La música de Navidad
En 1994, la estrella pop Mariah Carey, en conjunto con el músico Walter Afanisieff, lanzó el canto All I Want for Christmas is You (Todo lo que quiero para Navidad eres tú). Éxito inmediato en varios países. Carey declara en la canción que los regalo...
En 1994, la estrella pop Mariah Carey, en conjunto con el músico Walter Afanisieff, lanzó el canto All I Want for Christmas is You (Todo lo que quiero para Navidad eres tú). Éxito inmediato en varios países. Carey declara en la canción que los regalos navideños no valen nada, así como juguetes, árboles y papá Noel. En el refrán ella dice: “Oh baby, todo lo que quiero para Navidad eres tú, Oh baby”. En el 2010 la cantante lanzó el álbum Merry Christmas 2.
Con el título Whapped in Red (Envuelta en rojo), Kelly Clarkson, vencedora de tres Grammy, canta Noche de Paz con letras ego románticas: “Todo el mundo es feliz/La nieve está cayendo/Oraciones muy agradables/Milagros en todo lugar”. En ritmo “navideño soft”, la cantante confiesa que: “De lejos, yo te amé/ Pero nunca te lo dejé saber/Pero, en esta Navidad/Voy a arriesgarlo todo…”.
De esto vive la producción musical cuando llega Navidad: romanticismo. La canción fue lanzada en Australia en octubre, y “reventó” en Estados Unidos con el tercer lugar, en la Billboard, la revista de informaciones de la industria musical conocida como “La Biblia de la Música”. Y, el 11 de diciembre, está prevista la participación de Kelly Clarkson en el “Especial Navideño” de la NBC. Si el verdadero espíritu de Navidad produce una actitud, entonces, ¿cómo debería ser la música?
Esta no es una pregunta fácil de responder. Incluso porque la industria cultural nos impone productos para todos los gustos y edades. Por ejemplo: para el que le gusta la música llamada “erudita”, el catálogo es inmenso. Desde Jingle Bells, Ave María y Noche de Paz, interpretados en estudios e iglesias, hasta conciertos, cantatas y oratorios con orquestas famosas, todo es colocado a la venta en formatos y diferentes medios para consumir más, y hacer de todo “más”.
La respuesta de cómo debería ser la música de Navidad está en la Biblia. En Lucas 2:14 aparece un punto singular. El texto registra lo que exactamente sucedió cuando Jesús nació. Los ángeles cantaron. Fue un cántico de alabanza, cuyo sentido era la exaltación: “Gloria a Dios en las alturas, y en la tierra paz a los que gozan de su buena voluntad”. Los ángeles cantaron porque el plan de la Salvación “reconcilia Dios y seres humanos, trayendo así, paz a los seres humanos y gloria a Dios” (Comentario Bíblico Adventista, t. 3, p. 769). Este debería ser el tema de toda música navideña.
Cuando el tema de la salvación se destaca, además del impacto, en el alma se produce una actitud: la de adoración. Por esto, los pastores tomaron esta decisión. Ellos estaban solos en el campo cuando los ángeles cantaron. La Biblia registra en Lucas 2:15 que “Sucedió que cuando los ángeles se fueron de ellos al cielo, los pastores se dijeron unos a otros: Pasemos, pues, hasta Belén, y veamos esto que ha sucedido, y que el Señor nos ha manifestado”. Y cuando vieron a Jesús en el pesebre, adoraron.
La verdadera música de Navidad tiene un Autor, Cristo. Los ángeles cantaron porque Jesús nació para morir y salvar al hombre. La canción fue tan poderosa que entusiasmó a los pastores para ir a ver a Jesús y adorarlo personalmente. Entonces, más que la emoción “caliente”, sentimientos pueriles o leitmotiv para comprar o consumir, la música de Navidad es para llevarlo a usted a adorar a Aquel que todo hace, hizo y hará por la humanidad. Mejor aún: es permitir que Cristo nazca en su corazón. Así, su vida cambia de dirección y usted se transforma en un “himno de alabanza”. No solo en Navidad, sino, todos los días. ¡Feliz Navidad!