El idealizador de las Zonas Azules elogia el modelo saludable adventista
Periodista que designó el término Zonas Azules habla, en una entrevista exclusiva, sobre el estilo de vida adventista relacionado con la salud.
Brasilia, Brasil... [ASN] El reportero de la revista National Geographic, Dan Buettner, idealizó las llamadas cinco zonas azules (o blue zones). Serían bolsones o áreas del mundo en que la longevidad de los habitantes está directamente asociada a hábitos de vida saludables. En su libro Las Zonas Azules, Buettner estudió los hábitos alimentarios en la isla de Okinawa, en Japón, en la ciudad de Loma Linda, en California, Estados Unidos, en la isla de Ikaria, en Grecia, en Cerdeña, Italia, y en la península de Nicoya en Costa Rica.
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Y la zona azul de los Estados Unidos se caracteriza por el hecho de estar formada por adventistas del séptimo día longevos. Por esa razón, la Agencia Adventista Sudamericana de Noticias (ASN) resolvió conversar con Buettner, por correo electrónico, sobre algunos aspectos en relación a sus investigaciones.
¿Cómo se pueden “crear” nuevas Zonas Azules en el mundo? ¿A qué deben prestar atención las personas, en su opinión, para tener más salud?
De todas nuestras investigaciones, descubrimos que hay nueve lecciones que descubrimos en cada Zona Azul en el mundo, y que creemos conducen a la longevidad. Nosotros las llamamos Power9. Si en efecto se agregan algunas de esas prácticas a la vida diaria, promoverán mejor salud.
Ellas son:
Moverse naturalmente. Las personas más longevas del mundo no practican levantamiento de pesas ni corren maratones. En vez de eso, sus ambientes las impulsan a moverse sin pensar en eso.
Propósito. ¿Por qué se despierta cada mañana? Conocer su sentido de propósito aumenta en hasta siete años extras la expectativa de vida.
Desacelerar. El estrés provoca inflamaciones crónicas, asociadas a todas las principales enfermedades relacionadas a la edad. Las personas más longevas en el mundo tienen rutinas para eliminar ese estrés.
Regla de los 80%. “Hara hachi bu”, los okinawenses pronuncian esa mantra antes de sus comidas como un recordativo para parar de comer cuando su estómago esté 80% lleno.
Alimentación a base de vegetales. El fundamento de la mayoría de las dietas centenarias.
Socialización @5. Pase tiempo, diariamente, sociabilizando con los amigos, dicen los individuos más felices.
Pertenecer. Frecuentar cultos religiosos cuatro veces por mes, no importa la denominación, agrega hasta catorce años a la expectativa de vida.
Seres queridos en primer lugar. Los centenarios ponen sus familias en primer lugar. Ellos mantienen a los padres y abuelos ancianos cerca, se comprometen con una pareja en la vida e invierten en sus hijos.
Tribu correcta. Los individuos más longevos del mundo nacieron o eligieron los círculos sociales que apoyan comportamientos saludables.
Usted también puede hacer el test de la verdadera vitalidad, que calcula su expectativa de vida, por cuanto tiempo permanecerá saludable, y hace recomendaciones personalizadas para obtener los mejores años de vida:
https://apps.bluezones.com/en/vitality
¿Cuál es su opinión sobre el estilo de vida de los adventistas en Loma Linda, Estados Unidos? ¿Qué nos enseñan?
Los adventistas viven una vida increíble, ven la salud como fundamental para su fe. Viven hasta una década más que el resto de nosotros, y mucho de su longevidad puede atribuirse al vegetarianismo y a los ejercicios regulares.
Específicamente, notamos esas tácticas practicadas en Loma Linda que creemos que los ayudan a vivir considerablemente más.
Encontrar un santuario en el templo, por ejemplo, es una de ellas. Un paréntesis semanal de los rigores de la vida diaria, el sábado de 24 horas, provee un tiempo para concentrarse en familia, en Dios, en la amistad y en la naturaleza. Los adventistas afirman que eso alivia su estrés, fortalece las redes sociales y proporciona ejercicio consistente.
Mantener un índice de masa corporal saludable (IMC). Los adventistas con IMC saludable (lo que significa que tienen un peso adecuado para su altura) que se mantienen activos y comen carne con moderación, si es que la comen, tienen presión baja, bajo colesterol y menos enfermedades cardiovasculares en relación a los americanos más pesados con IMC más elevado.
