Libertad amenazada
Aunque usted esté impedido de predicar, Dios sabe cuál es el mejor camino para cumplir sus propósitos. Parafraseando a un político brasileño, nunca antes en la historia tantos seres humanos vivieron bajo la que puede ser considerada la más dura restr...
Aunque usted esté impedido de predicar, Dios sabe cuál es el mejor camino para cumplir sus propósitos.
Parafraseando a un político brasileño, nunca antes en la historia tantos seres humanos vivieron bajo la que puede ser considerada la más dura restricción: la de no poder creer libremente, profesar su propia fe y vivir de acuerdo con lo que se cree ser la verdad.
En por lo menos 65 naciones existe severa persecución religiosa. De todo lo que hemos escuchado últimamente, el ataque más violento está asociado al grupo jihadista Estado Islámico.
El Estado Islámico obliga a las personas que viven en las áreas que controla a convertirse al islamismo, además de vivir de acuerdo con la interpretación sunita de la religión y bajo la ley charia (el código de leyes islámico). Los que se rehúsan pueden sufrir torturas y mutilaciones o ser condenados a la pena de muerte.
A principio de setiembre de 2014, el Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas acordó en enviar un equipo a Iraq y a Siria para investigar los abusos y asesinatos realizados por el estado Islámico en “una escala inimaginable”. Zeid Ra’ad al Hussein, de Jordania, que asumió el puesto de Navi Pillay como el alto comisario de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, pidió a los líderes mundiales que intervinieran para proteger a las mujeres y niñas que sufren en manos de los militantes extremistas islámicos del grupo, que según él, estaban intentando crear una “casa de sangre”. Él apeló a la comunidad internacional para concentrar sus esfuerzos en terminar con el conflicto en Iraq y en Siria.
¿Cuánto puede empeorar esto? Aunque la situación está mal, es posible que se ponga peor. En un artículo reciente publicado en la revista Cristianismo Hoy, Philip Jenkins, profesor de Historia y Estudios Religiosos en la Universidad Baylor, en los Estados Unidos, presenta que el avance de la persecución religiosa puede eliminar el cristianismo de Oriente Medio.
El conflicto entre los musulmanes y los cristianos viene desde 633-643 d.C., cuando los ejércitos musulmanes comenzaron a conquistar Siria, Palestina y el norte de África donde vivían muchos cristianos. La guerra se intensificó con las cruzadas cristianas en 1909 d.C. En 1979, el ayatolá Khomeini inició la revolución islámica en Irán, predicando la destrucción del modo de vida de Occidente e inspirando el terrorismo anticristiano.
La situación es muy compleja. Sin duda, la iglesia occidental tiene un papel fundamental en el apoyo a los cristianos y con la necesidad urgente de que los principios del amor enseñados por Jesús permearan las relaciones humanas. El evangelio deberá ser predicado a todo el mundo y todas esas dificultades me hacen recordar que no será por métodos o estrategias humanas, sino por total dependencia del Espíritu Santo.
El consejo bíblico es pertinente cuando nos dice: “Creed al Señor vuestro Dios, y estaréis seguros; creed a sus profetas, y seréis prosperados”.