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La experiencia completa

Es hora de mejorar el valor agregado de nuestro mensaje. Sepa como.


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Por lo menos hágase a sí mismo una de estas 22 preguntas y analice el desempeño de su iglesia. ¿Será hora de mejorar el valor agregado de nuestro mensaje?

Si fuera para elegir nuestro “producto” primordial, yo diría fácilmente: el mensaje de la salvación en Cristo Jesús. Es innegable que hemos desarrollado formas extraordinarias y efectivas de alcanzar este punto. Tal vez, la más aclamada de ellas sea la utilización de las tecnologías de comunicación e información basadas en Internet, además de otras tecnologías ya sacramentadas, como televisión y radio, por ejemplo.

Sin embargo, cada vez preocupa más un escenario: el post contacto misionero. Cuando las personas reciben de buen agrado las buenas nuevas del evangelio, y en seguida deciden buscar una de nuestras iglesias para congregarse, surge el gigantesco desafío de atender sus expectativas. Y ahí pregunto: ¿nuestra iglesia está preparada?

Lo ideal sería que la Iglesia Adventista del Séptimo Día tuviera, aun teniendo en cuenta las diferencias regionales, sociales y económicas, un modelo mínimo de funcionamiento. No, no estoy hablando de doctrinas, doxología, literatura o cualquier otra cosa que sea base de nuestra fe o de la actividad eclesiástica. Hablo de modelos de excelencia, como en cualquier actividad del ser humano. Podría llamar a eso de valor agregado a nuestro producto, una clara referencia a lo que vemos en la teoría de marketing.

Siguen algunas preguntas que pueden servir de reflexión. Todas ellas ayudarán a responder una pregunta mayor: ¿cómo está mi iglesia frente a la sociedad o ante quien la observa? Reflexione:

  1. Sobre las características estructurales:
    1. ¿La fachada de mi iglesia es atractiva, agradable a la vista?
    2. ¿El área externa de mi iglesia es atractiva, agradable a la vista?
    3. ¿El área interna de mi iglesia es atractiva, agradable a la vista?
    4. ¿Los ambientes de la iglesia están bien cuidados (baños, bebederos, salas…)?
    5. ¿Se hace un mantenimiento preventivo y una limpieza de estos espacios?
    6. ¿Las instalaciones ofrecen una comodidad mínima?
  1. Sobre las características comunicacionales:
    1. ¿El equipo transmite el sonido de manera agradable a los oídos?
    2. ¿La acústica de la nave de la iglesia es la ideal?
    3. ¿Los proyectores de video (u otro sistema del género) están en buenas condiciones?
    4. ¿Los murales, boletines u otros medios de comunicación escrita son eficientes y de buen gusto?
    5. ¿Hay placas o indicaciones en las cercanías para facilitar la llegada de las personas a la iglesia?
  1. Sobre las características relacionales
    1. ¿La recepción de la iglesia es eficiente, simpática y empática?
    2. ¿Los miembros reciben orientación para atender bien a las visitas y relacionarse con ellas?
    3. ¿La iglesia responde rápido y con eficiencia en el contacto y la atención de las visitas?
    4. ¿Cómo recibe la iglesia a las visitas “incomprendidas” (públicos muchas veces considerados como indeseados en otros medios sociales o que pasan por algún tipo de discriminación social)?
    5. ¿Los vecinos de nuestra iglesia nos conocen?
    6. ¿Cómo nos ven los vecinos (residentes o comerciantes que están en los alrededores del edificio de la iglesia)?
    7. ¿Invitamos a nuestros vecinos a los eventos de la iglesia?
  1. Sobre la experiencia de una reunión en nuestra iglesia
    1. ¿El culto está bien organizado, de manera que todos los momentos fluyen de manera agradable?
    2. ¿La música es un punto fuerte en su iglesia (instrumental, grupos, ministerio de alabanza, etc.)?
    3. ¿Tenemos una iglesia excesivamente ruidosa o bochinchera?
    4. ¿Los predicadores elegidos tienen un conocimiento efectivo necesario para la transmisión de nuestro producto (el mensaje de salvación en Cristo)?
    5. ¿Las personas observan en nuestros miembros un grupo unido y concentrado en el mismo propósito (como un equipo)?

Es obvio que estas preguntas no deben ser lo más importante. Como dije al principio de este texto, considero nuestro mensaje como la prioridad. Pero es imprescindible observar que una experiencia negativa puede perjudicar, y mucho, la plena capacidad de una visita o hasta de un miembro nuevo de tener un verdadero encuentro con el mensaje.

Ya estamos en la hora de detenernos y pensar mejor en lo que estamos entregando de manera agregada a nuestro producto principal. En un mundo donde las personas están acostumbradas a experiencias fantásticas en diversos puntos de la vida cotidiana (entretenimiento, educación, cultura, medios, entre otros), no tener en la casa de Dios una experiencia que sobresalga puede ser fatal. Y una buena experiencia no se hace solo con un producto central, sino con todo o que hay en torno de ese producto.

¡Que podamos entregar una experiencia positiva completa a los que vienen hasta nosotros buscando salvación!

Para leer, oír y ver más

A Era do Marketing de Experiência [La era de Marketing de Experiencia] – Blog “Plugcitários” - http://plugcitarios.com/2014/02/25/era-marketing-de-experiencia/

Empatia a toda prova [Empatía a toda prueba] – Guía de Culto Joven sobre el tema - http://www.adventistas.org/pt/jovens/2015/09/25/j-a-03out-empatia-a-toda-prova/

Fábio Bergamo

Fábio Bergamo

Marcas & Marcas

El marketing y su relación con la religión

Doctor en Administración por la Universidad Federal de Bahía (UFBA), enseñó en diversas instituciones. Actualmente es docente en el área de Marketing, Estrategia y Tecnología en el Centro Universitario Adventista de Sao Paulo (Unasp), Brasil. Fue considerado uno de los 100 profesores de marketing más influyentes del Twitter por la SMM Magazine. @bergamomkt