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Misionero dio recursos para comprar área de institución adventista

Nacido en Rusia, John Henry Boehm, dedicó 46 años de su vida al crecimiento de la Iglesia Adventista en Brasil.


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Foto oficial con la familia. De derecha a izquierda, pastor Boehm, su esposa e hijo.

Foto oficial con la familia. De derecha a izquierda, pastor Boehm, su esposa e hijo.

Brasilia, DF… [ASN] En los 100 años de la sede sudamericana de la Iglesia Adventista del Séptimo Día, la Agencia Adventista Sudamericana de Noticias (ASN) destaca la historia de algunos pioneros del movimiento adventista mundial y su abnegación ante desafíos intensos. Llama la atención la historia del pastor misionero John Henry Boehm (1884-1975), nacido en Kutter, Saratov, Rusia. Boehm fue el responsable por la compra de un área de 300 acres en la región de Santo Amaro (región metropolitana de Sao Paulo), donde se construyó el antiguo Colegio Adventista Brasileño (hoy  Centro Universitario Adventista – Unasp, campus São Paulo).

En 1915, según el Centro Nacional de la Memoria Adventista, el misionero y su esposa, Augusta Schneider Boehm (1888-1967), “llevaron adelante la construcción mientras vivían durante casi un año en carpas al lado de un arroyo de donde sacaban agua para cocinar y beber. El pastor Boehm trabajaba todo el día con los alumnos, al comienzo era preceptor y maestro, porque todavía no poseía ningún título que lo calificara para ser director o profesor del seminario”.

El humilde internado, según afirma Héctor Peverini en su libro En las huellas de la providencia, comenzó sus actividades el 4 de julio de 1915 con 12 alumnos, teniendo a John Lipke como director y John Boehm como gerente, y Paulo Henning como profesor. Peverini afirma que Boehm utilizó en la construcción de la futura universidad todos los recursos que obtuvo de la venta de una propiedad en los Estados Unidos.

 Llegada a Brasil

De acuerdo con los registros oficiales, desde temprano, Boehm no tuvo mucho tempo para disfrutar de la infancia debido a la necesidad de trabajar. Cursó solo la enseñanza primaria y cuando llegó a la adolescencia, problemas políticos y económicos hicieron que la familia emigrara a los Estados Unidos. Su familia se estableció en ese país en la primera década del siglo XX. Estudió en una institución adventista y se preparó para ser pastor. Poco después de graduado y ya casado, recibió un llamado para ser misionero en América del Sur. El viaje duró nueve días en el barco Celtic, con capacidad para 2.857 pasajeros. La embarcación salió del puerto de Nueva York rumbo a la ciudad de Santos.

El matrimonio llegó a Brasil el 13 de febrero de 1913, e inició su trabajo en el Estado de Sao Paulo, más específicamente en las colonias alemanas de Campos Sales y Cosmópolis, donde fijó su residencia. “El presidente de la Unión Brasileña, pastor Frederick W. Spies confirmó el llamado del matrimonio recién llegado para atender un pedido del colportor Willy Oelke, de interesados en el mensaje adventista, en el interior paulista, en las inmediaciones de Campinas. Allí se habían instalado 200 familias emigrantes católicas y luteranas, de diferentes regiones del mundo. Esa ciudad fue interconectada por caminos en 1899 con la inauguración del primer trecho de la carretera de Ferro Funilense que partía de Campinas”, comenta el historiador Elder Hosokawa. Vea fotos de su trabajo en Brasil:

 

Primer bautismo

Hosokawa agrega que en esa ciudad, en abril de 1913, en las inmediaciones del Núcleo Colonial Campos Salles, creado por el gobierno provincial de Sao Paulo en 1897, ellos fundaron una Escuela Sabática con 15 miembros. El primer bautismo ocurrió el 26 de julio de 1913 con cuatro personas: tres jóvenes y una anciana. Los cuatro fueron bautizados un sábado, en un afluente del río Atibaia.

En el sitio del Centro Nacional de la Memoria Adventista hay un recuerdo de las dificultades de transporte de misioneros como el pastor ruso. “Boehm recorrió varias ciudades del interior paulista como Piracicaba, Campinas y Limeira. El trayecto lo hacía en tren o cuando no había, andaba en lomo de animales o también a pie. En cierto viaje, Boehm tardó cinco meses para recorrer todos los lugares donde había personas que aguardaban el mensaje adventista”, destacan los registros.

Espíritu misionero

En 1932, Boehm asumió la dirección de la Asociación Sur Riograndense, una de las sedes administrativas de la Iglesia Adventista en Río Grande do Sul, donde permaneció hasta 1939. Durante ese período realizó grandes obras, entre las cuales se destacan la conclusión de la construcción del Instituto Adventista Cruzeiro do Sul (IACS), ubicado en Taquara, interior del Estado. Trabajó además en la Misión Rio Minas, en la época en que comenzó el proyecto del Instituto Petropolitano Adventista de Enseñanza (IPAE) y del Hospital Adventista Silvestre, en Río de Janeiro.

El pastor John con funcionarios que trabajaron con él en la Asociación Sur Riograndense.

El pastor John con funcionarios que trabajaron con él
en la Asociación Sur Riograndense.

En 1954, el pionero volvió a los Estados Unidos, pero demostró la preocupación con la creación de un fondo educacional para ayudar a los alumnos de bajos recursos. Ese fondo fue creado y reactivado en 1985 con el nombre de Fondo Educacional John Boehm, con la finalidad de hacer préstamos a alumnos sin recursos para que puedan concluir sus estudios. John Boehm se jubiló en 1963, después de 46 años de dedicación a la obra adventista en Brasil. Falleció el 25 de enero de 1975, a los 91 años, en Loma Linda, California, Estados Unidos.

Para intentar entender un poco lo que pensaba, cuáles eran sus sentimientos y cómo era el trabajo de un pionero como Boehm, es interesante notar el relato de la Revista Mensal, de enero de 1919. Allí está registrada una de sus frases, expresada todavía en 1918, poco después de que el pastor y su esposa dejaran el seminario adventista. Hosokawa recuerda que en esa época, el matrimonio Boehm todavía visitó por última vez la ciudad de Conchal, lugar donde pasaron en su trabajo. “El día 11 de octubre seguí para Engenheiro Coelho, en la estación me recibió el hermano Jacob. El sábado celebramos la Cena del Señor, en esa ocasión todos los hermanos se consagraron al Señor. Realizamos tres conferencias más el sábado de noche y el domingo de tarde y noche, para las cuales invitamos a los vecinos y amigos. Más de 50 personas aceptaron nuestro llamado, prestando la máxima atención al oír el mensaje. Hasta altas horas de la noche cantábamos himnos en coro”. [1] [Equipo ASN, Felipe Lemos]