“La mano de Dios me rescató”
“Tengo la fe ciega de que mi esposa tomará la decisión de seguir a Dios”.
Buenos Aires, Argentina… [ASN] José Luis es un hombre que demuestra una fe firme a pesar de las circunstancias desagradables que la vida le trajo consigo. Todo “estaba bien”, hasta que su esposa lo abandonó junto a sus cuatro hijos y en busca de salir de la depresión incursionó en una secta, la misma que la de su cónyuge. Hasta que un amigo que no veía hace seis meses le dijo que conocía a un pastor que lo podía ayudar, y de esta forma es que llegó al pastor David Brizuela, quien le mostró la Biblia, y aceptó comenzar a estudiarla.
“La mano de Dios me rescató”, son las palabras con las cuales él resume una historia que advierte aún no está terminada. “Tengo la fe ciega de que mi esposa tomará la decisión de seguir a Dios”, añadió, José Luis, quien fue bautizado hace dos meses.
José Luis cuenta que los problemas en su hogar iniciaron, hace un año, cuando por cuestiones de trabajo se ausentaba mucho de su casa. Fue allí que su esposa lo abandonó y se fue a vivir al país vecino de Uruguay, con un hombre de la misma secta. “Pensé que pagaría mal por mal, que con eso la recuperaría”, cuenta el hombre de 45 años acerca de su incursión en la secta, “hice muchas cosas malas. Sentía que Dios me mostraba que debía dejarlo, pero ellos me retenían”, contó. Hasta que un día, en uno de los rituales, sintió que unos brazos lo tomaban por atrás y una voz le decía que deje eso y que no vuelva más, narró.
A pesar que dejó la secta continuó en depresión. Sin embargo, compartió que cuando recibió la Palabra de Dios “fue como una espada que me atravesaba y me dolía mientras aprendía cosas nuevas”, refiriéndose al proceso que por momentos fue doloroso. Con las nuevas enseñanzas entendió que debía dejar los ídolos que guardaba en su casa.
Respuesta a la oración
La historia tiene otros capítulos. Tres de sus hijos llegaron a la Iglesia Adventista. Su hermana también tomó la decisión de seguir a Cristo. Pero, José Luis, se esmera en remarcar que, “aún no está todo hecho”. No hay situación de la cual el Señor no pueda rescatar a una persona. Es posible que pocas personas lo hayan comprobado en su vida de la manera como lo hizo José Luis, actual miembro adventista de la Iglesia de Campana, una localidad a 60 kilómetros de la ciudad de Buenos Aires.
Hoy en día, tras mucha oración y lucha, su esposa volvió a la ciudad donde él radica. Si bien viven separados llevan una relación cordial. “Pasamos del te odio a un trato ameno”, aclaró. Además recientemente su hijo mayor se casó y fue la mejor oportunidad de compartir momentos con su esposa. “Pasamos un momento hermoso, reímos, lloramos, comimos juntos, nos emocionamos”.
La esposa ya asistió en dos oportunidades a la iglesia y hasta estudió algunas lecciones bíblicas junto a su hijo. El deseo de José Luis es que este sábado cuando el pastor Brizuela comparta la meditación en su casa y con presencia de su esposa, ella pueda tomar su decisión por Jesús.
“Tengo una fe ciega que el mensaje llegará a ella de la misma manera que a mí, porque tenemos la misma esencia”, dice José Luis, quien está ayudando y pidiendo al Señor por la madre de sus hijos. Él invita a orar mientras espera con fe, que Dios concluya una historia maravillosa. [Equipo ASN, David Flier]