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¿Qué no significa Navidad?

Para entender mejor lo que la Navidad no significa nada mejor que mirar los detalles del nacimiento de Cristo.


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Jesús nació en medio de la sencillez indicando lo que sería su modo de vida y su ministerio.

El título puede sonar extraño, pero la intención es hacer una fuerte invitación a la reflexión. Para abrir un poco más nuestra mente en este período de fuerte sensibilización en una buena parte del mundo cristiano a propósito de Navidad. Es mucha fiesta, mucha comida, muchos gastos, endeudamiento, reuniones sociales, pero poco pensamiento sobre el concepto dejado especialmente en el relato de los evangelistas. El nacimiento de Jesús fue un episodio impactante por dos razones bien claras. Primero, porque cambió el rumbo del escenario político y religioso del mundo hasta hoy. Segundo, porque cada detalle de ese nacimiento aporta claridad acerca del significado de tal episodio.

¿Quiere saber lo que fue el nacimiento de Cristo? Entonces lea con atención algunos tramos de ese registro histórico. Y tenga una idea más amplia de lo que fue aquel momento singular. El espacio aquí es limitado, por eso voy a detenerme en los detalles que "gritan" lecciones.

Jesús nació a partir de un milagro

No necesito recordar el texto bíblico, pero la concepción de Jesús fue un hecho milagroso. María quedó embarazada del Espíritu Santo. Entonces, su nacimiento tiene mucho más que ver con una operación divina que con ideas y genialidades humanas. Si hay una primera palabra con qué asociar Navidad es milagro, o sea, aquello que solamente Dios Omnipotente puede hacer.

Jesús nació en un lugar muy sencillo y donde a nadie le gustaría nacer

Piense racionalmente. A usted, que es padre o madre, ¿le gustaría que su hijo naciera en un establo, en un chiquero o en un pastizal cercano a los animales? No es necesario imaginar mucho la respuesta. ¡Claro que no! Los padres eligen las mejores maternidades, los mejores médicos, los mejores cuartos y pagan lo que fuere necesario para que el hijo nazca rodeado de los mayores cuidados posibles.
El nacimiento de Jesús fue lo opuesto a eso. Él vio la luz en un pesebre en medio de las bestias. Sin encanto, sin ostentación, sin la estructura médico-hospitalaria que podría tenerse en la época.
Jesús nació en medio de la sencillez indicando lo que sería su modo de vida y su ministerio. Humilde desde el comienzo. La humildad tiene mucho que ver con Navidad.

Los primeros visitantes de Jesús fueron pastores y no reyes

A pesar de la célebre mención de la visita de los sabios orientales, quienes primero aparecieron para ver al niño Jesús fueron los pastores. Una clase de gente poco relevante en el escenario social de la región. Pero gente que percibió espiritualmente que tenía ante sí a alguien más que un simple recién nacido. Pudieron distinguir más allá. Vieron y comprendieron lo que muchos nunca vieron, ni comprendieron y lo que aun hoy muchos no ven. Por la tanto, la visión espiritual puede muy bien asociarse al nacimiento de Jesús.

Los regalos que Jesús recibió eran un reconocimiento espiritual y no consumismo

Los sabios o magos (en algunas versiones) del oriente llegaron hasta Belén por estudios religiosos. Fueron hasta Jesús para adorarlo, no para derrochar o exhibirse con regalos caros.
Dieron lo mejor que tenían con la clara intención de declarar que estaban delante de alguien muy especial. Nada de consumismo exagerado previo a fin de año, adornos caros para un arbolito o voluntad incontenida de comer desenfrenadamente. La escena de los magos con Cristo y sus padres evidencia sentido de adoración. El enfoque no era y nunca debería ser los regalos y todo lo que fue creado en torno a eso para consolidar el comercio y fortalecer tradiciones completamente apartadas de la historia bíblica (Papá Noel, por ejemplo, el ícono que prevalece fortísimo). El foco era Jesús, el adorado, porque simplemente es Dios.

No me voy a detener en cuanto a la fecha de nacimiento de Cristo porque históricamente ya se sabe que es muy poco probable que haya sido el día 25 de diciembre. Al mismo tiempo, es saludable la reunión familiar que se establece en esa fecha, donde las personas se encuentran para agradecer por un año más. Comparten sus comidas, se alegran, pero, por encima de todo, necesitan acordarse del Cristo sencillo nacido para ser adorado y que todo eso es un gran milagro. En el caso, del que cree y se beneficia de esa creencia, el milagro de la salvación, la gracia inmerecida para los seres humanos pecadores.

Cuando el centro de esas festividades de fin de año es Jesús, los conceptos de vida son diferentes y perceptibles en la vida de las personas. Es lo que más o menos sucedió con gente como John Wesley, ideólogo del Metodismo. El, en una revista llamada Conexión (http://13re.metodista.org.br/conteudo.xhtml?c=11287), artículo sobre el reformador y una de las navidades que él vivió entre los años 1778 y 1791. Allí decía que entre el 25 de diciembre y comienzo de enero, el religioso ya muy mayor celebró y también salió a repartir carbón y pan para los pobres a fin de disminuir el impacto del frio cruel de la Europa de esa época. En uno de los episodios, quedo registrado que Wesley salió a las calles repletas de nieve para recaudar 200 libras esterlinas y comprar ropas a los necesitados.

Y lo que ocurrió, también, con la escritora adventista Ellen White, una de las 100 norteamericanas más influyentes de todos los tiempos, según la prestigiosa revista del área de museos e historia de los Estados Unidos. En el libro El hogar adventista, ella dice "he dicho a mi familia y a mis amistades que mi deseo es que nadie me haga un regalo de cumpleaños o de Navidad, a menos que sea con el permiso de transferirlos a la tesorería del Señor, para ser asignado al establecimiento de las misiones".

Wesley y Ellen White muestran que la Navidad tiene mucho que ver con solidaridad, abnegación y participación en causas mayores que nuestro mundillo egoísta. Es un tiempo propicio para no pensar en sí mismo, sino en los otros.

Intentando responder, entonces, a la pregunta del título, pienso hasta que no es necesario gastar más líneas en eso, ¿no es cierto?

Si usted entiende bien lo que significa la Navidad, comprenderá que todo el resto es cualquier cosa menos algo relacionado con uno de los mayores acontecimientos de todos los tiempos en el planeta: no el nacimiento de un niño, apenas, sino de la venida del Mesías espiritual prometido a la humanidad.

Felipe Lemos

Felipe Lemos

Comunicación estratégica

Ideas para una mejor comunicación personal y organizativa

Periodista, especialista en marketing, comunicación corporativa y maestro en la línea de Comunicación en las Organizaciones. Autor de crónicas y artículos diversos. Gerencia la Asesoría de Comunicación de la sede sudamericana adventista, ubicada en Brasilia. @felipelemos29