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Ecuador: comunidad indígena Shuar guarda diezmo durante tres años

Alberto conoció la verdad por medio de la Iglesia Adventista, y mantuvo su fidelidad a Dios.


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Jóvenes de Misión Caleb junto a pobladores indígenas de la comunidad  Shuar, de la comuna “24 de Mayo” (Foto: Diego Muñoz)

Alberto Ijisma, oriundo de la comunidad indígena Shuar en Ecuador, quedo huérfano a los 8 años de edad, se sentía muy triste y desprotegido, pero tuvo un encuentro con Dios al ver una Biblia tirada en el fango. Una Biblia traducida a su idioma shuar, al abrirla leyó que Jesús iba a regresar, pero también sintió temor al leer que el mundo tendría un fin. El miedo que experimentó al leer sobre el fin del mundo lo motivó a caminar durante 2 días en busca de una iglesia para ser bautizado.

Pasaron los años y a medida que Alberto crecía se fue olvidando de sus pocos conocimientos de la Biblia, y sin direccionamiento se apegó más a sus costumbres.

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A los 23 años, ya casado, recibió la visita de su hermano menor, quien se unió con la hermana de su esposa. Al cabo de tres meses de vivir con ella, aun sin saber el motivo de esa fatal decisión, el hermano de Alberto se suicidó y debido a la ubicación de la comuna es difícil movilizar un cadáver.

Es asi como Alberto tuvo que buscar ayuda y trasladar el cuerpo de su hermano por avioneta hasta su tierra natal “Tarimet”. Él se sentía tan agobiado por su muerte que recordó que el único que podía aliviar esa tristeza era Dios, “Me quedé en mi tierra y conocí del mensaje por medio de mi primo que estuvo asistiendo a unas predicaciones”, comenta Alberto, quien se sentía muy afligido. Alberto  tomó la decisión de caminar 4 horas para llegar a donde estaban evangelizando. “Cuando llegué a ese lugar me dieron bastantes materiales como La Fe de Jesús, los pastores oraron por mí y me sentí feliz y alegre”.

Alberto Ijisma. (Foto: Diego Muñoz)

Alberto cuenta que el primer pastor que llegó con el mensaje adventista fue el pastor Juan Cancino de Chile, quien caminó 2 días para llegar hasta esa comunidad, un camino nada fácil de cruzar. “Gracias a Dios él hizo todo esfuerzo posible para visitar y evangelizar a esa comunidad. Estudié la Biblia sobre guardar el sábado, acepté la verdad, porque desde el principio buscaba a Dios para mi salvación. Conocí la Iglesia Adventista y me bautice”, recuerda Alberto. Al regresar con su familia también llevó los conocimientos adquiridos y presentó ese mensaje de amor a su familia. “Le enseñé a mi esposa sobre el sábado, lo que dice en el libro de Mateo 28:1, buscamos un misionero de la iglesia verdadera para que venga a evangelizar”. Alberto menciona que casi toda la comuna fue bautizada, “pero al no tener un líder que los pueda guiar en los caminos de Dios, muchos continuaron con sus costumbres, como tomar la chicha, comer larvas, insectos y también animales inmundos”.

Alberto menciona que durante 3 años sin pastor en su cominidad , él y pocas personas que se han mantenido en la fe han estado guardando diezmos y ofrendas; y al saber que llegaba un pastor salieron a recibirlo con todo el dinero que guardaron durante esos tres años.

“Me siento feliz y agradecido, doce jóvenes de Misión Caleb llegaron a la comuna, han venido a visitarnos. También, terminaron de construir nuestra Iglesia Adventista que desde el 2009 no estaba terminada, para poder alabar el nombre de Dios. Esta casa será casa de discipuladores, para formarlos, y de aquí en adelante saldrán discípulos”, fueron las palabras que mencionó Alberto al terminar la entrevista.