Un estudio publicado recientemente por la revista Science muestra que el cerebro humano no tiene “lados” ni realiza tareas de manera aislada. Él está interconectado y no existen áreas específicas responsables por funciones específicas, como siempre se nos enseñó. Según los investigadores, las señales que recorren el cerebro se ordenan en una estructura tridimensional, como una “rejilla curva”. Por lo tanto, lejos de ser un enredo de cables, el cerebro se describe mejor como una red interconectada.

Como los científicos darwinistas siempre buscan interpretar sus descubrimientos a la luz de la teoría de Darwin, el Dr. Van Wedeen, autor del estudio dijo: “La antigua imagen del cerebro como un enredo de cables con millones de conectores separados y desconectados no tenía sentido desde el punto de vista evolutivo. ¿Como la selección natural llevaría cada uno de estos cables la configuración más eficiente y favorable?

La gran simplicidad de esta estructura en ‘rejilla’ es el motivo por el cual el cerebro logra acomodar los cambios aleatorios y graduales de la evolución”.

Complejidad y simplicidad, en realidad, apuntan para planificación elegante e inteligente. Por otro lado, el uso de la palabra “simplicidad” no es la mejor opción cuando se habla de cerebro. Los darwinistas son tan versátiles en sus “explicaciones”, que llegan al punto de admitir, ahora, que antes “la antigua imagen del cerebro como un enredo de cables separados y desconectados no tiene sentido desde el punto de vista evolutivo”. Pero no decían esto antes. ¿Cómo ahora pueden afirmar que la estructura tridimensional ordenada del cerebro sea fruto de “cambios aleatorios y graduales de la evolución”? ¿Aleatoriedad generando orden? ¿En qué lugar del Universo ocurre eso? Esta investigación de Wedeen revela el estándar de siempre: hechos que apuntan hacia el diseño inteligente e interpretación de los hechos “forzándolos” para ajustarlos al naturalismo filosófico.

Algo semejante ocurrió años atrás cuando una investigación mostró que el cerebro humano está disminuyendo. Según Brian Hare, científico de la Universidad de Duke, un cerebro más chico, diferente del que se pensaba, puede ser señal de más inteligencia, y claro, evolución. Así, se hace casi imposible refutar una teoría cuyos defensores tienen un alto grado de adaptabilidad a las circunstancias y a los hechos nuevos. Si el cerebro humano estuviera aumentando de tamaño, los darwinistas dirían sin pestañar que el ser humano está volviéndose más inteligente. Pero como está disminuyendo, ellos dicen que el ser humano se está volviéndose más… ¡inteligente!

Recuerde que son los creacionistas los que afirman desde siempre que el ser humano en el pasado fue más inteligente, más fuerte y más grande. Además de un cráneo más grande en nuestros ancestrales, las obras arquitectónicas monumentales inigualables de civilizaciones antiguas atestiguan de nuestro origen superior.