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Extraño sueño terminó cuando abuela taiwanesa aceptó el sábado

Helen soñó que estaba perdida por un año y que no podía regresar a casa.


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"Vi cambios en mi vida", dice Helen. (Foto: Andrews McChesney de Adventist Mission)

Taipéi, Taiwan…[ASN] Un sueño asustó a Helen Yen, una asistente de administración jubilada en la capital de Taiwan, Taipei. En el sueño recurrente, ella iba a algún lugar y entonces se daba cuenta que no podía regresar a casa. El sueño la atormentaba noche tras noche.

Durante el día, Helen pasaba tiempo con su esposo, sus hijos y su nieta. Comenzó a participar de las clases libres de menopausia en el hospital adventista de Taiwan.

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En las clases, Helen escuchó que la Iglesia Adventista del Séptimo Día de Sung Shan estaba buscando voluntarios para un nuevo programa de alcance comunitario. La iglesia planificó ofrecer clases sobre la enfermedad de Alzheimer, uno de los grandes desafíos en la comunidad local, los martes, y ofrecer clases de cocina y estudios Bíblicos los miércoles y jueves.

“Yo siempre quise ser voluntaria en la comunidad”, dice Helen. “Nunca antes había escuchado sobre los adventistas. Pero cuando llegué a la iglesia el pastor me invitó para ser voluntaria en la cocina”.

Helen llegaba a la iglesia a las 6:00 AM. Los martes hornábamos el pan para venderlo en las clases de Alzheimer. El pan saludable, que también era ofrecido a los 180 miembros de la iglesia, ayudaba a complementar los fondos del programa provistos por la conferencia de la Iglesia Adventista de Taiwan.

El voluntariado le daba a Helen un nuevo sentimiento de llenura y gozo. Comenzó a visitar la iglesia cada fin de semana y rápidamente estaba asistiendo a las clases de Biblia lideradas por la esposa del pastor, Brenda Huang, quien supervisa el programa comunitario, y Helen una religiosa del domingo, escuchó por primera vez acerca de cuán sagrado es el sábado.

“Sentí algo extraño en mi corazón”, dice Helen, 71. “No podía seguir en este camino que estaba viviendo después de descubrir esta nueva información”.

Ella comenzó a participar de los cultos de la Iglesia Adventista cada sábado. Su vida también fue transformada de otras maneras cuando trabajaba con otros 20 voluntarios.

“Yo vi grandes cambios en mi vida”, acrecienta Helen. “Antes, pensaba que era muy bendecida porque tengo a mi esposo, hijos y nieta. Entonces me di cuenta que hay algo más en la vida. Aprendí acerca de Dios, y quiero compartir lo que aprendí con todos”.

Casi dos años después de haber comenzado su voluntariado, Helen se está preparando para unirse a la iglesia a través del bautismo este mes de junio.

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“Ella es nuestro primer fruto”, dice el pastor de la iglesia, Raymond Ko.

En total, 300 personas han visitado los servicios de la iglesia los sábados como resultado del proyecto Misión en las Ciudades un programa comunitario, agrega el pastor.

Durante la semana, cerca de 70 personas han asistido a las clases de Alzheimer. El programa comunitario recientemente se expandió incluyendo una comida semanal, pagado en parte por el gobierno de la ciudad. Los invitados incluyen 40 personas de las clases y otras 30 de la comunidad.

Helen soñó que estaba perdida por un año y que no podía regresar a casa.

“Pero después de llegar a esta iglesia, paré de tener ese sueño”, relata Helen. “Me di cuenta que los Adventistas del Séptimo Día son el verdadero camino a casa- al cielo”. [Equipo Adventist Mission, Andrew McChesney ]