de la Tierra, sea cubierto completamente, en el caso de un eclipse total, por la Luna, que está solo a 384.400 kilómetros”.
Lopes recuerda que la excepcionalidad del eclipse de hoy está en el hecho de que ocurre cien años después de la observación de otro eclipse solar que demostró la veracidad de la Teoría de la Relatividad General de Einstein, haciendo de este científico una celebridad mundial de la noche a la mañana.
“¿Se ha preguntado alguna vez cómo los astrónomos logran prever los eclipses con tanta exactitud y antelación?”, pregunta el astrofísico e ingeniero de software Eduardo Lütz. “Desde hace millones de años, la humanidad ha venido perfeccionando su conocimiento sobre métodos matemáticos para prever fenómenos astronómicos”, afirma.
Vea cómo es un eclipse solar total:
Relevancia científica
Entre las leyes descubiertas en el siglo XVII, están las de la Mecánica de Newton y la excelente aproximación que él dedujo para la gravedad. Con estas herramientas, fue posible reproducir las leyes experimentales de Kepler, aumentar la exactitud de los cálculos astronómicos (incluso en cuanto a la previsión de eclipses), prever la ubicación de cuerpos celestes desconocidos en la época y descubrirlos en función de eso, además de encontrar más leyes.
Para Lütz, el aspecto más importante de la ciencia es justamente este: la capacidad de prever cosas de cuya existencia los investigadores no sospechan, con confirmación posterior. Eso causa una especie de avalancha de conocimiento, que tiende a crecer exponencialmente. Todo eso gracias a la motivación creacionista para usar métodos matemáticos a fin de estudiar la realidad, lo que induce el desarrollo hasta incluso de áreas que no poseen tradición en el uso de este tipo de metodología.
“La falta de cuidado con los modelos matemáticos ha generado muchas ideas que parecen razonables para muchos, pero que se muestran absurdas al ser confrontadas detalladamente con hechos y la aplicación de las leyes físicas conocidas”, advierte el astrofísico. “Tenemos ejemplos de esto tanto en el medio académico (ejemplos frecuentemente confundidos con ‘ciencia’ gracias a la confusión conceptual que reina actualmente) en cuanto al entorno lego, como es el caso del terraplanismo. Se usan argumentos que parecen sólidos a los legos, pero que se basan en la ignorancia de hechos simples y básicos”, ejemplifica.
Además, con el reciente crecimiento del número de divulgadores terraplanistas, vemos cada vez más argumentos física y geométricamente absurdos que parecen razonables a quién olvidó de la Geometría y la Física de la escuela secundaria. Los eclipses nos recuerdan estas cosas.
Y esto hace surgir cuestiones sobre si y como los terraplanistas llegan a hacer cálculos detallados usando sus modelos para prever eclipses (no solo cuándo, sino cuáles serán las regiones sombreadas y de qué forma, cuál será la duración en cada una y exactamente lo que verán los observadores); en qué ángulo exacto nace y se pone el Sol durante cada día del año; cómo la puesta de sol es posible geométrica y ópticamente hablando (es necesario calcular y reproducir los ángulos observados); cómo se calcula cuánto de un barco queda oculto por el agua al acercarse al horizonte; cómo armonizar la idea de que el horizonte está siempre a la altura de los ojos (como afirman muchos terraplanistas) con el modelo de la Tierra-disco, y muchas otras cosas.
Expansión del conocimiento
Después de todo, “lo que hemos visto es que muchos que dicen ser creacionistas trabajan exactamente en el sentido contrario a los creacionistas que propusieron un nuevo concepto de ciencia entre los siglos XIII y XVII”, concluye Lütz.
El hecho es que los eventos astronómicos como los eclipses son oportunidades puntuales de saber más sobre las tremendas herramientas matemáticas que nos permiten profundizar el conocimiento y desenmascarar ideas absurdas que parecen razonables a la intuición humana no educada. También son efemérides que nos hacen mirar hacia arriba y recordar que habitamos un pequeño planeta inmerso en la inmensidad de un universo hecho con cariño, detallismo y precisión por nuestro Dios Creador.
¡Que la sombra del obscurantismo nunca eclipse nuestra búsqueda por la verdad, y que los rayos del Sol de Justicia siempre iluminen nuestro camino!
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