Alan Pucciarello es un niño de apenas 10 años de edad y, por primera vez, se ha separado fisicamente de sus padres para participar en el V Campori Sudamericano de Conquistadores, en Brasil.

El extraña a sus padres, que quedaron en Argentina, y ellos también lo extrañan. “Muchas veces extraño a mis papás y cuando les llamo, les pregunto cómo están y, si mamá está llorando, les digo que no se preocupe por mí porque estoy seguro”, afirma el menor.

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Estar lejos de casa no es fácil y mucho menos para un niño. Sin embargo, la comunicación es un hecho de gran importancia en el Campori. Para Alan, sus líderes son sus aliados en este sentido. “Cuando quiero comunicarme con mi mamá, busco al pastor o a mi líder y, a través de su celular, llamo al final del día”, expresa.

El avance de la tecnología creció rápidamente y ahora permiten acortar las distancias y experimentar otras realidades de manera imediata. “Los líderes siempre nos están informando cómo están nuestros hijos, nos envían fotos, vídeos y mensajes de voz. Cuando escucho la voz de mi hijo y lo veo a través de la pantalla, me siento muy contenta y rompo en llanto”, expresa Alejandra Pucciarello, madre de Alan. “Es dificultoso saber que está lejos, aunque él está en un lugar seguro. Lo extraño mucho”, añade.

Rutina diaria

Otro niño es Leandro Alloi. Él también vino de Argentina y, a diferencia de Alan, trajo consigo su celular, compró un chip de Brasil y ha establecido un horario para comunicarse con sus padres. “Los llamo cada doce horas para contarles cómo lo estoy pasando”, dice. “Les envío fotos y vídeos de lo que hago.”

Los conquistadores participan de una programación variada, pero saben que estar conectados con sus padres es parte de sus actividades. “La comunicación con nuestros hijos es muy importante para nosotros los padres. Conozco lo que ellos están haciendo. Estoy ansiosa de verlo, sé que él tendrá muchas cosas más para contarme”, señala Alejandra Pucciarello.

La era tecnológica es parte de este V Campori y permite que los padres de familia conozcan lo que hacen sus hijos en este evento sudamericano de forma imediata, un hecho poco común hace cinco años.