Copa del Mundo: oportunidades y cuidados
El 12 de junio marca el inicio de uno de los mayores eventos del planeta: el mundial de fútbol. En el 2014, Brasil es el escenario de este programa gigante que mueve miles de millones de dólares en inversiones y lucro para una serie de empresas y org...
El 12 de junio marca el inicio de uno de los mayores eventos del planeta: el mundial de fútbol. En el 2014, Brasil es el escenario de este programa gigante que mueve miles de millones de dólares en inversiones y lucro para una serie de empresas y organizaciones y capta las miradas de mucha gente en todos los continentes.
Pero ¿y los cristianos? ¿Cuál sería la reacción más correcta teniendo en cuenta la Biblia como referencia. Para mí, queda claro que un evento de ese calibre tiene dos caras: las oportunidades y los cuidados.
Primero vayamos por los cuidados. Y todo viene a partir del principio bíblico. No es una invención humana, sino coherencia con el libro que los cristianos llaman sagrado.
En Filipenses 4:8 hay una lista de lo que realmente debería ser considerado bueno en la vida. El texto dice que “Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad”.
Con base en esas orientaciones, asistir a los estadios de fútbol probablemente no sea algo que entre en ese consejo bíblico. Salvo raras y pocas excepciones, en los estadios hay un riesgo real de violencia descontrolada, uso de bebidas alcohólicas sin ninguna restricción y un ambiente propicio para la devoción a un espectáculo que solo constituye intereses financieros (para quien lo organiza). No es un buen lugar para la familia cristiana.
Al mismo tiempo, es necesario no confundir eso con la práctica del ejercicio y de un eventual partido de fútbol entre amigos para recreación y promoción de la salud.
Cada uno es libre de hacer lo que quiere, pero debe saber cuáles son las consecuencias espirituales de sus decisiones. El principio presente aquí es hacer o no la voluntad divina, seguir lo que Dios desea y no nosotros. En el Salmo 143:10 el salmista aconseja diciendo: “Enséñame a hacer tu voluntad, porque tú eres mi Dios; tu buen espíritu me guíe a tierra de rectitud”.
Oportunidades
Por otro lado, los cristianos no pueden aislarse de las oportunidades que surgen con un evento de esta magnitud. Ya que las miradas están volcados al campeonato es inteligente sacar ventaja de esto. Y todo tiene que ver con la prioridad del cristiano según la Biblia: cumplir con dar visibilidad a las enseñanzas divinas.
Pero yo me refiero a las enseñanzas de la Palabra de Dios. No una teoría de la que la sociedad ya está harta. Los discursos varios sobre el amor al prójimo y el servicio ya no impresionan a la mayoría de las personas. Puede ser que haya funcionado antes pero hoy la lógica es hacer de verdad.
Esta es el momento adecuado para que los jóvenes adultos salgan de los templos y las casas para mostrar el cristianismo práctico. La donación de sangre, el asilo a personas que visitan el país durante los partidos, orientación a turistas, entrega de libros, abrazos, entrega de agua: hay muchas cosas que se pueden hacer. Pero lo que debe conducir todo eso es el amor genuino por las personas.
Auqnue no se grite dentro de los estadios y tampoco involucrarse en el típico frenesí de estos ambientes, los cristianos pueden dar un apoyo del lado de afuera que hará eco dentro.
La solidaridad, la ayuda al prójimo, la bondad cristiana, pueden hacer más ruido que las olas de los hinchas o el ruido del silbato de un árbitro que dirige el partido de fútbol.
Tal vez el grupo del lado de afuera sea menor comparado con los que ocupan los asientos de los monumentos deportivos, pero no por eso debe quedarse en silencio delante de su misión. Lejos o cerca de los estadios, en el idioma local o en el de las visitas, los cristianos tienen en el Mundial una increíble oportunidad de hablar del partido que ya ganó Cristo. Y eso es universalmente más importante.