7 consejos para reestructurar las finanzas en tiempos de crisis
Entienda qué principios adoptar para enfrentar las tormentas de forma prudente.
La pandemia del nuevo coronavirus no alteró solo los índices de las bolsas de valores: hasta quien no tenía una sola acción vio que su dinero sufrió variaciones. La caída en el precio del petróleo, el alza del dólar, la paralización de servicios y la dificultad para equilibrar oferta y demanda también impactaron el bolsillo de la población, sobre todo de quienes viven en países pobres y emergentes.
Diversos sectores se vieron afectados por la falta de clientes, que permanecieron en casa como medida de protección para evitar la contaminación y diseminación del virus. Los especialistas aún no tienen una respuesta final sobre cuánto tiempo pasará hasta que la economía del planeta esté nuevamente en el mismo nivel en el que se encontraba antes del COVID-19. Se estima que eso llevará, por lo menos, algunos años.
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Frente a un escenario incierto, es necesario reprogramarse para enfrentar los próximos meses, explica el consultor y educador financiero Felipe Benfenatti. Por eso, él sugiere siete prácticas que pueden aliviar el bolsillo y ser adoptadas como un nuevo estilo de vida en lo que se refiere a las finanzas personales.
Priorice lo esencial – Más que nunca, es necesario direccionar los recursos hacia aquello que es fundamental, como alimentación, salud, y vivienda (ya sea para pagar el alquiler o mantener los servicios indispensables de un hogar, como la energía eléctrica y el agua).
Corte lo superfluo – ¿Qué le parece hacer una lista de aquello que puede dejar de ser parte de la factura de la tarjeta de crédito? Puede ser un servicio de streaming poco usado, TV por cable o incluso disminuir la cantidad de pedidos por delivery. Vea si hay algún débito automático que ya no recuerda. Claro, aquí también entran los cortes en los ítems de alimentación que no harán diferencia en su dieta alimentaria, y usted sabe cuáles son.
Otra medida que puede adoptarse para reducir los gatos es intentar renegociar el valor de algunos servicios, como el plan de internet de la casa o del celular, por ejemplo.
Adopte nuevos hábitos – Si usted tenía como práctica pasar muchas horas frente a la TV, navegando en internet o incluso permanecer mucho tiempo en la ducha, ahora es una excelente oportunidad para hacer cambios. Para ahorrar energía, dedique más tiempo a la lectura u otras actividades que no exijan el uso de electricidad. Disminuya el tiempo al bañarse o pruebe bañarse con agua fría.
Venda lo que no es necesario – Mucha gente mantiene en casa, durante años, ítems que se usaron poquísimas veces y que probablemente nunca más se usarán. ¿Por qué no aprovechar este momento para venderlos y obtener recursos? Los valores adquiridos pueden componer el fondo/reserva de emergencia (si no sabe lo que eso significa, descúbralo aquí).
Emprenda – Estar en casa por más tiempo también puede ser una oportunidad para usar la creatividad e iniciar un nuevo proyecto. Por ejemplo: si le gusta o tiene la habilidad para preparar pan, puede ofrecerlos a amigos o vecinos por un precio justo y accesible. Lo mismo puede hacerse con relación a pasteles y tartas. También es posible divulgar servicios de costura y confección de máscaras, que se volvieron de uso obligatorio en muchos lugares. Evalúe lo que usted sabe hacer mejor y transforme su talento en un pequeño negocio.
Prorrogue el uso del fondo de emergencia – ¿Sabe de esa reserva destinada a momentos difíciles? Postergue su uso al máximo, hasta cuando realmente ya no sea posible. Con un escenario todavía desconocido, tener seguridad con respecto a los días que vendrán es fundamental para el presupuesto familiar.
Invierta solo si es seguro – Con la escasez de inversiones de renta fija que generen ganancias significativas, miles de personas han vuelto sus ojos a la renta variable, las acciones. Y con la caída en el valor del mercado de diversas empresas, muchas personas han visto esto como una oportunidad para aumentar sus ingresos en el mediano y largo plazo. Pero ¿será que es realmente el momento de seguir en esa dirección? La respuesta es simple: invierta solo si está financieramente cómodo, y con una reserva de emergencia de, como mínimo, 12 meses en relación a sus gastos.