Los adventistas hacen ejercicios regulares y moderados. La encuesta de la Salud Adventista (AHS, sigla en inglés para Adventist Health Survey) muestra que usted no necesita ser un maratonista para maximizar su expectativa de vida. Hacer ejercicios regulares y de baja intensidad, como caminatas diarias, parece ayudar a reducir su chance de tener enfermedades cardíacas y ciertos tipos de cáncer.
Otro punto es sobre pasar tiempo con amigos de la misma opinión. Los adventistas tienden a pasar tiempo con muchos otros adventistas. Sienten bienestar en compartir los valores unos de otros y apoyar los hábitos unos de otros.
Vale destacar, además, que los adventistas hacen comidas con nueces. Los adventistas que consumen castañas por lo menos cinco veces por semana tienen cerca de la mitad del riesgo de infarto y viven cerca de dos años más que los que no consumen. Por lo menos cuatro grandes estudios confirmaron que consumir castañas tiene impacto sobre la salud y la expectativa de vida.
Otro punto es sobre la caridad. Así como en muchas religiones, la Iglesia Adventista del Séptimo Día incentiva y provee oportunidades para que sus miembros sean voluntarios. Personas como la centenaria Marge Jetton se mantienen activas, encuentran sentido de propósito y previenen la depresión al concentrarse en ayudar a otros.
Comen carne con moderación. Muchos adventistas siguen la dieta vegetariana. La AHS muestra que el consumo de frutas y vegetales, como también de granos integrales parece proteger contra una amplia variedad de cánceres. Para los que prefieren comer un poco de carne, los adventistas recomiendan pequeñas porciones servidas como acompañamiento y no como la comida principal.
Yo destaco, además, el hecho de que los adventistas hacen una cena temprana y liviana.
“Tome el desayuno como un rey, almuerce como un príncipe y cene como un mendigo”, recomendó la nutricionista Adelle Davis, una actitud también reflejada en las prácticas adventistas. Una cena liviana al inicio de la noche evita que el cuerpo se llene de calorías durante los períodos inactivos del día. Parece promover un sueño mejor y un IMC menor.
Otro punto importante es el hecho de colocar más vegetales en la dieta. Los adventistas que no fumaban que comían dos o más porciones de frutas por día, tuvieron 70% menos de cáncer de pulmón que los no fumadores que comían frutas una o dos veces por semana. Los miembros de la iglesia que comían legumbres como arvejas y frijoles/porotos tres veces por semana tuvieron una reducción de 30% a 40% en el cáncer de colon. Las mujeres adventistas que consumían tomates por lo menos tres o cuatro veces por semana redujeron sus chances de desarrollar cáncer de ovario en 70% en relación a las mujeres que los comían con menos frecuencias. Comer mucho tomate también pareció tener un efecto en la reducción del cáncer de próstata para los hombres.
Finalmente, un factor importantísimo es el hábito de beber mucha agua. La AHS sugiere que los hombres que bebían cinco o seis vasos de agua por día tuvieron una reducción sustancial en el riesgo de un ataque cardíaco fatal, 60 a 70%, en comparación con quienes bebían considerablemente menos agua.
No sé si su investigación tiene en cuenta la relación de la religión o una forma de religión con la salud. A usted, ¿le es posible ver algún tipo de relación?
Sin duda. Todos, menos cinco de los 263 centenarios entrevistados pertenecían a alguna comunidad basada en la fe. Parece que la denominación no importa. La investigación muestra que asistir a los cultos cuatro veces por mes agrega de cuatro a catorce años en la expectativa de vida. De acuerdo a lo mencionado al comienzo, los adventistas ven la salud como un componente clave de su fe. Por lo tanto, esa relación es obvia.
En cuanto al futuro de la investigación, ¿qué deberíamos descubrir todavía sobre las Zonas Azules?
Estamos siempre investigando el próximo lugar de Zona Azul alrededor del mundo, pero nuestro foco principal ahora es cómo podemos traer esos principios a las comunidades en torno de los Estados Unidos y crear nuestras propias Comunidades de Zona Azul. Trabajamos con los legisladores y el gobierno para ayudar a crear un ambiente que fortalezca un estilo de vida saludable. Ese abordaje quita la presión de los individuos para hacer grandes cambios y la coloca sobre la comunidad como un todo para hacer pequeños cambios. Vimos grandes marcos, como la tasa de fumadores en las ciudades litoraleñas de California, que disminuyó 30%, y las tasas de obesidad, que disminuyeron 14% en un corto período de tiempo. [Equipo ASN, Felipe Lemos]