#Charlie – La leyenda urbana de las tinieblas
No deis lugar al diablo. La nueva manía mezcla de horror con humor. Adolescentes de todos los rincones están cambiando la curiosidad por gritos. Con una receta simple: Un papel, dos lápices en forma de cruz, y la imaginación suelta, adicionando frase...
No deis lugar al diablo.
La nueva manía mezcla de horror con humor. Adolescentes de todos los rincones están cambiando la curiosidad por gritos. Con una receta simple: Un papel, dos lápices en forma de cruz, y la imaginación suelta, adicionando frases repetitivas a la expectativa de un contacto sobrenatural coqueteando con las tinieblas. A continuación, basta activar el Smartphone, publicar el video y dejar que la red difunda el resto…
En las últimas 48 horas fueron más de dos millones de publicaciones con el mismo hashtag: #charliecharliechallenge. Esta vez, el fenómeno de euforia teenager embrujó de inocencia juvenil la misma artimaña tentadora revelada entre las hojas del árbol del bien y del mal allá en el Edén. Lo que cambió fue la serpiente majestuosa y expresión encantadora, a un lápiz girando sobre las palabras SI o NO. Otro cambio puede ser de la veracidad bíblica y maligna de ese diálogo usurpador a la posibilidad ilusoria de este contacto provocado por el soplo de la respiración o la fuerza de la gravedad. Pero, una cosa nunca cambió a través de los milenios: la atracción compulsiva del ser humano por desvendar los misterios de lo inexplicable.
“Charlie, Charlie, are you here?” – si la pregunta ingenua hace eco evocando un supuesto espíritu mexicano (eso mismo), una generación inmersa en Internet como nunca, puede caer en el engaño de siempre. Porque siendo verdad o mentira, asombro o casualidad, en esas entrelineas reside más que visible el artífice del mal, haciendo su verdadera intención invisible: el pecado disfrazado de juego. O sea, el cesar completo y absoluto de la vida, una detestable expresión de la muerte, como si no fuera ni tan serio ni tan grave.
Mientras el furor de las publicaciones virtuales reverbera la búsqueda por espiar el “mundo del más allá”, ¿qué tal si reflexionamos con claridad y sabiduría reales?
-No todo lo que se difunde por ahí viene rubricado por la autenticidad. Al contrario, la fiebre por compartir al instante revela un efecto colateral amenazador: la deshidratación del discernimiento. Y “la prisa enemiga de la perfección” también viene sofocando a los millenials de la virtud escasa de la reflexión (Santiago 1:5).
-Las ondas y modismos digitales pueden transformarse en tsunamis sociales. Si en el pasado las experiencias fantasiosas se propagaban de boca a boca, hoy, los comportamientos alternativos se pulverizan online contagiados por on-demand. En cuestión de horas, todo el mundo sabe, todo el mundo quiere saber (2 Timoteo 3:1).
-La insaciable sobredosis de la tecnología informativa no suple la carencia humana existencial por lo sobre humano. Pues las criaturas siempre investigarán sus universos movidas por el deseo de confrontarse con su Creador (Eclesiastés 3:11), aunque el engaño anestesie traicioneramente está búsqueda genuina.
-A primera vista, el sorprendente misterio de las tinieblas hipnotiza más que la consistente veracidad de la luz. Mientras las generaciones nuevas son bombardeadas por fábulas mágicas con sus cuentos demoníacos endulzados, yendo de vampiros románticos a zombis apasionados, la lectura concentrada de la Biblia se hace más superficial e impaciente (2 Timoteo 4:3 y 4).
-Toda y cualquier tentativa de consulta a los muertos, por más ingenua, divertida, curiosa o amigable que parezca, es claramente combatida y prohibida en la Palabra de Dios (Deuteronomio 18:10-14). Ante la duda, no sobrepase ni se arriesgue en un juego así.
-Bíblicamente hablando, no existe ninguna posibilidad de comunicación de los seres vivos con personas que ya murieron (Salmos 115:17 y Eclesiastés 9:5). Involucrarse con actividades así es una visita peligrosa al territorio dominado por Satanás y sus demonios (1 Timoteo 4:1). De “¡Charlie!” a los vasos de agua ambulatorios, o de los pasos misteriosos a las mesas blancas, si hay algún diálogo incluido en eso es con los ángeles expulsados del Cielo. ¡Evocarlos es estar con la terrible minoría!
-Nadie sale ileso de una aproximación voluntaria al mal. Es una especialidad enfermiza de las tinieblas engañar de la manera más letal posible revistiéndose de inocencia y de ingenuidad fugaces (Mateo 24:4 y 24). Ningún joven que aprecie buscar el Cielo debe cortejar los terrenos movedizos de este mundo, mucho menos, por debajo de él.
Finalmente, jamás olvidemos que el único y desesperado objetivo del enemigo es confundir cada heredero del Reino de la aspiración máxima de concretar su herencia: la eternidad. Esa juventud nunca estuvo tan accesible a la información de lo que es correcto, sin embargo, tan distraída con el error. Modismos así serán cada vez más comunes y encantadores mientras se acorta el tiempo para los eventos finales. Que en las batallas espirituales como esta, a pesar de que parezca tener aire de entretenimiento travieso, levántese un ejército comprometido con lo que es correcto y protegido por lo que es eterno. Oponiéndose a las artimañas del mal y comprometidos con la búsqueda de la verdad, ningún hijo o hija de Dios se perderá. La revolución diseminadora del bien se producirá por encima de las leyendas urbanas…
…¡y Jesús volverá aun en nuestra generación!