Sí, tomo alcohol ¡y me estoy muriendo!
Los riesgos del alcohol aún en cantidades pequeñas en el abodaje médico. Vale la pena leer.
Hace un tiempo mi tío estaba en el hospital, inconsciente, con un coma hepático debido a cirrosis del hígado, resultado de muchos años de consumo de alcohol. El alcohol ha sido motivo de controversias en todo el mundo, pero no hay discusión sobre los efectos cuando el consumo es excesivo. Por ejemplo, la organización mundial de la salud, ha considerado el uso de alcohol como la segunda causa de muerte en el mundo (3.300.000 muertes/año), a lo que solo superan las muertes por el cigarrillo (6.000.000/año). Aproximadamente el 10% de los cánceres, el 20% de los accidentes y el 7% del total de muertes están relacionadas con el abuso de la bebida (Lifestyle Medicine, 2011, página 214, por Garry Egger).
Solo para tener una idea de los efectos derivados del uso excesivo del alcohol, observe la siguiente lista: trauma cerebral, pérdida de la memoria, confusión, alucinaciones, agresión/violencia, demencia, ansiedad, depresión, cáncer de boca y garganta, tuberculosis, esteatosis hepática, hepatitis alcohólica, cirrosis y cáncer de hígado, úlceras estomacales, gastritis, impotencia, atrofia testicular, baja producción de espermas, debilidad muscular, presión alta, pulso irregular, cardiomegalia, enfermedades cardíacas, deficiencias vitamínicas y pancreatitis (Lifestyle Medicine, 2011, página 214, por Garry Egger).
Además de estas consecuencias, el alcohol separa las relaciones en las que él se encuentra presente y es más fácil que haya discusiones e incluso disputas más violentas. Esto se debe a que el alcohol desinhibe a la persona y esta puede comenzar a decir cosas que no son apropiadas, lo que causa confusiones y malentendidos. El consumo de alcohol, en sus diferentes formas, está relacionado con los homicidios, el suicidio, el abuso infantil, el abuso a la esposa, las violaciones y otras formas de crimen y violencia.
En relación a la mujer, aumenta el riesgo de cáncer de mama en aquellas que consumen bebidas alcohólicas. Si se las compara con mujeres que no consumen alcohol, hay un riesgo 15% mayor entre las mujeres que beben tres dosis de alcohol por semana o más, y el riesgo aumenta un 10% por cada dosis adicional de alcohol por semana (www.breastcancer.org).
Una dosis de alcohol equivale a una lata de cerveza, un vaso mediano de vino y un vaso pequeño de licor o whisky. Las adolescentes que beben tienen mayor riesgo de nódulos en las mamas, que pueden o no llegar a ser cancerígenos. Hasta en la recuperación del cáncer de mama, las mujeres que beben alcohol en su rutina poseen un riesgo mayor de recaída de la enfermedad o la aparición de una nueva enfermedad o síntoma, después de un período de cura de más o menos tiempo).
Y, finalmente, existe riesgo de alteraciones en el feto debido al llamado Síndrome Alcohólico del feto. Las mujeres que consumen alcohol en el primer trimestre del embarazo tienen un aumento en el riesgo de padecer el síndrome, que produce deficiencia en los bebés, desde pequeñas alteraciones faciales hasta retraso mental severo. El consejo para la mujer embarazada es abandonar el consumo de bebidas alcohólicas durante el embarazo. El gran problema es que las mujeres se enteran del embarazo, generalmente, cuando este ya está en su primer o segundo mes, así que el mejor consejo sería la abstinencia total de alcohol para las mujeres en edad reproductiva o por lo menos para aquellas que estén planeando quedar embarazadas.
Con todas esas evidencias, todavía hay médicos que aconsejan el consumo moderado de alcohol para proteger el corazón de ataques cardíacos. Mi opinión es que tenemos suficiente conocimiento de factores que pueden prevenir los ataques cardíacos y no necesitamos usar alcohol para eso. Además, definir qué es lo moderado sería un gran problema. La gran mayoría de las personas que muere por causas relacionadas con el consumo de alcohol consumen solo un poco por encima de las cantidades moderadas, o incluso ni siquiera lo consumen diariamente, pero cuando lo hacen se van al exceso.
Por esto, el mejor consejo es abstenerse de las bebidas alcohólicas. Educar a los hijos para que no beban alcohol es una actividad preventiva, ya que el abuso no existe en alguien que no bebe. Todo esto confirma el versículo bíblico: “El vino es escarnecedor, la sidra alborotadora, y cualquiera que por ellos yerra no es sabio” (Proverbios 20:1). Y quien se pierde en ellos, está camino a las enfermedades físicas, mentales, espirituales y morales.